Pérdida de peso: ¿Cómo quitar la sensación de hambre después de comer?

Diciembre está cerca. Es en ese momento donde comienzan las épocas donde se comparte más con la familia, amigos y conocidos en diferentes eventos. Después de tantas cenas, la sensación de las personas es sentirse pesado, lento y saciado. No obstante, horas más tarde, existe la posibilidad de que al momento de querer comer, se tenga mucho apetito. Esto es algo que juega en contra de las personas que tienen como objetivo primordial bajar de peso.

Tener un gran apetito después de ingerir comida se debe a constantes modificaciones que está sufriendo el organismo. Todo esto genera cambios fisiológicos. El estómago cambia de tamaño cuando se tiene hambre o cuando se está lleno. Este mismo se contrae a medida que se digieren los alimentos para ayudar a moverlos hacia los intestinos. Este ruge a medida que el aire y la comida se mueven hacia abajo.

Este es un fenómeno llamado borborigmo. Esta es una primera señal que da a entender a las personas que se podrían tener ganas de volver a hincharse, pues esto es audible y físico. Todo esto se debe a que el estómago se ha acostumbrado a comer mucho en muchas ocasiones y eso genera que se expanda o se haga más grande. Después, con un proceso que se hace con hormonas, se expande nuevamente y se prepara para obtener alimentos una vez más.

Lo cierto es que no es realmente cierto que comer algo estire el estómago. Este último es un órgano es muy elástico, por lo que con un reposo importante, este volverá a su estado normal después de comer. En las personas, este es de un tamaño similar y es aquí donde no tiene nada que ver la altura o el peso. No obstante, lo que pocas personas saben es que las hormonas del hambre son las que realmente tienen la culpa sobre el apetito.

Lo que se libera cuando el estómago está vacío se llama grelina. Esto estimula la producción de NPY y AgRP en el cerebro. Estas son las responsables de la sensación que se tiene cuando se necesita comer. Contrario a lo que pueda suceder, los niveles de esta hormona tiende a ser muy alto en personas delgadas y más bajos en obesas. Es de esperar que la que estimula los rugidos de los intestinos esté más presente en gente que ingiere más alimentos.

Hay más de 12 hormonas en el proceso de “querer más comida”. Todas estas hormonas mandan una respuesta al cerebro y posteriormente, este manda una señal al estómago. Este lo que dice es que el cuerpo está hambriento y que se puede comer mucho más de lo que ya se ha hecho.

Karolien Van den Akker es una investigadora de Center Data de la Universidad de Maastricht. Ella expresó que “Si tomas un trozo de chocolate o patatas fritas repetidamente después de la cena cuando te sientas en el sofá para ver la televisión, el cuerpo puede comenzar a asociar que cuanto estás ahí te encuentras bien, y como resultado cuando vayas de nuevo, experimentarás un antojo”, le dijo a la BBC.

Comer de una manera desbordada conduce a un sentimiento de culpa. De igual manera, lo que se aclaran algunos expertos es que no existen alimentos buenos o malos, pues todos resultan, a su medida, beneficiosos para el cuerpo y organismo. Lo que sí es cierto es que hay algunos que son más necesarios que otros. El control de estas situaciones es la verdadera clave para lograr un importante equilibrio. Lo importante es hacer que el cuerpo no empiece a creer que estos comportamientos abusivos van a seguir ocurriendo.

Es importante precisar que cuando se aprende a asociar propiedades gratificantes de los alimentos que tienen alto contenido en azúcar, con tiempos, olores, imágenes y comportamientos específicos, el recuerdo de la sensación se activa y se comienza a desear. Esto lo que activa son respuestas psicológicas y fisiológicas como la salivación. En ocasiones, el estado de ánimo puede convertirse en el detonante del condicionamiento.

En muchas ocasiones, las personas pueden explicar que tienen menos autocontrol con la comida cuando están de mal humor o cansados. En conclusión, tener mucha hambre después de haber comido algo importante se debe a que la persona se ha acostumbrado a comer mucho en ocasiones especiales. Esto hace que el cerebro recibe todas las señales y se prepara para los siguientes acontecimientos.