¿Qué bebida alcohólica no daña el hígado? Le contamos

No es un secreto que el consumo desmesurado de las bebidas alcohólicas genera afectaciones a la salud a mediano y largo plazo. De hecho, uno de los órganos que suelen verse más afectados es el hígado.

Esto, debido a que cuando ingresa alcohol al organismo, pasa por una serie de procesos de filtración donde el hígado cumple la función de transformarlo en distintas sustancias hasta convertirlo en agua y dióxido de carbono para así facilitar la expulsión del cuerpo.

Sin embargo, sobrecargar al hígado de más alcohol del que puede procesar, puede provocar depósitos de grasa en este órgano, así como inflamación, lesiones y cicatrices. Algunas de las enfermedades más comunes provocadas por el exceso de alcohol en el organismo son la esteatosis hepática, conocida también como hígado graso, la hepatitis alcohólica y la cirrosis etílica.

En cuanto a la hepatitis alcohólica, expertos de la Clínica Mayo sostienen que: “Es más probable que la hepatitis alcohólica se presente en personas que beben en abundancia durante muchos años. Sin embargo, la relación entre la bebida y la hepatitis alcohólica es compleja. No todos los bebedores empedernidos desarrollan hepatitis alcohólica, y la enfermedad puede presentarse en personas que beben moderadamente”.

Las que más daño le hacen al hígado

Según los expertos en la materia, los alcoholes que se obtienen por destilado son los que pueden ser más dañinos para el cuerpo por su alta cantidad de esta sustancia. Algunas de ellas son:

• Tequila: de 35 a 55 grados de alcohol
• Mezcal: 35 a 55 grados de alcohol
• Ron: 40 a 50 grados de alcohol
• Vodka: 40 a 50 grados de alcohol
• Whisky: 40 a 50 grados de alcohol
• Ginebra: 40 a 47 grados de alcohol

En ese sentido, se recomienda evitar su consumo en altas cantidades, pues podría sobresaturar el hígado. En caso de no hacerlo, podría generar daños irreparables en el organismo.

Las menos dañinas

Por otro lado, aquellas bebidas que provengan de la fermentación de azúcares de frutas o cereales son las que menos daño generan. Incluso, la baja cantidad de alcohol no solo es más seguro para el organismo sino que también pueden aportar beneficios con un consumo moderado.

Algunas de estas bebidas son:

• Vino tinto: 10 a 14 grados de alcohol. Por sí mismo, el vino tinto posee propiedades antioxidantes que ofrecen beneficios sobre todo a células hepáticas dañadas.
• Cerveza: 5 a 12 grados de alcohol. La cerveza que contiene lúpulos puede ayudar a combatir la grasa hepática.

Cabe resaltar que todas las bebidas alcohólicas, sin excepción, debe ser consumidas con moderación para evitar afectaciones a la salud a mediano o largo plazo.

¿Cuál es el efecto de las bebidas energizantes en el cerebro?

Recientemente se ha encontrado que las bebidas energéticas generan efectos a largo plazo en la salud de sus consumidores. De hecho, un estudio revelado por la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, señala que el resultado principal, tras su consumo, es el aumento en los niveles de adrenalina, lo que también provoca un aumento en la frecuencia cardíaca. Pero, además de producir mayores niveles de atención, entre sus efectos adversos se encuentran: la irritabilidad y la ansiedad.

Investigadores de la institución destacaron que, tras la ingesta de la bebida, se producen alzas y bajas repentinas de los niveles de cafeína en el cuerpo. Por eso, unas 12 a 24 horas posteriores a su ingesta aparece el síndrome de abstinencia.

Por otro lado, un estudio realizado en la Universidad de Bonn, en Alemania, corrobora que una hora después del consumo las contracciones cardíacas aumentan notablemente y la adrenalina se eleva.

Entre los resultados más reveladores se encuentra el publicado por la revista científica PLOS ONE, el cual señala que las lesiones cerebrales graves eran siete veces más frecuentes en aquellos pacientes que la semana anterior habían consumido cinco o más dosis de bebidas energéticas.

Por ello, es importante que los consumidores reduzcan el consumo de este tipo de bebidas. El doctor Cusimano, neurocirujano del St. Michael’s Hospital, expresó su preocupación porque este tipo de lesiones son cada vez más frecuentes en personas jóvenes.