¿Qué pasa si tomo agua de romero y canela?

Los tés son una de las bebidas tradicionales y naturales más usadas en el mundo. Las necesidades que resuelven van desde bebida diurética, hasta con fines de relajación. Las infusiones pueden tener la planta de té o ser combinadas con diferentes ingredientes naturales de hojas, plantas o frutas.

El agua de romero y canela puede servir para adelgazar porque tiene varias propiedades que lo hacen posible. En el organismo funciona activando el metabolismo, además de garantizar una correcta digestión.

Otra de las características de esta bebida, es que sirve para combatir la ansiedad, dado que puede ayudar a reducir la ingesta de azúcares y comida chatarra.

Cada vez son más las personas que deciden utilizar plantas medicinales tanto para aliviar algunos síntomas de determinadas enfermedades como para mejorar la salud física en general. Una de las más utilizadas es el romero, una planta que crece de manera espontánea en la cuenca mediterránea del viejo continente y que muchos la identifican por su característico aroma y sabor.

Además de sus aportaciones culinarias, esta hierba también se usa en forma de infusión por sus propiedades y beneficios medicinales, los cuales son especialmente útiles para los problemas digestivos. Sin embargo, este no es el único uso que tiene esta planta.

Ingredientes y preparación

Una cucharada de romero.

Astillas de canela

Una taza de agua.

Se prepara así: Poner la olla con agua en el fuego y las astillas de canela, cuando esté a punto de hervir se agrega el romero y se deja hervir por 5 minutos. Apagar el fuego y dejar infusionar por 10 minutos. Colar la preparación. De manera opcional se puede endulzar con miel si lo prefieres.

Propiedades del romero

Mejora algunos problemas digestivos

La infusión de romero cuenta con excelentes propiedades tónicas y estimulantes, por lo que ayuda a mejorar problemas como las malas digestiones. Además, al favorecer una correcta digestión, el romero también ayuda a evitar otros síntomas como las flatulencias, la acidez estomacal, la hinchazón y el reflujo.

Alivia trastornos intestinales

El romero también es utilizado para los problemas intestinales, ya que cuenta con potentes propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas. Debido a estos beneficios, es un remedio adecuado para enfermedades como la colitis, estreñimiento, diarrea y colon irritable.

Favorece la salud del hígado

Debido a su composición en ácido ursólico, el romero cuenta con propiedades hepatoprotectoras y colagogas que lo convierten en un buen remedio natural tanto para los tratamientos de depuración hepática como para aliviar algunas enfermedades relacionadas como el hígado graso, las piedras en la vesícula o la hepatitis.

Propiedades del romero para adelgazar

El romero también es un complemento natural que puede usarse para bajar de peso, ya que cuenta con propiedades diuréticas que ayudan a reducir la retención de líquidos del organismo humano.

Es un antibiótico natural

Gracias a su riqueza en aceites esenciales y en terpenoides como el carnosol, el té de romero es un potente antibiótico natural. Por dichas propiedades antimicrobianas, esta planta es adecuada como tratamiento complementario de enfermedades respiratorias, trastornos digestivos como la gastroenteritis, intoxicaciones alimentarias y enfermedades venéreas como la gonorrea.

Propiedades del romero para el cabello

Este remedio casero cuenta con excelentes propiedades circulatorias y estimulantes que ayudan a activar el flujo sanguíneo del cuero cabelludo, lo que se traduce con una mejora del crecimiento del pelo. Además, tanto la infusión de té de romero como el aceite de romero son ideales para evitar la caída del cabello.

Contraindicaciones del té de romero

Conociendo los beneficios del romero y su preparación, es vital conocer qué contraindicaciones tiene la misma.

• Podría provocar gastroenteritis y espasmos abdominales.
• No se recomienda si se padece de cálculos biliares.
• No se aconseja consumirlo durante el embarazo, al menos en el primer trimestre.
• Tampoco durante la lactancia o en niños de menos de 6 años.