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El desierto que conecta cuatro países de América Latina y es vecino de una de las montañas más alta del mundo
Este inigualable paisaje se encuentra en Latinoamérica.
El continente sudamericano alberga una vasta variedad de paisajes naturales, desde selvas exuberantes hasta imponentes montañas y extensos desiertos. Uno de estos desiertos es particularmente notable por su impresionante geografía y su capacidad de conectar cuatro países: el Desierto de Atacama.
El Desierto de Atacama es reconocido como el desierto no polar más árido del mundo. Se extiende a lo largo de aproximadamente 1.000 kilómetros por toda la costa del Pacífico en Chile, y se adentra en los territorios de Perú, Bolivia y Argentina. Esta vasta extensión de tierra es famosa por sus paisajes marcianos, salares y geoglifos precolombinos.
Juan Pérez, geólogo de la Universidad de Chile, señala: “El Atacama es único debido a su aridez extrema, que se debe a la corriente de Humboldt y la sombra orográfica de los Andes. Estas condiciones hacen que ciertas áreas del desierto no hayan recibido precipitaciones significativas en más de 400 años”.
La montaña más alta de América: el Aconcagua
El Desierto de Atacama también es notable por su proximidad a la montaña más alta del hemisferio occidental y meridional: el Aconcagua. Con una altitud de 6.959 metros, el Aconcagua se encuentra en la provincia de Mendoza, Argentina, cerca de la frontera con Chile.
Aunque no se encuentra dentro del desierto propiamente dicho, su proximidad lo convierte en una parte integral del entorno geográfico.
María González, especialista en geografía física de la Universidad Nacional de San Juan, comenta que “el Aconcagua es un ícono del montañismo mundial. Su altitud y ubicación geográfica lo convierten en un desafío para los alpinistas y una joya natural de la región andina”.
Conexión entre cuatro países
La conexión del Desierto de Atacama con cuatro países latinoamericanos es un fenómeno geopolítico y cultural significativo. En Perú, el desierto se extiende hacia el sur en la región de Tacna. En Bolivia, el desierto alcanza la región del Altiplano, y en Argentina, se conecta a través de la Puna de Atacama. Esta intersección de fronteras crea una diversidad cultural y biológica única.
Luis Martínez, profesor de estudios latinoamericanos en la Universidad de Buenos Aires, destaca que “la región del Atacama ha sido un punto de encuentro para culturas indígenas como los atacameños, que han adaptado sus modos de vida a las duras condiciones del desierto durante miles de años. Hoy en día, la región sigue siendo un crisol de influencias culturales y un lugar de cooperación y desafío geopolítico”.
Importancia científica y turística
El Desierto de Atacama no solo es un punto de interés geográfico y cultural, también un centro de investigación científica. La aridez extrema y la claridad del cielo hacen del Atacama uno de los mejores lugares del mundo para la astronomía. Observatorios como el ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) atraen a científicos de todo el mundo para estudiar el cosmos.
Asimismo, el desierto y el Aconcagua son destinos turísticos populares. Cada año, miles de turistas visitan el Atacama para explorar sus paisajes únicos, observar el cielo estrellado y experimentar su vastedad. El Aconcagua, por su parte, atrae a alpinistas de todo el mundo que buscan conquistar su cima.
El Desierto de Atacama, con su vasta extensión que abarca cuatro países latinoamericanos y su proximidad a la montaña más alta de América, es un fenómeno natural de inmensa importancia. Su geografía única, su aridez extrema y su riqueza cultural e histórica lo convierten en un lugar de interés tanto para científicos como para turistas.
El Aconcagua, como el punto más alto del continente, añade otra dimensión a la majestuosidad de esta región, consolidándola como un tesoro natural y cultural de América Latina.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.