SEXUALIDAD
¿Qué hacer cuando el deseo de su pareja no es tan intenso como el suyo?
En las relaciones de pareja suele haber uno que siente más deseo o necesita tener más frecuencia sexual que el otro. ¿Qué hacer?
Hay a quienes les gusta el rojo, a otros el azul; a otros les gustan las comidas dulces, a otros las saladas; y hay quienes prefieren tener una frecuencia sexual de mínimo cinco encuentros físicos a la semana y otros con solo tener uno cada dos semanas estarían satisfechos. Ambas posiciones son completamente normales, porque el deseo sexual es como la personalidad, diferente en cada individuo.
“Es raro que ambos miembros en la pareja tengan el mismo nivel de deseo sexual. Suele haber diferencias con lo que tiene que ver con el deseo sexual propio, de cada uno, eso se llama termostato sexual, o también cómo ciertas circunstancias afectan el deseo. La clave es buscar que la diferencia de deseo no sea muy significativa, hasta el punto de generar conflictos. En ese punto se habla de disritmia sexual, que ya es un problema que se trabaja en sexología”, explica Ezequiel López Peralta, sexólogo y conferencista argentino, autor de ‘El erotismo infinito’.
Ya lo decía la sexóloga Flavia Dos Santos al comentar que “encontrar el amor es suerte y encontrar sincronía sexual es doble suerte”. Pero no por eso se debe abandonar la relación, hay que recordar que la elección de la pareja incluye muchos factores y aunque la sexualidad es un pilar importante, no es el único.
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Además, la sexóloga Ana Cristina Mallarino recuerda que “el deseo sexual a lo largo de la vida va fluctuando. Puede que se conozca una pareja joven, que en pleno enamoramiento tuvieron un deseo sexual elevadísimo, que parecían los mejores amantes, pero eso puede ir cambiando a lo largo de la relación y de los años. El deseo sexual no es estable, es fluctuante, porque depende de la parte hormonal, de la situación de la relación, del estrés, del trabajo, de las cargas. Entonces, decidirse a convivir con una persona porque con él o ella se tiene muy buen sexo... La realidad es que el sexo va a empezar a disminuir”.
Sin embargo, el inicio de una relación es importante y Flavia recomienda consciencia en la elección, porque “no puedes emparejarte creyendo que vas a ‘arreglar’ a tu pareja o cambiarla o que vas a bajar o subir su deseo. Hay que tener claro, si hay una diferencia en la líbido, que lo importante sería negociar eso, muy bien negociado, antes de tomar una decisión de estar juntos. Es decir, preguntarse ¿cómo lo vamos a manejar? ¿Hasta qué punto tú puedes ir o tú puedes dar sin sufrir, sin hacer que moleste? Ahí la comunicación es clave”.
Similar es el planteamiento de Marcela Henao López, psicóloga y orientadora sexual, quien cataloga al diálogo como “el mejor fármaco para el sexo”.
La líbido es como la personalidad, cada uno tiene la suya. Encontrar el amor es suerte y encontrar sincronía sexual es doble suerte”, Flavia Dos santos, sexóloga
“La falta de diálogo en el área hace que no aprendamos lo que le gusta o no a la pareja. La gente vive muy rodeada de mitos y de leyendas de lo que es el sexo y la experiencia de cada persona es muy diversa”, dice Henao, quien señala que, por ejemplo, por el ritmo circadiano hay quienes prefieren el ‘mañanero’, mientras que hay otros que prefieren tener un encuentro nocturno. También señala al ciclo menstrual como uno de los posibles influenciadores en el deseo sexual, por los cambios hormonales.
La experta también expone que uno de los mayores mitos en el sexo, y uno de los más machistas, es el que presenta a los hombres como los que más deseo sexual tienen, y a las mujeres como las que lo tienen más bajo. Pero eso no es correcto.
“Hay muchos casos donde la mujer tiene más deseo que el hombre y los hombres sufren por eso, porque en la sociedad machista, con esa masculinidad tóxica en la que vivimos, a los hombres se les exige una cantidad de deseo anormal, entonces ellos se sienten disminuidos por eso”, comenta Flavia.
De hecho, López aclara que hace algunos años en consulta se veía que casi en todos los casos el hombre era el que exigía y la mujer la que sufría la presión por parte de su pareja, pero hoy en día el fenómeno es muy diferente. Él, particularmente, está recibiendo muchos casos de parejas con bajo deseo sexual, en donde quien tiene menos deseo es el hombre.
Según Mallarino, también hay disritmias en los tiempos excitatorios o para logar un orgasmo: “A veces él llega muy rápido o ella se demora y eso puede traer la insatisfacción”.
“Los casos de disritmia sexual son muy comunes en las relaciones de pareja. Muchas relaciones en mi consulta llegan por este fenómeno, porque a veces les cuesta trabajo manejarlo. Y algo importante es que esa disritmia también puede darse en los tiempos excitatorios o en los tiempos para alcanzar un orgasmo: por ejemplo, los casos en que veces él llega muy rápido o ella se demora mucho, eso puede llegar a traer insatisfacción”, aclara Mallarino.
No obstante, todos los expertos consideran que esta disritmia sexual, por muy compleja que sea, no necesariamente conlleva a una infidelidad. De hecho, según López, si se llega a ser infiel, la insatisfacción solo será utilizada como excusa, “porque la infidelidad incluye muchas otras cosas y no todas las personas con un deseo sexual mayor al de la pareja son infieles”.
Este desequilibrio puede crear inseguridades: quien tiene más deseo puede sentirse rechazado y poco atractivo y quien tiene menos deseo puede sentirse como un objeto sexual.
Pero, sin duda alguna, los problemas sexuales pueden alejar a la pareja. “Recordemos que los cuatro pilares que sostienen la relación son: la comunicación, la afectividad, el proyecto de vida y la sexualidad. Si, por ejemplo, la sexualidad falla, se puede empezar a dañar la comunicación, esto puede deteriorar la afectividad y por ende puede poner en vilo el proyecto de vida. Cualquier problema que se detecte en la pareja y no se trabaje, tarde o temprano los va a separar, porque la brecha será cada vez más amplia”, indica Mallarino. Por eso es muy importante dialogar.
Los expertos aconsejan
El santo grial
La comunicación es de vital importancia para poder manejar el problema del desequilibrio en el deseo sexual. A través del diálogo se tiene que poder expresar lo que gusta y lo que no, y con ese conocimiento llegar a acuerdos con la pareja.
“La idea es que las parejas no solo reconozcan que tienen un problema, sino que traten de buscar una solución a través del diálogo, de la comprensión. Primero, deben trabajar a partir del conocimiento de los pensamientos que tiene cada uno hacia la sexualidad. Si se tiene un mal concepto de la sexualidad, inconscientemente se inhibirá el deseo. También hay que ver por qué el deseo sexual está bajo, si ha sido de toda la vida o es algo específico en un momento determinado. Todo esto se estudia en terapia sexual y hay un reentrenamiento que tiene que ver con los pensamientos y fantasías sexuales y eróticas”, comenta Ana Cristina Mallarino.
Seres de cinco sentidos
Aunque parezca absurdo recordarlo, los seres humanos tenemos más de cinco sentidos y en los encuentros sexuales hay que jugar con todos, incluida la imaginación, para tener una verdadera experiencia extrasensorial.
“Los estímulos sexuales son muy importantes, ingresar en los juegos de roles, disfrazarse, ponerse un traje bien sexy. El olor también despierta el deseo sexual; se puede ambientar una zona de la casa con ciertos olores, cambiar el perfume. Igualmente, las palabras y el diálogo son importantes: la voz, la gestualidad, las miradas, las caricias, eso genera que la imaginación vuele y el deseo sexual vaya en aumento poco a poco”, comenta Marcela Henao López.
Fuera, rutina
La rutina es el mayor asesino de pasiones. Permitir que la relación y que los encuentros sexuales caigan en la monotonía puede crear una caída en el deseo sexual. Teniendo esto en cuenta busque nuevos planes, nuevas posiciones o use lugares distintos para los encuentros.
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