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Instamentiras
No todos los momentos especiales deben quedar registrados por una selfie, los psicólogos recomiendan también experimentar la vida sin buscar exhibirla. | Foto: 123RF

Tecnología

¿Vive usted una “Instamentira” en las redes sociales? Expertos enseñan cómo descubrirlo

Las redes sociales pueden ayudar a promover la marca personal, pero conllevan el riesgo de crear relatos propios alejados de la realidad.

11 de agosto de 2024 Por: L. C. Bermeo Gamboa / Redacción El País

El sentido de realidad, la comprobación empírica del propio cuerpo moviéndose en un contexto físico y espacial junto a otros, está determinado por lo que ahora llaman ‘presencialidad’ y, por eso, resulta fundamental para confrontar los simulacros de la virtualidad y no caer en relatos exagerados, engañosos y manipulados que se comparten con mucha facilidad, afirmándose como verdades, a través de redes sociales.

Los relatos que circulan pueden ser fake news sobre cualquier tema, pero pocos son conscientes de que incluso cada persona podría hacer fake news de sí misma, que llegan a distorsionar su sentido de la realidad y terminan afectando su propia salud mental.

Fomo: miedo a perderse de algo en redes
Es importante conservar el sentido de realidad para no caer en engaño y autoengaños de las redes sociales. | Foto: 123RF

Si bien, en la actualidad, la comunicación está concentrada en las principales redes sociales, como son Facebook, YouTube, WhatsApp, Instagram y TikTok, al mismo tiempo que permiten el flujo de información, son vitrinas donde cada usuario hace un relato individual, en el que tiene la libertad de manejar su imagen, bien sea para vender su marca personal, como hacen los influencers o figuras públicas, y generar empatía, admiración o para obtener aceptación social o de un grupo en particular.

Lejos quedó la función básica de las redes sociales, cuando en un principio eran empleadas solo como canales de mensajes, en la segunda década del Siglo XXI, como afirmó el sociólogo Zygmunt Bauman, son “un sustituto” de la realidad que puede convertirse en una “trampa” para la identidad personal.

Cuando una persona tiene un sentido de realidad afinado, es consciente, por ejemplo, de que las fotos perfectas, con filtros y retoques, que comparte de sí misma o que otras publican en Instagram, no pueden ser indicadores confiables de cómo son en verdad. Hace falta la confrontación con la presencialidad, el diálogo y la interacción física, entendiendo que la vida real, en muchas ocasiones, no se corresponde con lo que muestran las redes sociales.

¿Vive en una ‘Instamentira’?

Las facilidades que brindan las redes sociales, en especial Instagram, con sus filtros y retoques artificiales, para ‘embellecer’ la imagen propia, del mismo modo que fomenta cierta estética de compartir siempre “momentos perfectos”, con selfies retratando cada actividad de la persona, pueden inducir a la falsedad y el autoengaño, algo que se conoce como las ‘Insta-mentiras’.

Instamentiras
“Los filtros y efectos se pueden utilizar sanamente, pero cuando se exagera y se cambia la apariencia, puede deberse a una baja autoestima”. Mara Tamayo, psicóloga clínica. | Foto: 123RF

De hecho, el término se viene empleando desde que en 2017, Ditch the Label, una ONG internacional enfocada en la salud mental de los jóvenes, publicó el video ‘Are you living an Instalie? Social media vs. reality’ (¿Estás viviendo una Instamentira? Redes sociales vs. realidad), en que mostraban los comportamientos más absurdos derivados de la necesidad de aprobación en Instagram, como tomarse una selfie grupal en un restaurante y publicarla expresando que es “gran momento con amigos”, pero en realidad no hablaron, solo se reunieron unos pocos minutos.

La misma ONG define la palabra ‘Instamentira’ como un verbo, es decir, una “representación intencionalmente falsa de la vida real en las redes sociales”.

Y mencionan ejemplos de ‘Instamentiras’, como: etiquetar una selfie editada e inventada con MeDespertéAsí, tomar un ‘millón’ de selfies antes de escoger solo una para publicarla como #Espontánea, tomarse una selfie con un café y una laptop en Starbucks para postearla como #LugarDeTrabajoIdeal, pero en realidad trabaja en casa; usar filtros para editar fotos de viaje, familiares o de pareja, hasta hacer que se vean irreales. Cabe agregar ahora las fotos editadas, o inventadas con ayuda de IA.

Al respecto, para el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, en su ensayo ‘No-cosas’, la fotografía digital “es una mera apariencia” y “su esencia es la exhibición”, “mucho más apropiada para teatralizar (...) de ahí que prevalezcan las poses extremas, que debido al sobredimensionamiento, parecen máscaras”.

Detrás del selfie perfecto

Luis Eduardo Sevilla Márquez, psicólogo clínico, que en su cuenta de Instagram (@esdehumanos) comparte pequeñas cápsulas de salud mental y consejos, considera que “actualmente vivimos en algo que podría denominarse como la cultura del ‘like’, en la que las personas constantemente están buscando validación por medio de las redes, como un reforzamiento de la autoestima”.

Instamentiras
Mostrarse con honestidad en redes sociales, aunque sin ser vulnerables, demuestra aceptación y autenticidad. | Foto: 123RF

Pero, añade, “las redes me dan esa valoración sin tener un contacto evaluativo en tiempo real, estos espacios virtuales van a filtrar sencillamente a quienes están de acuerdo con lo que yo vendo o promuevo, evitando una verdadera socialización”.

La necesidad de atención y validación hace que algunos empiecen a “vender una mentira, porque tengo que darle a la gente lo que quieren, lo que está en tendencia”.

Para Sevilla, quien cursa una maestría en la Universidad del Valle, utilizar redes y apoyarse en ellas para posicionarse no es negativo en sí mismo, pero puede degenerar en comportamientos nocivos.

“Cualquier extremo es contraproducente, y, en este caso, empieza a ser enfermizo cuando la persona olvida contextualizarse y deja que las redes sociales entren de forma invasiva determinando su vida, allí pueden surgir problemas, porque si adopto lo que promueven en Instagram, que es siempre aparecer felices y todo perfecto, aplicándolo en la vida real, invalidando cualquier otra emoción displacentera, como la tristeza, el miedo o la ira, entonces se pueden generar patologías como la depresión, la ansiedad, trastornos explosivos, porque la realidad es más compleja de lo que mostramos en redes sociales”, explica el psicólogo.

Consejos: tomar dosis de realidad

El psicólogo Luis Sevilla asegura que la forma más segura de no caer en los autoengaños de las redes sociales, es “diferenciar entre lo real y lo virtual”.

Una forma de lograrlo es “someter todo lo que veas en estas plataformas a una segunda revisión, porque por lo general siempre te están vendiendo algo, así que para asegurarse de que la información es confiable, siempre puedes hacer una búsqueda rápida en Google para validar”, explica.

Sevilla aconseja que, incluso para las personas que trabajan con las redes sociales, “es importante dedicar un tiempo para estar en el mundo real por completo, es decir, si estoy compartiendo con mi familia o amigos, no debería estar atento a lo que pase en el celular, debo estar en el aquí y ahora experimentando el verdadero contacto con los otros. Así podemos aprender a discernir cuándo estamos ante la realidad y cuando en la virtualidad”.

Por último, sugiere que “somos libres de publicar lo que queramos, pero aclarando que es solo nuestra percepción, no la verdad de todos”.

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