Turismo
El particular motivo por el que la comida puede cambiar de sabor a bordo de un avión
Tiene una explicación científica y hasta psicológica que evalúa varios factores.
Al momento de viajar en avión varias personas han coincidido en afirmar que perciben un cambio, bastante notable, en el sabor de la comida, sin importar qué alimento es exactamente.
Aunque para muchos este fenómeno puede ser causa de la impresión de consumir cualquier producto en un entorno poco común, la verdad es que detrás de esto hay una razón científica y hasta psicológica.
Según la ciencia, uno de los factores principales que influyen en este cambio es la presión de la cabina, debido a que a medida que la aeronave asciende, ésta disminuye reduciendo al mismo tiempo la sensibilidad de las papilas gustativas y las terminaciones nerviosas en la nariz, afectando los sabores salados y dulces, haciéndolos menos intensos.
Por otro lado, esta el factor del nivel de la humedad, que generalmente es muy bajo en la cabina de un avión, rondando el 10-15 %. Este ambiente seco lo que provoca es que tanto la boca como la nariz presenten resequedad, lo que dificulta la habilidad de percibir los sabores y olores con claridad.
Asimismo, se habla sobre el ruido constante de los motores como un papel importante en la percepción del sabor, ya que investigaciones han revelado que esto puede modificar cómo se perciben los alimentos, reduciendo la sensación de dulzura y resaltando notas crujientes.
Sumado a esto, el entorno en el que se consume la comida también influye, revisando el tema desde la psicología, ya que comer en un espacio reducido, con iluminación artificial y condiciones poco habituales, puede alterar la forma en que el cerebro interpreta los sabores.
Ante este fenómeno, Laura López-Mascaraque, investigadora del sistema olfativo del Instituto Cajal-CSIC y presidenta de la Red Olfativa Española (ROE), en declaraciones citadas por National Geographic España, afirma que “en un vuelo a 10.000 metros de altura, la baja humedad, el descenso en la presión del aire y el ruido constante de los motores del avión pueden alterar y reducir la percepción del gusto”.