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El criterio de escogencia es personal del seleccionador.
Se acerca el fin de año y comienzan a elaborarse listas, clasificaciones y valoraciones de lo destacado en 2024. Como se sabe, se incluyen hechos y personajes, situaciones y conceptos, porque de lo que se trata es de hacer notar lo relevante en el año. Por supuesto, el criterio de escogencia es personal del seleccionador.
No cabe duda: la mayor decepción la protagonizó el exministro de Hacienda Ricardo Bonilla. De haber sido toda una vida un economista sólido y serio pasó a ser al cabo de estos dos años un politiquero de actuaciones incalificables.
Los cacos más descarados del año son un par de sujetos, Olmedo y Sneyder, quienes asaltaron las jugosas arcas de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, y después se convirtieron en dispensadores de absoluciones o culpabilidades.
Los gestores regionales más exitosos del año fueron sin duda la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, y el alcalde de Cali, Alejandro Eder. La COP16 resultó excelente y es justo reconocer la colaboración decidida de la ministra Susana Muhamad.
El susto del año se lo llevaron los centralistas de este país, que aún abundan, cuando el Congreso resolvió reformar la Constitución para incrementar el valor de las transferencias. Todavía creen estos personajes en la presunción de incompetencia de los líderes regionales.
¿Quién duda que el clown del año es Armando Benedetti? Todos parecen estar de acuerdo con esta definición menos el jefe de Estado, quién sacó de la chistera de mago a este individuo para colocarlo a su lado en la Casa de Nariño.
La metida de pata más espectacular del año fue la de la comisión de la ONU que vino a verificar noticias sobre desaparecidos en el país. Su versión de que existen 20.000 restos humanos no identificados en un hangar del aeropuerto El Dorado es sencillamente delirante.
El gesto de independencia institucional del año fue la toma de posesión del nuevo magistrado José Joaquín Urbano Martínez ante el presidente de la Corte Suprema de Justicia y no ante el Jefe de Estado. Se quiso demostrar así el desagrado del alto tribunal con el trato irrespetuoso que recibe del primer mandatario.
El sobreviviente del año: sin duda es el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa. Solo algunas de las informaciones que han circulado sobre este personaje alcanzarían para que nuestra primera empresa nacional lo removiera. Pero allí sigue tan campante.
El personaje agrícola del año: el café. Su excelente precio actual viene a reconocer y recompensar el esfuerzo continuo de nuestros caficultores por mantener en todo el mundo el buen nombre del grano colombiano. La constancia de este gremio revela su vocación de patriotismo.
El personaje del año en materia institucional es el Banco de la República. Su independencia y seriedad técnica han resistido las tentaciones populistas dirigidas a soltar las amarras del buen manejo de la economía.
Todo reconocimiento para el personaje musical del año. Se trata del cantante samario Carlos Vives, un tipo centrado, serio y excelente representante de Colombia más allá de las fronteras de nuestro país.
La buena noticia del año para Cali es la aprobación que dio el Concejo de la ciudad al empréstito por 3,5 billones de pesos a la administración del alcalde Eder. Esta confianza parte de la certeza de que los dineros públicos serán bien manejados.