Columnistas
Morir a tiempo
Gina Montaner ha escrito un conmovedor libro sobre la eutanasia de su padre, Carlos Alberto Montaner...
Aunque en países como España, un 70% de la población está a favor de la eutanasia, entendida como la muerte asistida dentro de un estricto marco regulado por la ley, el término tiene una connotación herética para una teología insensible al sufrimiento. Por ello, puede resultar valiosa la discusión con quienes creen en la libertad individual y dudan en encender las velas de su torta de cumpleaños cuando piensan en calentamiento global. La sola mención de la muerte en el ámbito familiar genera perturbación y escapismo. Es vista como algo inapropiado y de mal agüero.
Gina Montaner ha escrito un conmovedor libro sobre la eutanasia de su padre, Carlos Alberto Montaner, ese gigante del pensamiento racional que abordó la actualidad, mezclándola con apuntes históricos y filosóficos para iluminar la controversia entre socialismo y capitalismo. Fue un columnista que publicaba sin falta en varios periódicos de prestigio internacional y gran difusión. Su demoledora crítica a la dictadura de Fidel Castro solo pudo ser rebatida con el epíteto de ‘gusano’, un insulto que enalteció aún más la importancia de un intelectual honesto, provisto de una argumentación inteligente y bien documentada. Siempre promovió la transición pacífica hacia un régimen democrático que devolviera la libertad a su querida Cuba, de la que había salido muy joven escapando de la cárcel.
Gina describe la firme decisión de su padre de no aceptar el deterioro causado por una enfermedad neurodegenerativa, que iba reduciendo sus facultades y lo conducía a una vida sin dignidad, provocando además un enorme sufrimiento a su familia. Aunque no toca el aspecto económico, no sobra saber que el 50 % del gasto en salud de un estadounidense promedio ocurre durante los últimos 15 días de vida.
En su hermoso libro, Gina relata en detalle la lucha contra la burocracia médica y la infinita paciencia que exigen los tiempos de la medicina socializada.
No solo me identifico con los discursos y escritos de este gran pacifista en vida, sino también con su forma de enfrentar la muerte. Siempre he intentado comprometer a quienes me rodean en la ayuda para ese último empujón ‘cuando deje de ser persona’. Montaner fue más preciso: “Quiero morir sabiendo quién soy”. Es su mejor legado para quienes creemos, junto a Sampedro, que vivir es un derecho, no una obligación.