Actualmente, las ciudades y departamentos adelantan ejercicios de coordinación y planificación para reactivar sus economías, recuperar los empleos perdidos y recomponer la agenda local de desarrollo productivo.
En cada caso, es conveniente iniciar por un diagnóstico de los efectos económicos y sociales que la pandemia ha dejado a escala regional y en el entorno relevante para cada una de ellas.
En el Valle del Cauca los impactos económicos negativos han sido menores, en términos relativos, frente al caso nacional y el de las principales regiones del país.
Esto ha estado asociado, principalmente, a la mayor diversidad y sofisticación relativa de la estructura productiva del departamento, así como a la forma en que nuestras ventajas competitivas han permitido que muchas empresas hayan podido aprovechar oportunidades de crecimiento en medio de la crisis.
De esta forma, entre enero y julio de 2020, la producción industrial del Valle registró la menor contracción (-5,3%) entre las principales regiones y frente al agregado nacional (-11,8%).
Este resultado se debe a la dinámica de varios de los clusters regionales como el de Excelencia Clínica, Macrosnacks, Proteína Blanca, Bioenergía y Belleza.
Igualmente, indicadores de actividad comercial, construcción, confianza de los consumidores y de las empresas han mostrado que el proceso de reactivación económica en Cali y el Valle del Cauca sería relativamente ágil. Nuestro gran desafío es la creación de empleos que le aseguren a los hogares una fuente sostenible de ingresos.
Ese diagnóstico de impacto e identificación de ventajas competitivas regionales es fundamental para reconocer, en principio, que no estamos ante un escenario de posguerra o tras un desastre natural de gran magnitud.
La infraestructura productiva y el capital humano se han preservado. Las fortalezas competitivas de cada región determinarán cuál puede ser la mejor estrategia para reactivar su economía.
En particular, las ciudades y regiones altamente dependientes del turismo se verán muy afectadas y enfrentarán un lento proceso de reactivación.
Igualmente, las ciudades y regiones sin estructuras productivas agroindustriales de gran escala y procesos de manufactura complejos, enfrentarán una gran pérdida de empleos por la desaceleración del mercado interno, la contracción de las actividades comerciales y de prestación de servicios personales.
El Valle es una región de ciudades, lo cual habría jugado en nuestra contra con la propagación acelerada del virus en los primeros meses de la pandemia.
Pero esta misma condición nos favoreció permitiendo mantener activa buena parte de la estructura productiva agroindustrial y manufacturera, que no está concentrada dramáticamente en la ciudad capital.
Igualmente, ser el principal productor agrícola y agroindustrial del país, así como uno de los principales productores de alimentos, medicamentos y bienes de aseo y cuidado personal permitió que muchas empresas se mantuvieran activas durante los meses más exigentes de la cuarentena.
Además, contar con la principal plataforma receptora de inversión extranjera en el sector de manufacturas ligeras y ser una de las principales regiones exportadoras de bienes no mineroenergéticos del país nos permitirá beneficiarnos del procesos de reconfiguración de las cadenas globales de valor y la relocalización de empresas interesadas en atender el mercado de Estados Unidos desde Latinoamérica.
En este contexto y tomando como referencia nuestras fortalezas competitivas, durante los últimos meses en el marco de la Comisión Regional de Competitividad e Innovación (CRCi) del Valle del Cauca, presidida por la Gobernación y respaldada por los equipos técnicos de la Alcaldía de Cali, Cámara de Comercio de Cali, ANDI, CAMACOL, el SENA y la RUPIV, se diseñó la Estrategia de Impulso a la Competitividad y la Reactivación Económica Regional.
Esta ha sido construida junto a casi 60 gremios, universidades e instituciones que han presentado diversas propuestas orientadas a promover que la actividad de las principales cadenas productivas regionales, el arribo de empresas de capital extranjero, el aumento en las exportaciones, así como una recuperación acelerada de la actividad constructora, impulsen el proceso de reactivación económica en el corto plazo beneficiando a la base empresarial de servicios y manufacturas.
La estrategia tiene como premisa que para recuperar la destacada senda de crecimiento que exhibió el Valle del Cauca entre 2014 y 2019, debe apalancarse en sus fortalezas competitivas y robustecer la productividad e internacionalización de las cadenas productivas más potentes, en las que participan empresas de diversos tamaños, y que tienen la capacidad de dinamizar la actividad de la base empresarial de manufacturas y servicios, conformada principalmente por micro y pequeñas empresas.
La Estrategia de Impulso a la Competitividad y la Reactivación Económica contempla, además, un principio de sostenibilidad, por lo cual no debe apalancarse principalmente en un aumento extraordinario del gasto público en actividades de bajo impacto económico sino, por ejemplo, en la construcción, mantenimiento a infraestructura estratégica y en el fortalecimiento de capacidades empresariales.
Esta estrategia facilitará que buena parte de la población desempleada pueda vincularse a actividades productivas de mayor potencial de crecimiento.
Actualmente, varias entidades aliadas, bajo el liderazgo de la Comisión Regional de Competitividad e Innovación, la Gobernación y la Alcaldía de Cali, avanzan en la revisión final de los proyectos priorizados para consolidar la que será nuestra visión compartida sobre las posibilidades de crecimiento y generación de prosperidad colectiva en los próximos años.
Hasta el momento, se han identificado y priorizado cerca de 90 proyectos de desarrollo empresarial, infraestructura y obras públicas que tienen la capacidad de contribuir a resolver fallas estructurales de competitividad e impulsar el crecimiento empresarial de la región.
La reactivación económica del Valle del Cauca ya inició.
El trabajo acumulado en más de dos siglos, que permitió configurar una estructura productiva relativamente diversificada y moderna, nos ha permitido mantenernos a flote en medio de una fuerte e imprevista tormenta.
Es momento de recordar quiénes somos. Es momento de ser Un Valle que Se Atreve.