No hay sitio en Colombia, por lejano que sea, que no cuente con una parroquia o misión de la Iglesia Católica. “Somos un punto de referencia para los territorios”, dice Santiago Aristizábal, representante de la Arquidiócesis de Cali.
De ahí que, con la llegada de la COP16 que se inicia el próximo 21 de octubre, la Iglesia se ha trazado un propósito: estar a la vanguardia de la conservación de la biodiversidad , convirtiendo cada parroquia en un ‘templo ecológico’.
“Primero sensibilizando a la gente en la homilía del domingo, en la catequesis, pero también adelantando proyectos de conservación de los bosques, cuidado del agua, reciclaje, con las comunidades. El propósito es que las parroquias se conviertan en centros de protección de la naturaleza y esta, la ‘casa común’, el planeta”, agrega Santiago.
El compromiso de la Iglesia con la COP16 fue asumido los pasados 23 y 24 de septiembre, cuando 200 representantes de todo el país tuvieron un encuentro eclesial en el que se dio a conocer el trabajo en diferentes regiones por el medio ambiente.
“Queremos, además de que cada parroquia, seminario, misión, tenga el apellido ‘ecológico’, consolidar el Ministerio del Cuidado de la Casa Común. Así como hay catequistas, personas que cantan en los templos, personas que hacen las lecturas en las celebraciones litúrgicas, Ministros de la Comunión, también proyectamos el Ministerio de la Casa Común, para que en la Iglesia existan personas enfocadas en la ecología y hacer una contribución más práctica a cada comunidad. Es un logro de la COP16″, agrega el padre Juan Carlos Barreto, obispo de la Diócesis de Soacha y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.
¿Cómo es una parroquia ecológica?
Durante el encuentro eclesial, la Arquidiócesis de Cali presentó su propuesta para aportar al propósito de la iglesia de convertir las parroquias en ‘ecológicas’.
Para lograrlo, la Arquidiócesis planteó la necesidad de contar en cada provincia eclesiástica con un observatorio para monitorear la situación ambiental en cada zona, una labor liderada por la Pastoral de La Tierra. “Un observatorio que hará posible que como Iglesia nos pronunciemos firmemente frente a los crímenes ambientales que sufrimos cada día (deforestación de los Farallones, minería ilegal, incendios forestales iniciados por urbanizadores piratas, contaminación del agua y del aire, uso de pesticidas que amenazan la población de abejas, etc.)”, dijo la Arquidiócesis.
Las ‘Ecoparroquias’, de otro lado, serán un espacio para visibilizar- durante la misa – las iniciativas ambientales de los territorios y encontrar apoyos que siempre se requieren, además de adelantar campañas con los gobiernos locales de sensibilización ambiental en colegios, “lo que incluye un rediseño de la catequesis”.
Además, las parroquias ecológicas “aunarán esfuerzos con el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente locales y las Corporaciones Autónomas Regionales para llevar el mensaje de cuidado de la casa común a todos los territorios, y animar a las comunidades parroquiales a que asuman compromisos concretos con el cuidado del planeta”, explicó la Arquidiócesis de Cali, que invitó a personas de otras religiones o congregaciones a unirse en esta misión de cuidar la naturaleza en tiempos de crisis climática. “Este será el momento para que el deseo de Jesucristo de que todos seamos uno, se haga realidad”.
Otras estrategias
Durante el encuentro eclesial pre COP16, se dieron a conocer las iniciativas que adelanta la Iglesia Católica por el medio ambiente en todo el país.
En la Amazonía, por ejemplo, se ha logrado la conservación de 2,160 hectáreas de selva mediante acuerdos voluntarios con comunidades locales, fomentando una ganadería sostenible.
El Padre Rafael Castillo Torres, Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, detalló que aquello se realiza a través de la Red Eclesial Panamazonica.
“En el Amazonas la Iglesia está trabajando con comunidades afro, indígenas, campesinas, con un enfoque de derechos en la defensa de los territorios, enfrentando el extractivismo, la deforestación y promoviendo la preservación de los ecosistemas. Un hecho significativo es el modelo de Finca Amazónica que promueve la Iglesia. Se trata de predios dedicados a la conservación de los bosques y el agua, con proyectos productivos que permiten que las comunidades garanticen su seguridad alimentaria”, comenta el padre Rafael.
En otros territorios como San Vicente del Caguán, en el Caquetá, la Iglesia lidera procesos de conservación y zonificación ambiental, promoviendo la ocupación territorial responsable, mientras que en Puerto Concordia y Puerto Rico, en el Meta, acompaña los proyectos productivos sostenibles en la Zonas de Reserva Campesina.
En Ocaña y Tibú, Norte de Santander, la Iglesia ha logrado avances en la protección de humedales, la lucha contra la deforestación y el apoyo a pueblos indígenas, mientras que en Yarumal, Antioquia, se han implementado planes de restauración ecológica y sustitución de economías ilícitas.
“El trabajo de la Iglesia por el medio ambiente es histórico. En todos los territorios tenemos una presencia tanto pastoral como ambiental. En la región Caribe tenemos proyectos innovadores alrededor del cuidado y la gobernanza del agua. En el Pacífico se ha realizado un trabajo desde la sabiduría ancestral, tratando de preservar no solo una producción de semillas originales de los territorios, sino también los ríos. Por ejemplo, una conquista política muy importante que apoyó la iglesia tiene que ver con el río Atrato, en el Chocó, declarado por la Corte Constitucional, en la sentencia T-622 de 2016, como sujeto de derechos a la protección, conservación, mantenimiento y restauración, a cargo de las comunidades étnicas y el Estado”, dice el padre Rafael.