Cali
De las armas a los proyectos de reconciliación con la naturaleza
Con chocolate, semillas y miel, firmantes de paz le apuestan a generar ingresos sostenibles para sus comunidades. Historias.
Dejaron las armas para proteger la biodiversidad en Colombia, al tiempo que generan ingresos sostenibles para sus comunidades: estas son las historias de tres firmantes de paz, quienes a través del chocolate, la miel y las semillas, hicieron las paces con la naturaleza.
Manigua de Paz
En la vereda La Pista del municipio Uribe, Meta, Asdrúbal y 40 compañeros suyos, todos firmantes del Acuerdo de 2016, le dieron forma a lo que hoy es Manigua de Paz, un chocolate gourmet que explora sabores tradicionales de la región y que hoy hace parte de los ingresos sostenibles para sus comunidades.
“Nosotros empezamos sembrando un cultivo de cacao mientras pensábamos en cómo transformarlo para darle un valor agregado”, cuenta el excombatiente de las Farc, quien con ayuda internacional logró presentar el producto exhibido en la Zona Verde de la COP16 en Cali.
Ahora, el emprendimiento ha crecido, ya son 86 personas las que trabajan en la fabricación del chocolate.
“Para obtener el producto final tiene que hacerse la recolección de la fruta en el cultivo, para después darle un manejo de fermentación adecuado y luego pasar al secado. De ahí pasa a la fábrica para ser descascarillado, molido y empaquetado”, explica Asdrúbal.
Su elaboración no afecta el medio ambiente, debido a que se extrae el cacao de los árboles de manera manual y sus empaques son ecológicos.
Sobre la comercialización, que ya ha alcanzado el mercado europeo, explica que aún tienen dificultades presupuestales, pese a que quienes consumen el producto destacan la calidad de los ingredientes, su sabor y la presentación. Por ello, participan en ferias para dar a conocer el chocolate.
La caja tiene un valor de $ 40.000 y en ella vienen cuatro barras de chocolate empacadas en dos paquetes, uno con sabor a mango y otro a coco.
Para Asdrúbal, la reincorporación a la sociedad civil y proteger la biodiversidad, “no fue difícil, porque cuando estábamos en armas teníamos en la educación el cuidado del medio ambiente. Nosotros cuidamos las reservas naturales, así mucha gente no lo crea, pero convivíamos y éramos agradecidos con la naturaleza porque nos dimos cuenta de que para sobrevivir hay que respetarla”.
Red de viverismo comunitario
Diez organizaciones de Putumayo, Caquetá y Meta conforman la red de viverismo comunitario de la Amazonía, una iniciativa de reforestación de la que hacen parte más de 1300 personas.
Su representante, Armando Aroca, cuenta que el proyecto nació tras la firma del Acuerdo de Paz, por la necesidad de defender la Amazonía de la minería ilegal, el extractivismo, el cultivo ilícito de coca y la ganadería extensiva, a partir de las semillas nativas de esta zona del país, con las que hacen la restauración ecológica y la conservación de su flora y fauna.
“En nuestro equipo hay personas muy capaces en temas de restauración ecológica, de viverismo comunitario, identificación de árboles, semilleros, calendarios florales y esperamos que a la larga podamos sostener la red”, debido a que funciona con recursos de organizaciones aliadas, comenta el firmante de paz, quien participó de las exposiciones de la Casa Pacífica en la Zona Verde.
Uno de los logros que enorgullecen a Armando es que se demostró que la deforestación se redujo significativamente en los sectores en los que ellos operan de la Amazonía, de acuerdo con cifras del Gobierno, celebrando también la buena acogida que ha tenido el proyecto de viverismo comunitario.
Los miembros de esta red aspiran a que la organización se consolide de forma jurídica para ofertar servicios de conservación, de restauración, de viverismo comunitario y de establecimiento de viverismo, así como de herramientas de manejo del paisaje.
Aroca cuenta que también están trabajando en la consolidación de la organización en redes sociales. “Este es el proceso que nosotros estamos surtiendo para poder consolidarnos y llegar a participar en la construcción de las políticas públicas que se implementen y se establezcan en los planes de desarrollo”, indica.
“Somos 100% conservadores y protectores del medio ambiente, creemos que este proyecto aporta demasiado a la protección de diferentes especies que habitan en la Amazonía, tanto de flora como de fauna, mientras trabajamos de la mano con las comunidades que conserven, pero que también puedan vivir de esta oferta ambiental, no como extractivismo, sino como una forma de vida para que puedan hacer paz con la naturaleza”, agrega.
Abriendo Caminos
Representando la resiliencia, la esperanza y la reconciliación, ocho mujeres y un hombre firmantes de paz encarnan desde 2022 Abriendo Caminos, un emprendimiento de productos derivados de la miel en Dagua, Valle.
“Durante muchos años la naturaleza nos protegió y nos cuidó cuando estábamos en el monte, ahora es la oportunidad de aportar un granito de arena para cuidarla y promover la preservación de las abejas”, dicen.
El emprendimiento, que además protege a las especies nativas, ha tenido una acogida positiva entre las personas que adquieren sus productos, como la miel natural, el polen, el jarabe de propóleo y el bálsamo labial. “Son artículos de paz naturales, amables con el medio ambiente y sin preservativos químicos”, expresan con orgullo.
El proyecto pertenece a la Cooperativa Multiactiva Agropaz Valle y ha podido darse a conocer en ferias de emprendimientos en Cali y el departamento. “Intentamos romper barreras y transformar nuestra comunidad a través de la apicultura”, comentan.
“Hemos logrado articular acciones con la comunidad que permitan el cuidado del medio ambiente y las especies de abejas nativas que habitan en el territorio. Hemos aprendido que existen muchas especies, que no todas producen miel y otras tienen un valor muy importante de polinizar nuestros cultivos y plantas”, explican.
Añaden que ese producto les ha permitido acercarse “a la comunidad, que ahora nos busca y nos reconoce para que les expliquemos qué tipo de abejas tienen en sus fincas, así les enseñamos a conocer un poco más a estas especies y cómo cuidarlas, y evitamos que las quemen o destruyan su entorno por desconocimiento”, anotan.
Esta iniciativa participó en la Casa Pacífica, que estuvo ubicada en la Zona Verde de la COP16, donde contaron su experiencia y el proceso de sus productos en un conversatorio organizado por la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, donde también pudieron ofertar su emprendimiento.
Sus miembros han contado con el apoyo de diferentes entidades que han apoyado su proceso de capacitación para extraer la miel y comercializar sus derivados, al tiempo que protegen las abejas y cuidan su entorno.