“Hay motivos grandes de preocupación, porque estamos destruyendo este mundo maravilloso que Dios nos ha dado y estamos creando muchos problemas para los seres humanos, pero también para el resto de la creación”, dice monseñor Juan Carlos Barreto, a propósito de los temas que se están debatiendo en la COP16.
Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, habló en Cali con El País sobre las propuestas que tiene la Iglesia Católica para recuperar el medio ambiente.
Monseñor, ¿qué tiene para decir la Iglesia Católica en el marco de la COP16 que termina hoy en Cali?
La Iglesia Católica participa en estos eventos porque tiene un fundamento teológico y un fundamento ético. El primero es el que nos viene de la teología de la creación: este mundo ha sido creado por Dios, y lo estamos destruyendo. Lo hemos afectado y, si no revertimos estas acciones destructoras, la situación podrá llegar a un punto de no retorno, en el que algunos científicos dicen que ya estamos. La otra razón es la ética: como sociedad civil debemos preocuparnos por estos temas, porque hay que pensar qué mundo le vamos a dejar a las próximas generaciones. Ya esta generación está sufriendo una afectación muy fuerte, especialmente los más pobres, pero los niños y los jóvenes van a encontrar tal vez un desierto y un aire contaminado y no van a encontrar alimentos porque los mares se están calentando y muchas especies de peces se están muriendo. Estamos destruyendo la selva, y eso crea una pérdida y un descontrol de la biodiversidad, que hace que haya muchas afectaciones para nosotros.
¿Y qué tan activa es esa participación de la Iglesia?
El Papa quería ir a la COP28, el año pasado en Dubai, pero no pudo por razones de enfermedad, pero siempre la Iglesia está presente a nivel universal. Hemos tenido la bendición de que sea aquí y, como Iglesia colombiana, nos hemos articulado con el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, la Secretaría de Estado, Cáritas Internacional, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Cáritas América Latina. Es decir, a nivel de Iglesia universal, Iglesia latinoamericana e Iglesia en Colombia, hemos venido trabajando estos aspectos, para dar respuesta a los retos que surgen de estas iniciativas.
Ustedes establecieron unos compromisos con la naturaleza, que consignaron en un documento...
El documento ha sido construido desde América Latina, pero con el aporte de la Iglesia universal y allí han participado teólogos, pastoralistas y técnicos del mundo de la ciencia para lograr expresar cuál es la preocupación que tenemos. Hay motivos grandes de preocupación, porque estamos destruyendo este mundo maravilloso que Dios nos ha dado y estamos creando muchos problemas para los seres humanos, pero también para el resto de la creación.
Consideramos que hay algunos énfasis que podemos tener: el Papa habla de la ciudadanía ecológica, es necesario que todos los ciudadanos nos comprometamos y estemos bien informados y formados. Otro aspecto es construir redes, tenemos que articularnos al interior de la iglesia y con otros sectores, como la academia, los dirigentes políticos, las empresas, organizaciones de la sociedad civil y otras confesiones religiosas.
¿Y cuáles serían las estrategias que plantea la Iglesia?
Es muy importante que nos formemos, que sepamos metodológicamente poner estos mensajes en la conciencia de las personas y adelantar procesos para que podamos tener parroquias ecológicas, así como comunidades religiosas, universidades y colegios ecológicos. También creemos que hay que visibilizar las buenas prácticas y denunciar las afectaciones que se le están haciendo al medio ambiente. Asumimos una perspectiva de esperanza: el panorama es preocupante, dramático, pero creemos que podemos lograrlo. Si la humanidad se une y recupera ese sentido de fraternidad, si desde las diferentes espiritualidades encontramos puntos comunes, vamos a lograr llegar al desarrollo humano integral o al buen vivir, que es un anhelo de todo ser humano y que está en todas las culturas.
En medio de estas discusiones, líderes ambientales están siendo asesinados en el país, ¿qué opina?
Ese es un motivo de gran preocupación, pues Colombia es uno de los países en donde mayores afectaciones tienen los líderes socioambientales. Creemos que eso expresa la indefensión en la que están muchas comunidades locales, falta de políticas públicas para que la defensa del medio ambiente sea una realidad, y queremos comprometernos cada día más con la tarea de defender a los defensores, arropándolos desde nuestra perspectiva humanista que nos viene de la fe en Cristo, y tendremos que seguir aumentando nuestros esfuerzos y continuando en estas redes de colaboración.
¿Cuál es el llamado para que todo este esfuerzo de las COP no se quede solo en palabras?
La historia demuestra que solo la sociedad civil es la que logra los cambios. A veces los líderes políticos van por sus intereses y los líderes económicos también, pero cuando la sociedad civil se une, se logran los cambios. Por eso tenemos hoy en unos países más que otros derechos laborales; por eso hemos avanzado en políticas de igualdad para la mujer; por eso se superó la esclavitud en Colombia y en otras partes del mundo. Es la sociedad civil la que puede lograr que esas necesidades de la humanidad se hagan realidad. Tienen que incidir sobre sus líderes para que adopten las políticas necesarias. Por eso hacemos una apuesta muy fuerte por la sociedad civil.
Usted ha conocido territorios muy golpeados por el conflicto armado y sabe que mientras haya conflicto será muy difícil que se puedan conservar algunas zonas del país...
Teniendo en cuenta que el conflicto ha golpeado tan fuertemente el medio ambiente en Colombia, hemos valorado mucho el lema de la COP: ‘Paz con la naturaleza’, y esto es muy importante, porque, por ejemplo, los poderes económicos, a veces legales y a veces ilegales, han condicionado a las comunidades locales, las han desplazado, confinado y expropiado, y tenemos que resolver ese tipo de situaciones. Por eso creemos que la apuesta fundamental es por fortalecer un Estado Social de Derecho que respete los Derechos Humanos y que tenga una mentalidad de ecología integral, que puede escuchar las diferentes voces. Hacia allá tiene que ir avanzando la sociedad colombiana y, como Iglesia, estamos enfocados también en crecer en esa dinámica.
¿Y desde la Pastoral Social, qué trabajo se viene haciendo?
Tenemos 78 jurisdicciones con Pastoral Social, se hace trabajo de acompañamiento, formación, incidencia, apoyo a proyectos productivos de defensa territorial, todo en la dinámica de la encícicla ‘Laudato Si’. Queremos contribuir desde esa perspectiva a lo que necesitamos como sociedad y desde donde la Iglesia puede aportar.