El biólogo marino y experto en conservación de los recursos naturales, Joaquín Navia, quien se desempeña como director general del programa ‘Agua para todos’, habló sobre la importancia que tiene esta organización que busca garantizar la calidad y cantidad del agua en Cali y en el Valle del Cauca.
De manera especial, mostró su preocupación por la contaminación de las fuentes hídricas de la capital del Valle, producto de los asentamientos irregulares que vienen en expansión en la zona rural de Cali y llamó la atención de las autoridades para que tomen acciones al respecto.
¿Que es ‘Agua para todos’?
Es una iniciativa que parte de Ecovida, una organización que lidero, y que después se convierte en una alianza entre tres organizaciones: Biodiversa, Amatea y Ecovida.
Lo que estamos buscando es garantizar la seguridad hídrica del Valle del Cauca a través de una alianza multisectorial de nivel internacional, nacional, regional y local, en la que todos los actores nos unimos para garantizar que el agua se mantenga, tanto en calidad como en cantidad.
¿En qué consiste el evento que realizarán este jueves?
El evento aprovecha uno de los proyectos de ‘Agua para todos’, que lo está financiando la Fundación Baxter y que es un programa de nutrición infantil y de mejoramiento de las condiciones sociales y económicas de las comunidades rurales de tres corregimientos del Valle, dos de Cali, que son Los Andes y La Leonera y uno de Yumbo, que es Yumbillo.
A propósito de ese proyecto, vamos a hacer el lanzamiento oficial del programa ‘Agua para todos’, en el que van a estar presentes tanto representantes del gobierno departamental y local, como la empresa privada y las organizaciones de la sociedad civil.
¿Cuáles son los proyectos que tiene ‘Agua para todos’?
Tenemos varios, en dos líneas de trabajo. Una de ellas es la restauración ecológica, que se enfoca, especialmente, en el bosque seco tropical -que es el ecosistema más amenazado que tenemos en el país- y en el bosque de niebla -que es uno de los principales ecosistemas en la producción de agua. Ambos ecosistemas se unen en estas montañas que están al lado de la ciudad y de todos los municipios que hacen parte del programa, que son, además de Cali, Dagua, Yumbo, La Cumbre, Vijes, Restrepo y Yotoco.
En este sentido, a lo largo de la cordillera occidental, tanto del lado del pacífico, como del valle geográfico del río Cauca, la idea es recuperar estos ecosistemas y ayudar a las comunidades que viven en ellos a través de programas de desarrollo rural enfocado en la sostenibilidad, en temas como ecoturismo, agricultura sostenible y la restauración misma, como oportunidad de negocio.
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Cuéntenos, específicamente, cuáles de esos proyectos se están realizando en la zona rural de Cali…
En el trabajo que estamos haciendo con la Fundación Amatea y con la Corporación Biodiversa, se ha hecho un trabajo de restauración en el corregimiento de los Andes, tanto en la cuenca del río Cali como en la del Cañaveralejo. Y, en el caso de la Corporación Biodiversa, en la cuenca del río Cali, hacia el lado de Felidia y La Leonera.
¿Cuál ha sido el impacto de esos proyectos?
Con el trabajo que ha hecho Amatea, se ha venido en un proceso de restauración desde hace diez años de, al menos, 300 hectáreas de bosque en las montañas de Cali, en las que se han sembrado más de 10.000 árboles nativos. Con la corporación Biodiversa se han impactado, más o menos, 80 hectáreas a través del aislamiento de bosques conservados para que no se metan las vacas y estos se puedan recuperar.
¿Y en qué consiste el proyecto que tienen en el bosque de niebla de San Antonio?
Es uno de los bosques más emblemáticos de Cali, pero es un ecosistema altamente amenazado. En este lugar tenemos la alianza para la conservación del bosque San Antonio, que es liderada por Biodiversa, y en la que varias organizaciones nos hemos puesto de acuerdo sobre cómo gestionar mejor el ecosistema. Además, para llamar la atención de las autoridades y diferentes actores interesados en contribuir a su conservación.
Hablando de amenazas, hay varios asentamientos irregulares en la zona rural de Cali que están vertiendo directamente sus aguas negras a las fuentes hídricas...
Este es un tema que es una consecuencia de la falta de planificación y de un proceso migratorio del Pacífico debido a la violencia.
Es necesario que haya una intervención por parte de las instituciones del Estado para instalar sistemas de tratamiento de aguas residuales en estos asentamientos, ya que si no se instalan estas personas van a seguir vertiendo las aguas directamente a las fuentes hídricas.
¿Qué más se podría hacer?
Apoyar este tipo de migraciones. Más que verlas como un problema, se trata de verlas como una oportunidad y de buscar qué necesidades tienen estas personas, las cuales, generalmente, vienen del campo. Por lo tanto, es fácil trabajar con ellas para hacer trabajos de recuperación en zonas rurales y así se está generando alternativas para que puedan tener ingresos con una forma de vida que sea sostenible.
¿Cómo ve hoy los ríos de Cali?
Son un tesoro. Si usted sube a las montañas y conoce cualquiera de estos afluentes en sus partes altas, va a ver un agua hermosa y un bosque espectacular. El problema es cuando estos ingresan a la ciudad y terminan, en muchos casos, canalizados, entonces la gente ni siquiera los ve.
Yo creo que a la ciudad le hace falta mirar más hacia los ríos y resaltarlos más y recuperar esas zonas alrededor de ellos, que pueden ser de gran valor para el esparcimiento, para generar aire, regular el clima y mejorar las condiciones ambientales de la ciudad.
Sobre los ríos
¿En su experiencia, cómo se podría reducir la contaminación de los ríos de Cali?
Lo más importante es asegurarse que las comunidades que están asentadas alrededor de estos no viertan sus aguas residuales en ellos. También, que las construcciones que se hagan en la ciudad separen las aguas residuales negras, de las grises y que haya un tratamiento previo de estas antes de que lleguen a los afluentes.
Los 7 ríos también están amenazados por la minería...
Es un problema muy complejo porque lo que se vierte en ellos, como resultado de esta actividad, son metales pesados que las plantas de tratamiento no pueden procesar. Entonces, definitivamente, tiene que haber un control de las autoridades para que no se haga minería en las partes altas de sus cuencas.