Milan llega tarde al ensayo de la banda escuela, tiene cinco años, a pesar del afán tiene su pelo engominado, guayabera blanca, zapatos negros embetunados, seguro está recién bañado. Si no fuera porque es jueves, son las 7:30 de la noche y estamos en el centro de integración Social del barrio Obrero, diría que va para misa de domingo. “¿Cómo está mi muchacho?”, le pregunta Marisol, apapacho rico y coja las baquetas. Milan corre con esa risita para el ensayo.
Danis está azarada, se bajó de un taxi y llega acelerada. Al fondo un piano, un trombón y un bongó ensamblan una canción sin cantante pero a la que cualquier caleño le pone la letra. “Tierra de lindas y hermosas mujeres -sigan cantándola-”. Marisol la saluda rapidito, ambas entran a un salón de escuela repleto de instrumentos musicales y carátulas de discos de Piper Pimienta.
Danis es una pelada de 15 años, alta, flaquita, elegante, con la piel nítidamente cobriza, ojos negros y crespos perfectos; saluda a los músicos alzando el mentón. Se para frente al micrófono y comienza a corear y a bailar con ese paso ‘vacansito’ de las peladas en verbena: “Las caleñas son como las flores, que vestidas van de mil colores”.
En la cocina de esta escuela Darlenis y Zuley preparan la comida. Parecen esas tías alcahuetas de risa picara y manos rechonchas. “’¿Ustedes se quedan a comer?”, preguntan. Como decirle no a un arroz con pollo y habichuela recién hecho. “Ellas nunca entregan sus amores, Si no están correspondidas”, sigue la canción.
Marisol se pone un gorro de enfermero y les ayuda a servir.
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Una cuna de músicos
Un día los tíos le dijeron a Marisol: “Mari, usted tiene el don del canto y queremos que haga los homenajes a su tío Piper Pimienta”, y allí empezó todo.
Pero la Fundación People Swing es muchos más que eso. Para la profesora de primaria Marisol Castro Molina y el subdirector de la banda departamental, Juan Roberto Vargas, la música es una excusa para formar personas.
La fórmula tiene tres pasos: los más pequeños ingresan a la Banda Escuela aprendiendo la gramática de la música; después pasan al grupo folclórico y por último a la orquesta, un proceso que ya lleva 7 años como iniciativa social y tres como fundación.
“Con People Swing Candela, hacíamos homenajes a mi tío Piper Pimienta, pero llegó un momento en que quisimos hacer más que tributos y notamos que en el barrio había escasez de músicos pese a la cultura tan arraigada de la salsa. Ahora se puede decir que somos la cuna de músicos del barrio. Formamos formadores y si es con gente del Obrero sabemos que todo va a funcionar”, cuenta Marisol.
Dice que Omar Roberto Vargas, subdirector de la Banda Departamental, es el padre y director musical del proceso. Hoy 38 pelados hacen parte del proyecto y ellos a su vez nutren la orquesta, tienen entre los 5 y 23 años; Milan y Danis hacen parte de ellos.
“El Obrero es un barrio que conserva la cultura musical de la salsa antillana y cubana en Cali pero también es un sector donde abunda el robo, las drogas y la prostitución y los niños también ven eso. Por eso nos da alegría darles a ellos la posibilidad de elegir el camino del arte y la música”, comenta Marisol.
Esta docente de primaria conoce los riesgos, las ventajas y las desventajas del barrio y sus calles; lo ha vivido, sabe que a veces solo basta con sembrar la semilla musical para cosechar una oportunidad.
“Nosotros participamos en las actividades musicales del barrio, trabajamos de la mano con la Junta de Acción Comunal que nos ayuda mucho y nos presentamos con la orquesta, la banda escuela, los semilleros. Estamos desde las celebraciones del ‘Día de la madre’ hasta los encuentros de melómanos”.
Marisol agrega: “Más que un homenaje a mi tío Piper, lo que buscamos es dejar un legado y un proyecto de vida que dé oportunidades”.
Cuando suena la banda escuela o la orquesta se siente el son, el guaguancó, el arranque en temas salseros como ‘La loma de la cruz’, ‘Buscándote’, ‘Sombra de un pasado’, ‘La Guagua’, ‘Vuelve el verano’, ‘A la memoria del muerto’, ‘Sucesos’.
“Caminando van por las aceras, Contoneando llevan su cintura…”.
Un mejor reflejo del Obrero
Tirantas en sus pantalones, pelo y barba blanca, camisa roja, figura bonachona, voz de abuelo, los niños se sientan a su alrededor. Se trata del profesor Omar Roberto Vargas, nervio musical de este proceso.
Dice que este año hay mucha integración de niños migrantes venezolanos en el semillero, “casi la mitad, eso tiene una ventaja y es que en Venezuela la formación musical tiene más desarrollo que aquí, se les nota en el ritmo, la gramática”.
Para el profesor Omar, los niños del semillero son un reflejo mejorado de los que es el barrio Obrero.
“También estamos trabajando la alimentación de estos muchachos –aquí es donde entra el comedor comunitario donde apoyan Darleni y Estela-“, explica el músico, quien agrega que al inicio del proceso de formación se le tomó la talla a los niños y todos muestran un progreso en su peso.
Y concluye: “Con la Fundación queremos recuperar la memoria musical del barrio Obrero y esa es la salsa. Estos niños son mi otra familia, mis otros hijos, ellos con todas sus limitaciones me traen dulces y bombones y yo sé que le estamos quitando a estos muchachos el miedo de la calle y la mirada desconfiada”.
Al fondo… Las caleñas son como gardenias, las sencillas son como las rosas…”.
Si quiere conocer un poco más del proceso o hacer contacto con la orquesta People Swing Candela puede llamarlos a los teléfonos: 3104203562 o 3113845050.