“A todos los amigos… A Cacumen, a Mauricio, a todos los que han diseñado esta propuesta escenográfica, este proyecto virtual, de corazón se les quiere”, dijo Jorge Iván Ospina en el cierre del Petronio Álvarez el 27 de septiembre del 2020.
Ese día el Alcalde se refería a Cacumen Post y a Mauricio Díaz, representante legal de la empresa que más facturó en el 2020 con Corfecali. $1609 millones en dos contratos para el servicio de ‘mapping’ (proyección de imágenes sobre superficies) en Petronio y Feria Virtual.
“Uno le da las gracias a una empresa privada porque fue una cortesía, pero cobraron durísimo; allí hay una vaina medio extraña”, advierte uno de los funcionarios de Corfecali tras las declaraciones de Ospina.
Aunque en los documentos de la Cámara de Comercio queda clara la representación legal de Cacumen Post desde el año 2012, fuentes en Corfecali aseguran que quien se ha presentado en oportunidades como socio, es el exgerente de la campaña del Partido Liberal al Congreso y exesposo de la exconcejal Julie del Pilar Reina, Esteban Moreno.
Díaz dice conocer a Moreno desde la universidad porque son amigos y estudiaron juntos, pero aclara que “el único dueño legalmente soy yo. Conozco muchas personas, tengo amigos y hay gente que me recomienda”.
“Es totalmente falso que Esteban Moreno represente a Cacumen. Siento que quieren meterme en temas políticos en los que nunca he estado porque no me interesa la política, no me gusta, ni tengo amigos en política. Es irrespetuoso e injusto que vengan a echarle mi esfuerzo a otra persona”, añade Díaz.
El problema del presunto relacionamiento de Esteban Moreno con la empresa que más se benefició de los contratos de Corfecali en 2020 es que a Moreno le imputaron cargos por el escándalo de Odebrecht como supuesto enlace para ingresar dinero a la campaña de Juan Manuel Santos.
Lea aquí: Los preocupantes hallazgos del primer informe de la Contraloría sobre la Feria de Cali virtual
Moreno es cercano a Simón Gaviria, quien en 2013 lo nombró gerente de la campaña del Partido Liberal al Congreso, y trabajó por la reelección de Juan Manuel Santos junto al expresidente César Gaviria, justamente quien le otorgó tempranamente el aval liberal a Jorge Iván Ospina para su candidatura.
No obstante, los dirigentes liberales en el Valle saben que el camino más expedito para llegar a Gaviria es a través del exgobernador Juan Carlos Abadía, otro de los promotores de la campaña que llevó a Ospina al CAM.
Pero el problema con Cacumen no es que se favoreciera políticamente o no; es que la vincula la Contraloría en su informe preliminar sobre presunto detrimento en la Feria virtual.
No solo porque sin haber cerrado el concurso ya había sido otorgado el contrato, sino por no contar con póliza de seguros y porque Álex Zuluaga, exgerente de Corfecali, desconoció a la Junta Directiva para adjudicarlo.
También por un posible detrimento de $271 millones por “falta de planeación” y un peculado por apropiación a favor de terceros, porque el ‘mapping’ no funcionó bien en el Cali Viejo por las luces que instalaron para la transmisión y usaron pantallas led en vez de los paneles especiales.
En el 2020 se tuvo por primera vez
a un asesor internacional en la Feria de Cali, pese a que no hubo internacionalización porque estábamos confinados. “Esto fue una vagabundería”, aseguró uno de los asesores que lleva más años trabajando con Corfecali.
Contratos con mucho swing
El talento probado de Luis Eduardo Hernández, conocido como ‘El Mulato’, va más allá de la coreografía y el baile. Según uno de los directores de escuela, el trabajo que hizo en la campaña política del 2019 “quedó bien compensado en el Mundial de Salsa y la Feria de Cali, pero descompensaron los ingresos de muchas otras escuelas”.
Explica, por ejemplo, que “hasta el 2019 los contratos se hacían con cada una de las escuelas, pero Álex Zuluaga decidió contratar con ‘El Mulato’ y con algunas asociaciones que terminaron como intermediarias quedándose con parte del dinero de los demás a través de comisiones”.
Según una tabla Excel entregada por Corfecali con la relaciones de contratos firmados en el 2020, en respuesta a un derecho de petición del diario El País y en la que además omitió cerca de 200 de esos contratos, ‘El Mulato’ firmó a través de su escuela de baile Swing Latino al menos seis contratos por $283 millones.
También puede leer: "Si hay irregularidades con la Feria virtual, que paguen los que tengan que pagar", Argemiro Cortés
Uno de ellos por $181 millones para la dirección artística del Salsódromo; una cifra considerada exagerada por personas que han pasado por Corfecali, toda vez que por ese mismo trabajo, incluido su equipo, nunca había recibido más de $25 millones.
Uno de esos contratos fue para el Mundial de Salsa y los cinco restantes que le entregó Corfecali fueron para presentaciones artísticas en el marco de la Feria de Cali Virtual y con un valor por encima de las demás escuelas.
“Muchas escuelas se quedaron calladas ante lo que estaba ocurriendo porque le tienen pánico a que el poder de ‘El Mulato’ los deje por fuera de la contratación; no solo en Feria sino en el resto de eventos en el año que suman el 80 % de sus ingresos y mucho más en esta época de pandemia”, explica un empresario de la rumba en Cali.
El País intentó conocer la explicación de ‘El Mulato’ pero no respondió ni a llamadas ni a mensajes.
También desconociendo la Junta Directiva de Corfecali, Zuluaga le entregó a Asociación de Músicos y Artistas del Valle del Cauca (Amvarc) cinco contratos por $1.332 millones. El principal de ellos por $1.131 millones para 167 presentaciones artísticas en 4 días en el marco de los Encuentros Comuneros Bioseguros.
Un promedio de 42 presentaciones diarias que, señalan quienes han estado por años en el negocio de la rumba, es casi imposible que se haya cumplido con ese contrato.
“Lo que en verdad me parece extraño, es que en la Feria del 2020, por primera vez en los años que llevo contratando con Corfecali, nos llamaron a pagarnos el contrato en efectivo”, revela el director de un grupo musical.
Tú me financias, yo te contrato
Al menos dos de los aportantes a la campaña por la Alcaldía de Jorge Iván Ospina vieron sus inversiones dar frutos de las arcas de Corfecali.
Tal es el caso de Harold Alberto Ordóñez, representante legal de Harold Ordóñez Producciones, quien en la campaña de Jorge Iván Ospina por la Alcaldía de Cali figura como donante en especie de $4 millones, según el Consejo Nacional Electoral, y recibió por parte de Corfecali cuatro contratos en el 2020 por $269,5 millones.
Dos de ellos para servicios relacionados con la Feria: uno por $60 millones para el ‘alquiler de estudios de grabación de los encuentros bioseguros’ y otro por $97 millones para ‘diseño, alquiler, montaje y operación de equipos de sonido, luces y pantallas para el evento Cali le canta al Mundo’.
Ambos contratos relacionados por la Contraloría dentro de las observaciones del informe preliminar, en el que habría un posible detrimento por $5282 millones, porque no tendrían supervisión o no se estableció el plazo para la ejecución.
Un contrato más para la ‘producción técnica de las novenas navideñas de la Oficina de Comunicaciones de la Alcaldía’ por $76,5 millones, y el otro relacionado con el búnker de la Fiscalía que aún no se construye, pero que solo en el acto oficial de lanzamiento ya le costó a Corfecali $36 millones.
Otro favorecido con la contratación de la Corporación de Espectáculos, Ferias y Eventos de Cali tras haber realizado una donación en especie por $20 millones a la campaña del alcalde Ospina, es Édinson Vivanco Torres.
La relación de contratos de Corfecali revela que Vivanco recibió un contrato de $20 millones para ejecutar en dos días en el marco de la Feria de Cali para ‘presentación artística de la agrupación orquesta La Fuga en la circulación de artistas en el evento de encuentros comuneros bioseguros’.
Las cifras del paso fugaz de Alexánder Zuluaga por Corfecali son a todas luces negativas.
Al cierre del 2020 las pérdidas de la entidad sumaron $2585 millones y ese hueco fiscal, según un exintegrante de la Junta Directiva, deberá cubrirse con los excedentes de otros años que sumaban cerca de $6.000 millones de pesos y que se tenían para la compra de una sede propia. “Por ahora Corfecali deberá seguir como judío errante esperando que le den comodato un espacio para funcionar”.
Contrato con ‘peros’
En el informe preliminar de fiscalización a los contratos de la Feria de Cali, la Contraloría encontró que para la Feria Virtual se habría destinado un presupuesto que no se ajustaría a la realidad social ni económica de la ciudad, pues el valor del convenio fue de $11.955 millones, cifra que se habría estipulado sin un análisis previo de mercado.
En su informe, la Contraloría hace referencia a la “falta de planeación” del evento y de las decisiones contractuales que se tomaron.
El ente de control halló que se contrató el alquiler de vallas de contención para los encuentros bioseguros, las cuales se cotizaron por un valor unitario de $6624, por día; mientras que para los conciertos y eventos centrales se cotizó cada una en $5500, por jornada.
El compadrazgo que deja a Corfecali en el ojo del huracán
El escándalo que envuelve a Corfecali por cuenta de los malos manejos y presuntos actos de corrupción durante la Feria de Cali Virtual, que según un informe de la Contraloría tendría un detrimento de $5282 millones, es el resultado de sumar inexperiencia, improvisación, arrogancia y favorecimientos políticos, según las fuentes consultadas.
Imponiendo sus mayorías y sin importar las objeciones de algunos miembros de la Junta Directiva, Jorge Iván Ospina llevó a la Gerencia a Alexánder Zuluaga, quien durante la campaña para la Alcaldía juntó el sector de la rumba y la cultura en Cali en torno a su candidatura.
No obstante, aseguran representantes del ámbito cultural, lo que inclinó la balanza para la llegada de Zuluaga a Corfecali fue su estrecha relación con el actual secretario de Bienestar Social, Jesús Darío González, con quien comparte una afinidad por el tema de la docencia y es a su vez el padrino de bautizo de una de sus hijas.
“Álex le movió muchísima gente a Jorge Iván en campaña, todo ese sector salsero, y le hizo reuniones muy grandes en lugares como la Caldera del Diablo y con gente como ‘El Mulato’. Corfecali de alguna manera fue su pago porque ahí además estaba ‘Chucho’ (González) y todo el mundo sabe que Chucho fue el que armó todo”, asegura una fuente cercana a Zuluaga.
Según comentan desde Corfecali, desde
su llegada a la Gerencia de la Corporación, Zuluaga entabló choques
y desconoció a la Junta Directiva.
Esa mezcla entre cercanía y compromiso político fue la que demoró hasta marzo del 2020 su nombramiento como Gerente de Corfecali, toda vez que Zuluaga nunca renunció a su puesto como docente y llegaría a la entidad estando en comisión.
Ya en Corfecali, aseguran funcionarios de la entidad, un Zuluaga desconocido para sus amigos despidió al personal más antiguo y se rodeó de gente inexperta en contratación y organización de eventos de la magnitud de los que hace Corfecali.
“La única trayectoria de Álex Zuluaga era la organización de Salsa al Parque y además de eso, trajo un talento humano sin conocimiento de lo público; novatos que creyeron que la Feria era como hacer la fiesta de los 15 años en la casa”, señala una fuente.
En medio de su desconocimiento, revela uno de sus empleados, nombró a una funcionaria en el área administrativa que ni siquiera conocía el software administrativo, financiero y contable, y empezó a llevar las cifras de Corfecali en hojas de Excel.
“Al jefe administrativo, actual gerente encargado, le quitaron todas las funciones y se las delegaron a esta funcionaria, quien era la mano derecha de Álex. En esas hojitas llevó toda la contratación, pero no le cargaron los IVA y seguían gastando y gastando, hasta que a último momento se dieron cuenta que habían gastado mucho más de lo que les aprobaron”, revela un exfuncionario de la Corporación.
Tampoco contaba con un director operativo que supiera hacer la Feria. Zuluaga confió en su amigo y socio de la Fundación Nuestra Cosa Latina, Andrés Díaz, pero Díaz entró en conflictos internos por líos sentimentales y el tema de Feria, dice la fuente, dejó de ser su prioridad.
La inexperiencia les pasó también factura a la hora de legalizar los contratos porque muchos no tenían pólizas de cumplimiento, les faltaban firmas y hasta el último momento no se les asignaba aún un supervisor. Razones por las que hubo, dicen, retrasos en la entrega de documentos e información contractual a la Contraloría.
Feria de irregularidades
Tradicionalmente, y por razones logísticas, la Feria de Cali se planea desde el mes de febrero. Aun así, con once meses de anticipación, se llega con el tiempo justo al final del año. Para el 2020, teniendo como concepto la pandemia, la decisión de realizar la Feria Virtual se tomó dos meses antes del evento y eso explica, según las fuentes, la improvisación y el despilfarro.
Tanto así, que el 22 de octubre se enteraron los periodistas de la intención de realizar la Feria y solo el 12 de noviembre los miembros de la Junta Directiva de Corfecali fueron citados para decidir si se firmaba o no el convenio interadministrativo con la Secretaría de Cultura, la que aporta la mayoría de recursos para la Feria.
“Solo dos miembros de la Junta Directiva nos mostramos en contra de la realización de una Feria Virtual porque no se compadecía con la situación económica de la ciudad y resultaba ser un gasto oneroso”, indica Jorge Alberto Criales, miembro de la Junta Directiva de Corfecali, al recordar que Corfecali aportó $1.086 millones, mientras la Secretaría de Cultura destinó $10.868 millones para la edición del 2020.
En solo dos meses, el poder de Alexánder Zuluaga fue superior, por el manejo de recursos, al de alcaldes de municipios vallecaucanos como La Cumbre, El Cairo o Vijes, cuyos presupuestos anuales son inferiores a los $12.000 millones que tuvo el ahora exgerente para realizar la Feria.
“Pensar en hacer en unas semanas lo que normalmente nos toma 10 ó 11 meses, era imposible. Es irresponsable que Ospina faltando dos meses le dijera a Zuluaga: ‘tenga este cheque en blanco de $12.000 millones y gásteselo como pueda’ y salieron a la topa tolondra a improvisar y a favorecer, porque la contratación llegaba direccionada desde el CAM, que lo único que hizo fue mandar a Argemiro Cortés a tratar de apagar el incendio”, señala un trabajador de la entidad.