La administración del alcalde Jorge Iván Ospina le está buscando un nuevo norte a la ciudad a través de su Plan de Desarrollo, el cual está hoy en construcción.
Según el director de Planeación Municipal, Roy Alejandro Barreras, esa hoja de ruta se enfocará para que Cali sea una ciudad sostenible e inclusiva. Dicho esfuerzo podría demandar recursos por unos $12 billones en cuatro años.
El funcionario considera que la operación militar de la Base Aérea Marco Fidel Suárez debe reubicarse para densificar la zona con más unidades de vivienda, mientras señala que esta administración dejará las bases de la recuperación de la emblemática Avenida Sexta.
¿Cuáles son las líneas del Plan de Desarrollo del alcalde Ospina para los próximos cuatro años, pues hasta ahora es una incógnita?
El plan tiene cuatro objetivos macro. El primero, es hacer de Cali un territorio sostenible y adaptado al cambio climático. Y convertirla en una urbe con una economía circular, que reutilice sus residuos y reduzca su huella de carbono y cuide sus ecosistemas. Lo segundo, es la transformación productiva y la competitividad del territorio con estímulos a nuevas cadenas productivas (clusters), industrias creativas y de la cultura, el turismo y el deporte. Y para que Cali sea una ciudad médica y de desarrollo digital y de las Tics.
También estimularemos la diversificación de sectores productivos tradicionales, ya que la industria pesada ha migrado hacia el norte del Cauca, Yumbo, Candelaria y Jamundí. Por eso esas fortalezas productivas ya no están en la ciudad, diferencias que nos hacen perder competitividad en desempeño fiscal frente a Medellín.
¿Habrá estímulos tributarios?, sin ellos Cali puede no ser atractiva para los inversionistas
Los estímulos tributarios son una herramienta valiosa. Habrá que coordinar esas políticas para ver a quienes y de qué manera se les podrán otorgar esas ventajas. El Alcalde, por ejemplo, está hablando de estímulos en materia de renovación urbana. Es decir, que quienes lleguen a invertir en Ciudad Paraíso tendrán exenciones en el impuesto predial.
Cali es una ciudad con mucha informalidad. ¿Cómo atacar el avance de ese fenómeno socioeconómico?
Precisamente, en tercer lugar, queremos enfocarnos en la reactivación económica, social y comunitaria donde la gente que está en la informalidad, incluso a merced de las economías ilegales y del gota a gota, pueda ser apartada de esos fenómenos. Todo con asociatividad comunitaria y la generación de emprendimientos con la inyección de capitales semilla.
¿Cuánta plata o recursos puede demandar toda esa hoja de ruta?
La Secretaría de Hacienda está acomodando su marco fiscal a mediano plazo por lo que no hay todavía un estimado financiero, aunque sabemos que el Presupuesto de Cali está un poco por encima de $3 billones al año. Podrían haber en el Plan de Desarrollo unos $12 billones mal contados para llevar a cabo estas inversiones sin contar con las gestiones ante el Gobierno Nacional. Buscamos así que Cali sea una ciudad inclusiva con más tejido social en sus diferentes territorios, más salud, educación y seguridad ciudadana.
El último punto es la reconciliación entre las instituciones y la ciudadanía y las nuevas formas de participación —especialmente de los jóvenes— que no necesariamente se sienten representados en las entidades públicas formales. Q ueremos acercar más las instituciones locales a los caleños.
El Alcalde dice que se contemplan cambios en el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, ¿cuáles serían?
Nuestra preocupación es el Plan de Desarrollo. Una vez quede listo abordaremos la discusión de la transformación administrativa de la ciudad en Distrito Especial. Hoy somos distrito en la ley (en el papel), pero hay que asumir muchas competencias y desconcentrar responsabilidades para lograrlo.
Lo próximo será la modificación del POT. El Alcalde habló de cambios excepcionales de algunas normas especialmente en la protección ambiental, suelos rurales, fuentes hídricas y el control de la urbanización excesiva especialmente en Pance. Esa modificación irá orientada hacia esos objetivos para acomodar la ciudad a nuevos proyectos, ya que solo el Tren de Cercanías generará en su recorrido muchos impactos urbanos.
¿En qué van los procesos para declarar de utilidad pública predios que están hoy en manos de la SAE?
Van muy bien. La semana pasada el Concejo aprobó en primer debate esa declaratoria y mañana se votará en segundo debate, y confiamos en que sea aprobada. La SAE habló de una fecha, que es el 29 de febrero, pero nosotros le dijimos que el Concejo quería votar ese proyecto este lunes 2 de marzo. Señalaron que no había problema por la celeridad que se ha dado a este proceso porque la administración pasada desistió de ese trámite de utilidad pública.
Una vez aprobada, registraremos los predios y eso hará que no se le puedan vender a nadie. Ya existen formas de financiar la negociación de esos lotes, como por ejemplo, con el cruce de cuentas (por impuestos), ya que la SAE le adeuda al municipio alrededor de $137.000 millones. Los de Pance, que son cuatro predios, tendremos que comprarlos, y será necesario apropiar recursos.
¿Cómo se va a conjurar finalmente el lío de la Sagrada Familia, que es hoy un elefante blanco en el Peñón?
Hemos tenido algunos acercamientos. El Alcalde ha dicho que no quiere tener ese elefante blanco allí, ni una herida o cicatriz urbana en un sector como ese que es turístico y patrimonio de Cali. Queremos que exista un proyecto concreto y para la tranquilidad de los inversionistas.
El promotor y el abogado tienen una posición por la vulneración de unos derechos, mientras que la Administración considera que se actuó en derecho y que son ellos quienes han vulnerado unas normas urbanísticas.
¿Es decir, que hicieron reformas a la edificación sin permisos?
Eso no tiene que ver con vulneraciones patrimoniales. Eso lo quiero aclarar. Lo que ellos han hecho es construir sin licencia, que es una infracción urbanística. Que si esas cosas afectan o no la preservación patrimonial del bien, es otra discusión. La ficha de interés cultural dice que se debe conservar la volumetría de la casa, la fachada y no da otras indicaciones acerca del interior del predio que reconozco se ha protegido por el promotor.
¿En qué va la recuperación de la Avenida Sexta, proyecto que está hoy en el limbo?
Hace un par de años se hizo un concurso de diseño arquitectónico y se lo ganó una firma de unos jóvenes de la Universidad del Valle y fueron contratados para hacer los diseños. Es una propuesta que contempla la intervención de 2,5 kilómetros de la Avenida desde la Plaza Jairo Varela hasta el Parque de la Música y costaría unos $40.000 millones. Pero hubo una dificultad contractual con esos diseños, que estamos buscando solucionar.
¿Esa intervención se hará en este Gobierno, o no?
Vamos a priorizar ciertas intervenciones entre ellos la red de espacios públicos de Cali. Y esa sería una intervención prioritaria que vale la pena por lo menos hacer por etapas, pero no se invertirán los $40.000 millones en este cuatrienio, pero sí iniciaremos parte de las obras.
Dentro del Plan de Desarrollo, ¿qué se hará frente al obstáculo que representa la Base Aérea Marco Fidel Suárez para ampliar la oferta de vivienda y nuevas vías?
Queremos la escuela de aviación reconociendo su aporte histórico a la ciudad. Pero la operación militar y el Comando Aéreo, Cacom 7, ha ocasionado que sus actividades causen unas enormes restricciones al desarrollo urbanístico para llegar a una ciudad densificada en la zona.
Desde el año 2000 se ha planteado la visión de Cali como una urbe que crece hacia arriba y no hacia afuera, y eso resulta imposible en las condiciones actuales.
La presencia de la base aérea y de que no se nos permita densificar la ciudad en sus alrededores (con edificaciones en altura), ha trasladado la presión urbanística a la zona sur, a Pance y al corredor de expansión y a los municipios vecinos, los que viene generando muchas afectaciones en materia de movilidad. Y a ello se añaden las afectaciones al medio ambiente —por lo que sucede en Pance— más lo que el municipio pierde en ingresos (prediales) por cada propietario que deja de comprar un apartamento en Cali y decide hacerlo en Jamundí, Candelaria o Palmira.
¿La base se tiene que ir a otro sitio?
No se trata de irse, sino de trasladar su operación militar de combate. La escuela podría quedarse aquí con aviones pequeños que no representan riesgos para los habitantes. Lo de hoy si es un riesgo por tener una operación de combate en la mitad de una ciudad consolidada como Cali.
Esa operación debería quedar en el aeropuerto Bonilla Aragón, e incluso en el aeropuerto Farfán de Tuluá, que es un gran sitio. Ese aeródromo está abandonado. Dicho traslado es posible y viable, pero hay que adelantar un gran esfuerzo entre el Gobierno local y la bancada parlamentaria —y aprovechando la presencia del Mindefensa, que hoy es vallecaucano— para dar ese paso.
“Aprendí a hacer política”
¿Se siente un delfín político por ser hijo de uno de los políticos más influyentes de Cali y el país?
Aprendí de mi padre desde niño que lo que le daba sentido a la vida era el servicio a los demás. Pasar por el mundo sin eso y no dejar huella, es como no haber existido. Y por eso aprendí a hacer política. Y serán los lectores los que calificarán si he tenido méritos, o no.
¿Se ha entendido bien con el alcalde Ospina?
Mi relación con él ha sido muy buena, pues compartimos mucho lo que es la visión de una ciudad sustentable.
Su esposa es hoy la jefe de Planeación del Valle. ¿A qué se debe esa coincidencia con un cargo similar al suyo?
Es una muy afortunada coincidencia. Cuando conocí a mi esposa ya era una funcionaria reconocida en Planeación Nacional por sus calidades técnicas. De hecho, es la que yo creo, sabe más de regalías en Colombia.
La decisión de la gobernadora Clara Luz Roldán de mantenerla
allí fue anterior a mi nombramiento por parte del alcalde Ospina. Eso nos permite una mayor articulación institucional... (risas).