Óscar de la Vega es un caleño que tiene más de 24 años de servicio religioso y ha sido director de importantes entidades a nivel local, como el Banco de Alimentos y el Hospital San Juan de Dios.
Debido a su labor, es un amplio conocedor de las principales problemáticas de la ciudad. Ahora, según cuenta el religioso, la más latente es la falta de sentido de pertenencia de los caleños.
Sin embargo, a pesar de que Cali tiene algunas crisis profundas, el párroco de la iglesia Juan Pablo II indicó que el alcalde Alejandro Eder no puede seguir mirando el pasado y se debe concentrar en solucionar.
Estamos en Semana Santa, una época de reflexión, ¿cuáles creería usted que son esos principales valores o aspectos por los que más deben pedir los caleños?
Hay dos cosas muy interesantes, una de ellas es que se vuelva a tener sentido de pertenencia y eso se hace trabajando en el respeto, ya que es un elemento importante para que sea una ciudad también viable. El segundo elemento es la capacidad de compartir, de escuchar, de ser tolerantes.
Muchas personas manifiestan que la ciudadanía quedó golpeada después del mandato de Jorge Iván Ospina, ¿usted cree que es así?
Yo creo que más que la parte política fue la pandemia que generó eso, reforzó el sistema individual. Se piensa que como no es mi problema entonces no hago nada.
Se debe generar una cultura más integración. Por ejemplo, yo creo que el deporte podría ayudar, hay que desconectarse un poco del internet. También nos hace falta una mejor salud mental y tomar conciencia de que estamos en el mejor vividero de Colombia.
¿Qué le recomendaría entonces al alcalde Alejandro Eder para poder empezar a solucionar este aspecto?
Yo le diría que deje de mirar tanto por el espejo retrovisor, porque este tiene un problema que vuelve a generar susceptibilidades y sigue generando polarizaciones que no necesitamos. Eso no comunica confianza a la gente porque genera fastidio y desmotivación.
Lo que debería de hacer es mostrar qué puede hacer para generar confianza en el sentido de lo que sí tenemos y lo que tenemos que potenciar.
¿Cuáles son esos aspectos que usted cree que deben tener mayor atención por parte de la Alcaldía de Cali?
Es urgente el tema de la movilidad. Es increíble que los transportes públicos se hayan vuelto una catástrofe. Entonces la gente está comprando motos y carros y generando más contaminación.
No estamos en una ciudad viable si no mejoramos la movilidad.
Eso tiene que ser una de las cosas más urgentes: el saber cómo transformamos el transporte masivo en una posibilidad que llegue al ciudadano. Yo paso todos los días por la avenida de Jamundí, por las universidades y digo que es increíble que las personas más sencillas tengan que esperar una hora o dos horas por un transporte porque no hay un servicio público que responda a la demanda.
Usted estuvo mucho tiempo frente al Banco de Alimentos, ¿usted cómo cree que está la situación de hambre en la ciudad? ¿Mejoró o empeoró?
Indudablemente es algo de preocupación, no tenemos la capacidad resolutiva para manejar una población que sigue aumentando en las situaciones de marginalidad en la ciudad. Tenemos desempleo en las madres cabeza de hogar, niños desescolarizados.
Debemos tener en cuenta que, por ejemplo, el sector del oriente tiene casi un millón de personas y la ladera tiene alrededor de trescientas mil. La calidad de la alimentación es muy precaria, hay personas que desayunan mal y comen mal porque no les alcanza el presupuesto.
¿Usted cuál cree entonces que sea la solución? ¿Se debe aumentar el número de comedores comunitarios en la ciudad?
Lo que pasa es que nunca será suficiente el recurso porque recordemos que los recursos están limitados para poder solventar todo el problema. Aquí es donde necesitamos la solidaridad del sector empresarial. Siempre se va a tener más demanda de lo que en realidad se puede cubrir.
Yo creo que allí tenemos que trabajar mucho comedores comunitarios, pero también las raciones de alimentos de los niños con el PAE en las escuelas públicas.
Además, creo que la Política Pública de Seguridad Alimentaria está muy precaria todavía en nuestro municipio de Cali, yo creo que el alcalde tiene que poner unas personas expertas que sean capaces de resolver el problema y tal vez no burocratizar, porque todos estos proyectos tienen un problema de fondo y es que los requisitos son tan grandes que en la burocracia se gasta casi el 30 %, eso quiere decir que no se lo come la gente.
¿Qué opina sobre la situación de los habitantes de calle en Cali? ¿Qué se debe hacer para poder otorgar una solución?
Yo estuve tratando con los senadores de la bancada parlamentaria, precisamente diciendo que debemos tener desde el Gobierno Central una política de salud pública con el tema de las adicciones.
El habitante de la calle es una persona que va llegando lentamente en su proceso de pobreza y de exclusión al consumo, eso lo lleva al desarraigo cultural y familiar y a violencia.
Un tema que causó recientemente mucha polémica es la intención de algunas personas de catalogar como monumento nacional a la mano de la resistencia, ¿usted cree que vale la pena entrar en esta discusión?
Yo pienso que tenemos que evolucionar del tema de estallido social a un tema más de inclusión social, porque con eso nos damos cuenta que hay una inconformidad en el ciudadano de a pie. Estamos ignorando el problema que tenemos: los desescolarizados, la gente joven que no tiene aspiraciones, el consumo de narcóticos, la pobreza, la desnutrición.
Hay que evitar llegar otra vez a esa situación de manipulación política, es una cajita de Pandora que en cualquier momento vuelve y se utiliza. Estamos en el siglo 21, ya la violencia no es un proceso de transformación, tenemos que aplicar la razón y la convivencia.
Tenemos entendido que actualmente está construyendo la parroquia San Juan Pablo II, ¿cómo va ese proyecto?
Me estoy dedicando a un proyecto y es la construcción de la parroquia, entonces tenemos un terreno promedio de 6.400 metros donde estamos construyendo un templo que pueda congregar a un promedio de 1400 personas, con todas las normas de seguridad de sismorresistencia, pero también que sea un icono.
Las obras tienen un avance de un 70% y hemos invertido casi cuatro mil millones de pesos en la construcción. Queremos que sea un referente en la ciudad pero que también responda a lo más importante: integrar a la comunidad.