A mediados del pasado mes de junio los caleños se conmovieron por el drama de un caballo que murió al ser arrollado por un vehículo en la Avenida Cañas Gordas. El equino fue utilizado en un recorrido de caballistas que, de acuerdo con información de animalistas como el concejal Terry Hurtado, se desplazaban en contravía por el lugar cuando se generó una colisión. El caballo recibió el mayor impacto y falleció en el asfalto.
La Alcaldía de Cali no da permisos para las cabalgatas o las llamadas minicabalgatas, como las quieren denominar ahora. Así que todas las que se hacen en la ciudad son ilegales. Pero el asunto es que, dice el cabildante Hurtado, la Policía ni la Secretaría de Seguridad las intervienen y se están haciendo de manera constante en el Jarillón, en Pance, en la Avenida Cañas Gordas, por la Panamericana y la zona rural de Jamundí.
De acuerdo con el concejal, ni la Alcaldía de Cali ni la de Jamundí, ni la Policía, coordinan operativos para prevenir estas situaciones, aun cuando se sabe la fecha y horas de los recorridos y que, en el caso particular de la capital del Valle, las cabalgatas pasan frente a las muchas cámaras de seguridad que existen en la ciudad.
Hay mucha violencia hacia los caballos en las cabalgatas, opina Liliana Ossa, de la Fundación Paz Animal, “por la crueldad del freno en manos de jinetes que, generalmente, están alicorado; por las espuelas que les clavan en los estómagos, por el estrés que les produce estar en una jauría de tres mil animales y personas, cuando ellos han estado pastando en un sitio especial o es una caballeriza, eso les produce infarto, del pánico. Además, los alicorados jalan el caballo de tal manera que los hacen resbalar sobre el pavimento porque las herraduras les dan un calor espantoso. Al jalarlo tan duro hacen que el caballo retroceda, que respire por la boca, se caiga y se fracture”.
Aunque aún existen en la ciudad este tipo de comportamientos violentos hacia los animales, referentes defensores de los mismos, como Hurtado y Ossa, coinciden en señalar que la crueldad hacia estos ha mermado no solo en la ciudad sino en Colombia.
El concejal argumenta que esto se debe a que la sociedad ha venido tomando conciencia sobre el respeto que merecen los animales, lo cual se ve reflejado en el tipo de relación que se entabla con ellos, sobre todo, con perros y gatos. También resalta que la gente hace más labor de veeduría, hay más presión social sobre aquellos que se sienten con derecho de maltratar a los animales y hoy lo deben pensar dos veces para cometer un acto violento y, además, actualmente se denuncian más estos hechos. Asimismo, hay mucho más posibilidad de visibilizar los malos comportamientos hacia estas especies a través de las redes sociales.
Para Ossa, la crueldad contra los animales ha disminuido porque los jóvenes se han comprometido con el activismo por los derechos de los animales y “con el rescate de los animales no humanos que siguen teniendo la problemática más grande que es el abandono”.
El abandono de los animales es muy común en Cali, comenta el teniente Jorge Mario Becerra Cortés, jefe del Grupo de Protección Ambiental Ecológica de la Policía Metropolitana. Las familias los dejan a su suerte por razones de espacios, porque hacen daño o no tienen cómo sostenerlos. “Eso lo evidenciamos mucho”, sostiene el uniformado.
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Liliana Ossa y la abogada Marisol Gómez, otra rescatista y defensora a ultranza de la causa animalista, añaden que la gente los deja en cajas al frente de las sedes de las organizaciones dedicadas a su protección o los tiran cual bultos de papas por encima de las puertas de los albergues.
Gómez comenta que a otros animales los abandonan porque llega un bebé a la familia con problemas de piel y no desean que este tenga contacto con la mascota; o porque se envejecieron. Hace poco, ella rescató un perro anciano, sordo y ciego, que lo tiraron a la calle. “Lo tengo hospitalizado hace 20 días. Tiene una hernia perianal. Estaba en los huesos, tirando a anémico”.
Esta profesional es rescatista de animales hace 25 años y desde hace 10, alquilaba fincas para poder darles un hogar a los perros que auxiliaba. Su organización Ángeles Protectores hoy tiene 189 perros y para poder sostenerlos ella vende pizzas, lasañas y organiza eventos. “Para el domingo 17 de julio voy a hacer uno. Un señor muy amablemente me prestó el sitio con toda la logística. Voy a cobrar un cover de $10.000 y eso me servirá para sufragar gastos fijos que no se han podido cubrir: quincenas, primas, servicios”.
Por el albergue que organizó en un terreno que compró en Rozo, esta caleña de 42 años tiene deudas por encima de cien millones de pesos. De ahí que ya esté pensando convertirlo en una Fundación “para poder tocar puertas a las empresas y a otras organizaciones gubernamentales, porque, definitivamente, no puedo sola, estoy reventada”, revela agobiada.
En blanco y negro
Son variados los comportamientos de maltrato animal que se siguen presentando en la ciudad, pero también hay que resaltar que Cali es una ciudad en la que se están logrando cristalizar proyectos en favor de estos.
Aunque está prohibido, se siguen observando en ciertas zonas de Cali, carretas transportando escombros, jaladas por equinos. Así lo ha evidenciado el teniente Becerra. “Es cruel ver a los animales cuando ya se desploman del cansancio, con una deshidratación severa…a los caballos a veces los tienen en muy malas condiciones y son los que les generan el sustento a esas familias que abusan de ellos”, señala el agente.
Cuando se encuentran con uno de estos casos, asegura el teniente Becerra, se apoyan en alguno de los veterinarios del Centro de Bienestar Animal de Cali para que emita un concepto del estado del animal. Si este dice que está en malas condiciones por laceraciones, deshidratación o desnutrición, proceden a incautarlo. Y la Secretaría de Tránsito se encarga de incautar la carreta. Posteriormente, continúa el teniente, al animal es llevado a una fundación legalmente constituida. “Pronto ya vamos a tener nuestro Centro de Bienestar Animal para llevar estos animales”, cuenta entusiasmado.
La mala tenencia de las mascotas en los hogares (por ejemplo, sus tenedores se van de paseo y los dejan sin agua ni alimentos, ni cobija), la venta y criaderos ilegales de animales; instrumentalizarlos (los hieren o matan a bala o a cuchillo) para vengarse de una pareja o de un vecino, y los abusos sexuales cometidos contra ellos, son otras de las problemáticas que más los afectan.
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Sobre esta última crueldad la mayoría de fuentes consultadas tienen hechos que recordar: “tengo una perra a la que violaban indigentes en la Galería Santa Elena”, “a un habitante de la calle que andaba en bicicleta por el Parque del Perro en compañía de unos diez perros, una señora lo vio violando las perras y los perros. Y lo denunció”…
El maltrato animal es delito en Colombia desde el 2016, resalta Alejandro Gaviria, fiscal coordinador del Grupo Especial para la Lucha contra el Maltrato Animal, Gelma, de la Fiscalía General de la Nación. Él explica que para enfrentar este tema hay dos opciones: la primera es como conducta contraria a la convivencia. Esto es competencia del Inspector de la Policía donde sucedieron los hechos o de las Alcaldías.
La segunda, es cuando se produce la muerte intencional o dolosa. O cuando hay lesiones graves físicas o emocionales intencionales. “Es decir, para que el maltrato sea delito debe haber intención de causarle daño al animal”. La Fiscalía se encarga de investigar entonces “los delitos que afectan la vida, la integridad física y emocional de los animales”.
Cali y el Valle cuentan, cada uno, con un fiscal especializado para atender este tipo de hechos. En 2022 la entidad ha recibido más de mil denuncias por maltrato animal en Colombia.
“En este momento en Cali tenemos 91 denuncias que están en indagación y en el Valle, 73”, asegura el fiscal Gaviria, quien añade que esto no significa que en Cali o el Valle maltraten mucho a los animales. “Significa es que la gente es más sensible al sufrimiento de ellos y por lo tanto, denuncia”.
El Código Penal en su artículo 3 39 A y en el 3 39 B, contempla penas
privativas de 12 a 36 meses para quienes cometan delitos contra los animales, pero estas penas pueden ser excarcelables. Sin embargo, adicional a eso, explica el fiscal Gaviria, hay una serie de sanciones de carácter pecuniario y penas de justicia retributiva y restaurativa. También se les prohíbe a ejercer cargos públicos y la tenencia de animales.
De acuerdo con el teniente Becerra, diariamente el Grupo de Protección Ambiental, integrado por 16 uniformados, hace controles para proteger a los animales, “porque todos los días tenemos denuncias ciudadanas de algún tipo de maltrato o de alguna mala tenencia con animal”.
Comenta que si alguien quiere denunciar algún tipo de atropello contra cualquier especie animal puede llamar a la línea de la Policía Nacional 1,2,3 o a la línea de atención inmediata 316 018 60 68. O escribir al correo mecalambiental@policia.gov.co.
Proyecto de Acuerdo
El jueves, en compañía de un grupo de niños, niñas y adolescentes, el concejal Terry Hurtado radicó en el Concejo de Cali, un Proyecto de Acuerdo que busca la prohibición del ingreso de menores de edad a corridas de toros y otras prácticas taurinas.
Para el cabildante hay que proteger no solo a los animales, sino el bienestar y la salud psicológica de los niños y niñas.
“Eso va a redundar en que esos niñas y niños tengan una psiquis menos maltratada, menos expuesta a la violencia como un hecho normal, o como un hecho de festejo público como una corrida de toros, pues luego serán adultos con mayor sanidad mental, para no aceptar la violencia como una situación normal o tolerable, ni hacia los humanos ni hacia los animales no humanos”.
Centro de Bienestar Animal
Si todo sale conforme a lo planeado, Cali contaría en agosto próximo con la amplia sede donde funcionará el Centro de Bienestar Animal, la cual está ubicada en la Carrera 56 No. 7 Oeste 4-55.
De acuerdo con el ingeniero Andrés López, la obra, con una extensión de mil metros cuadrados construidos, tiene un avance del 72 %: ya todo el componente estructural está terminado y se está haciendo la obra gris (repellos, estucos). Además, se están realizando las instalaciones de redes eléctricas, red de datos, red de cámaras, la carpintería mecánica y en aluminio.
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La edificación tiene dos pisos. El primero cuenta con tres grandes
bloques: uno donde estará la recepción y la sala de espera. El segundo será para el área administrativa. El tercero, para los quirófanos de especies mayores y menores, imagenología, esterilización, el área para porcinos, consultorios, el área de alojamientos temporales y las pesebreras.
En el segundo piso estarán los alojamientos grupales de caninos, de felinos y de aves. “Este es un edificio que se sale de lo convencional y va a impactar positivamente a la comunidad y va a traer grandes beneficios no solo para Cali sino para la región”, comentó López.