La familia de Verónica Delgado vivió hace tres meses, quizás, las semanas más difíciles de su vida. Esta caleña de 22 años, su novio, su mamá, dos tías, su papá y su abuela paterna se contagiaron de covid. Casi todos estuvieron por varios días en la clínica y ya se recuperaron, pero la más adulta no logró sobreponerse a la enfermedad.
“No sabemos cómo se dio la transmisión del covid. Si fui yo, mi novio, si de pronto fue mi papá, en realidad no sabemos cómo fue”, dice la joven, quien recuerda que días antes, ella y su novio habían compartido con sus papás -que viven en casas distintas-.
Los síntomas de covid empezaron un día cuando Verónica y su pareja sintieron un “malestar normal”. Sin embargo, se fue intensificando al punto que les tocó acudir al médico. Les hicieron la prueba covid y a él le salió positiva. Los días de aislamiento los pasó en casa de Verónica, en donde vive su mamá, de 58 años, su abuela -quien sufre de hipertensión y diabetes-, y su hermana.
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Pasados ocho días, “mi mamá empezó a sentirse mal; en la casa en la que vive mi papá también, allá presentaron síntomas él, mis dos tías y mi abuela, y de un momento a otro todos en la familia teníamos covid”, cuenta Verónica. La joven sostiene que durante toda la pandemia han tenido las precauciones necesarias. “Intentamos guardar la cuarentena y salir con cuidado porque mi abuela, que vive conmigo, es diabética e hipertensa; entonces nuestro miedo era que se contagiara ella, por eso éramos tan cuidadosos, pero ya llegó un punto en el que uno se puede contagiar en cualquier lugar”, expresa.
Y así fue. Aunque aún no logra descifrar cómo se dio la cadena de contagio, en la casa en la que vive, su mamá se enfermó y estuvo en la clínica 18 días; en casa de su papá, él se infectó, sus hermanas -que estuvieron hospitalizadas-, y también su mamá -abuela de Verónica-, quien desafortunadamente a la semana falleció.
“A mi familia le pegó muy fuerte, perdí a mi abuela paterna, y por un momento pensé que mi mamá también se iba a morir, y mis tías estaban hospitalizadas también. A mi hermana y a mi otra abuela, que viven en casa conmigo no les dio”, asevera Verónica.
Casos similares a este han vivido cientos de colombianos, y aunque no se logra descifrar con precisión la cadena de contagio, en algunas de estas situaciones los jóvenes son quienes han llevado el virus a sus casas, y contagian a padres, abuelos y otros familiares de edad adulta, quienes tienen mayor riesgo de complicarse con la infección por covid y, por ende, de fallecer.
De hecho, así lo demuestran las estadísticas. Según las cifras de la Secretaría de Salud del Valle, el mayor número de contagios se concentran en la población entre los 20 y 40 años, pero el 93 % de los fallecidos son personas mayores de 50 años.
¿A qué se debe que 49.157 de los contagiados están entre los 20 y 40 años, y de estos solo el 2,25 % han fallecido? El médico familiar Lauro Rivera, lo explica: “En general, los jóvenes con covid suelen evolucionar favorablemente y la mayoría tiene los síntomas de una gripa con recuperación completa en un lapso de 2 o 3 semanas y no tienen secuelas, sin embargo, también hay jóvenes que terminan hospitalizados, con oxígeno en casa durante semanas, con secuelas en diferentes sistemas de su cuerpo, incluso hay otros que se complican, van a la UCI y pueden fallecer. Entonces no es un tema para tomarse sin el cuidado requerido”.
Asimismo, el también docente de la Universidad Icesi agrega: “los jóvenes son las personas que más actividad tienen, se reúnen con amigos, sitios de diversiones, esto los expone más. La credibilidad también se ha ido perdiendo con el tiempo, ya la gente no cree que existe el virus o no dimensiona el daño que puede producir; y por eso han relajado las medidas de autocuidado, sobre todo los más jóvenes consideran que están fuera de peligro -que no es cierto-, se han relajado con el uso del tapabocas, el lavado de manos, falta de disciplina con el autocuidado”.
En este sentido, sintetiza: “Los jóvenes están más expuestos por la misma falta de cuidado que tienen; el adulto mayor, aunque también se expone, suele ser mucho más responsable y precavido”.
Precisamente por la falta de cuidado y quizás, sumado al agotamiento por el encierro, los jóvenes salen de casa y al regresar, y por no haber cumplido a cabalidad todos los protocolos de bioseguridad, ponen en riesgo la vida de sus seres queridos adultos mayores.
De hecho, Marcela Arrivillaga Quintero, directora del Departamento de Salud Pública y Epidemiología de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, asegura que “el riesgo de contagio al interior de hogares donde conviven personas jóvenes y personas mayores de 50 años es totalmente posible”.
Y, asimismo, anota que hay dos factores que pueden influir a que el mayor contagio sea entre personas jóvenes: “uno tiene que ver con que se trata de población productiva que tiene la necesidad de circular hacia sus trabajos; el segundo se relaciona con la baja percepción de riesgo, dado que se pueden percibir menos susceptibles de presentar complicaciones por el covid”.
Recomendaciones
Los jóvenes deben mantener las mismas conductas de autocuidado que ya se conocen.
“Ese cuidado no solo se traduce en proteger a los integrantes de las familias que pueden ser más susceptibles de contraer el virus sino también ser conscientes del sentido colectivo del cuidado. El joven de hoy tiene el reto de madurar en su perspectiva hacia los demás; no solo pensar en sí mismos y en su propia diversión. Es momento de posponer encuentros, limitar espacios, contactos y aprovechar al máximo la virtualidad para la socialización”, comentó Marcela Arrivillaga.
Para los jóvenes que deben salir a trabajar, la recomendación es mantener el correcto uso de tapabocas, distancia física y lavado de manos frecuente.
Llamado al autocuidado
“Las personas vienen cansadas de un año lleno de restricciones y la Navidad aviva sentimientos de encuentro. Las autoridades locales no pueden promover escenarios de encuentro”, dice dra. Arrivillaga.