Aunque Cali es llamada ciudad deportiva y capital mundial de la salsa, paradójicamente en muchos países aún no la conocen como tal, ante la falta de campañas más agresivas de promoción y a través de grandes eventos. Se trata de un potencial que amerita ser más explotado para la reactivación socioeconómica de la capital del Valle del Cauca.

Y para ello Cali necesita una marca de ciudad. En ese propósito, la nueva secretaria de Turismo, Stefania Doglioni Vélez, afirma que trabajará en repensar la actividad turística para que esta capital mejore su imagen (tras los problemas del paro) y proyecte su oferta de servicios como destino de salsa, salud, naturaleza y turismo mochilero.

La profesional es administradora de empresas turísticas y hoteleras egresada de la Universidad Externado de Colombia y se desempeñó en el Greater Bogotá Convention Buró, antes de asumir la dirección del Cali Valle Buró, cargo que ocupó por espacio de tres años.

Durante su gestión en esa entidad, dice, logró captar 28 eventos nacionales y extranjeros, entre ellos varios congresos, seminarios, simposios y conferencias.

Usted llega a la Secretaría de Turismo de Cali en un momento crítico en lo económico y social. ¿Qué la motivó a aceptar este cargo?

Llego en un momento complejo para la ciudad, que, además, ha sido complicado para la industria turística afectada por la pandemia. Ahí está la clave del porqué quise aceptar este desafío, pues trabajo en este sector desde hace mucho tiempo, y precisamente desde el Valle Cali Buró estuve participando en la reactivación turística y ahora es la oportunidad de seguir apoyando esa recuperación desde la Alcaldía. Sin duda ahora tendré una mayor capacidad de gestión en favor de la actividad turística en momentos en que tanto lo necesita.

¿Qué tanta de esa experiencia en el Buró se podría aplicar desde lo público para mejorar la imagen de la capital del Valle del Cauca?

Mi experiencia en el turismo es de un poco más de siete años. Trabajé en el Buró de Bogotá y ya lo había hecho fuera del país en este campo. Creo que si bien en el Valle Cali Buró, que es una entidad dedicada a la promoción de la ciudad y la región, entendí cuáles eran las necesidades del mercado, encontré una falencia sobre la cual se viene trabajando desde anteriores secretarios y administraciones, y que debe ser reforzada, y es el producto o materia prima a consolidar a nivel turístico. Y entendiendo la necesidad de la demanda, es importante comenzar un enfoque hacia la oferta. Para ello es necesario articular acciones con otras dependencias como las de Cultura, Desarrollo Económico y Deportes.

Precisamente, ¿de qué manera se debe repensar a Cali en esa oferta y demanda turística, pues nos falta mucho para estar en el radar de los grandes operadores?

Considero que hay que repensar a Cali en materia turística porque no tiene una marca ante el mundo. Precisamente, es uno de los proyectos que quiere liderar la Administración Municipal y es cómo contar con una marca ciudad. Estamos en el momento perfecto porque Cali comenzó a ser conocida a nivel mundial por las razones que sean y en especial por todo el tema del paro. Antes de todo esto estuve en la Feria Internacional de Turismo, Fitur, y allí muchas agencias querían saber de la ciudad como destino a visitar después de haber llevado varios grupos a Colombia. Por eso reitero que Cali debe repensar el tema de contar con una marca para cambiar ese discurso (de las protestas) que nos puso a escala internacional.

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¿Y cuáles son esos otros retos que se ha trazado para promover la llegada de más visitantes extranjeros y mostrar la cara amable de la ciudad?

Mi plan de trabajo lo componen tres pilares estratégicos. El primero, y tal vez por el enfoque del que vengo, es la promoción y el posicionamiento del destino Cali y trabajar articuladamente por la marca ciudad con otras secretarías, pues hay muchas actividades y eventos que se generan desde el Buró. Otro eje es el de producto, es decir, la materia bruta que puede convertirse en experiencias turísticas, pero se necesita su consolidación para que sea vendible ante el mundo, y que también el turista nacional lo consuma. Un tercer eje es la planificación teniendo en cuenta que Cali se convirtió en Distrito Deportivo, Cultural y Turístico, y hay grandes desafíos que tendrán el apoyo de expertos para fortalecer los procesos de calidad de la Secretaría de Turismo.

¿Cómo cambiar ese concepto de que Cali es solo salsa y diversión, cuando muchos operadores sugieren que hay otros campos turísticos interesantes que deben ser promocionados?

Técnicamente hablando en términos turísticos esa es una realidad en el tema de la salsa. Y creo que no se debe pelear con esa realidad. A veces uno observa que cuando promocionan a Colombia internacionalmente, el país siempre tiene su ‘joyita’ que es Cartagena. Y sobre eso se apalanca esa promoción. Sin embargo, la salsa es un producto que debemos continuar comercializando como ‘gancho’ turístico, pero no dejaremos de lado, por ejemplo, el turismo de naturaleza, que trae un perfil de turista de mucha conciencia ambiental, además, teniendo en cuenta que Cali y su zona rural tienen 400 especies de aves, por lo que es un gran potencial en el que vamos a trabajar mucho para que nos conozcan más, sin olvidarnos de la salsa.

Igualmente, el campo deportivo se está moviendo y de hecho estamos recibiendo grupos de turistas que son ciclistas recreativos. La idea es vender una oferta complementaria para estos visitantes, la cual jalonará más al sector.

En otras palabras, impulsar un portafolio de salsa y patrimonio…

Mi antecesor dejó ese portafolio y lo que queremos es seguirlo impulsando porque uno debe construir sobre lo construido. De esa iniciativa, buscamos precisamente extraer unas experiencias para consolidar esos y otros productos turísticos.

¿Cuáles podrían ser esos otros productos turísticos de alto potencial?

El de salud es uno de ellos, una actividad que no ha parado, aun en medio de los bloqueos que hubo y porque responde a unas dinámicas necesarias. Allí Cali tiene un potencial muy grande. En segundo lugar, tenemos el llamado turismo mochilero, que a veces la gente lo estigmatiza, cuando es la puerta de entrada para consolidar destinos que no han sido tan conocidos a nivel internacional. Por lo tanto, ese segmento es una gran oportunidad, en especial por la llegada de muchos estadounidenses y europeos que hacen turismo de mochileros. Es un camino en el que vamos bien. Lo otro es promocionar el turismo al barrio, al cual le queremos dar un vuelco para trabajar con comunas y barrios que han sido afectados, como Siloé.

La actual Administración tiene un Plan de Desarrollo Turístico. ¿Le suena esa iniciativa o debe cambiarse?

Estamos en su revisión y lo que haremos es que el plan esté articulado con Cali como Distrito. Hay ideas magníficas y buscamos establecer si todas son aplicables a la ciudad y sí habría que añadir otras estrategias para ese cambio.

Antes de la pandemia a Cali llegaron 194.000 visitantes. ¿De qué manera se puede recuperar esa cifra con todo lo que está pasando?

Efectivamente, los flujos de turistas bajaron totalmente y un poco las metas que se tenían con el Sistema de Información Turística, Situr, era lograr entre 2020 y 2021 la llegada de 70.000. La dinámica había comenzado a subir, pero lastimosamente se presentaron los bloqueos en la ciudad y la cifra volvió a caer, pero ya están arribando turistas y estamos informados de que varias agencias alistan nuevos grupos de visitantes. Buscamos superar esa cifra de 70.000 turistas con posicionamiento y promoción y, ante todo, generando confianza. Coincidencialmente, días atrás nos visitó una excursión de 50 personas, procedentes de República Dominicana, y se despidieron fascinados de la ciudad.

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¿Qué explica que a la ciudad no hayan llegado grandes eventos, congresos y convenciones en los últimos años, mientras Cartagena, Barranquilla y Bogotá los sigue atrayendo?

Como Secretaria de Turismo seguiré apoyando esa labor desde el Valle Cali Buró, y es cierto que no tenemos grandes eventos, aunque últimamente en el país tampoco hay. Recibimos un golpe muy complejo porque acabamos de perder un evento que se iba a realizar en la ciudad, que era la Cumbre de la Biodiversidad, el cual se hará de manera virtual. Cali pierde convenciones, pero es un comportamiento del mercado a nivel nacional, donde muchos de ellos le apuestan a la virtualidad por la pandemia. Lo otro es que el Buró está trabajando con otros, para recuperar eventos postergados o cancelados. Sin embargo, desde la Secretaría estamos impulsando uno de música y baile que nos podría traer 3000 personas. Por ahora, el enfoque es trabajar y fortalecer eventos propios como el Petronio Álvarez y el Mundial de Salsa, con un aliado que es el Fondo Nacional de Turismo, Fontur.

Como directora del Buró, ¿cuántos eventos logró organizar y podrían replicarse en Cali?

En los 30 meses que estuve como directora captamos 28 eventos nacionales e internacionales. Su impacto económico fue de unos US$9 millones, es decir, unos $1000 millones por cada uno. Y antes de mi retiro nos proyectábamos hacia la atracción de eventos nacionales. Sin embargo, logramos captar un evento internacional que era el Congreso Mundial de Marketing Social, que estaba a punto de irse y finalmente tendrá como sede a Cali con nuevas fechas. Otro que vamos a organizar para mayo del 2022 es un congreso de gastronomía internacional.

¿Qué va a pasar con el proyecto del bulevar de San Antonio, que tanto se promocionó?

Hay proyectos que se deben seguir trabajando y reitero que se debe construir sobre lo construido y el bulevar de San Antonio sigue siendo un punto importante para los visitantes de la ciudad.

Mirador de Cristo Rey

¿Qué va a pasar con el mirador de Cristo Rey, en el que se iban a invertir $34.000 millones?

Ese proyecto está estructurado y considero que le aportaría mucho a la ciudad. Están listos los estudios que promovió mi antecesor y la situación es trabajarlo, pero en el momento no es uno de los proyectos priorizados, y sin recursos por ejecutar. Pero desde la Secretaría
de Turismo seguiremos trabajando con la CVC y el Dagma y, además, no es labor nuestra realizar obras de infraestructura, pero sí la gestión
para que se materialicen.