Quienes lo conocieron de cerca afirman que el amor que sentía Carlos Ardila Lülle por el Valle del Cauca era superior al de cualquier coterráneo.
En nuestra región le dio vida a muchas empresas, generó miles de empleos y contribuyó con importantes proyectos sociales y de salud. Este viernes, a sus 91 años, murió en Cali.
Se cuentan alrededor de 80 compañías que le han dado una oportunidad de empleo a no menos de 40.000 personas. Por eso nadie duda de su enorme capacidad de liderazgo y sobre todo de su visión para crear empresa.
Fundó la Organización Ardila Lülle, un conglomerado de grandes empresas colombianas, entre las que se cuentan RCN Televisión, RCN Radio, gaseosas Postobón, con sus embotelladoras Central Cervecera de Colombia, el equipo profesional de fútbol Atlético Nacional y los ingenios Incauca y Providencia.
El año pasado, según la revista Forbes, fue el cuarto hombre más rico de Colombia y el número 1613 en el mundo.
Desde muy joven Carlos Arturo Ardila Lülle quiso apostarle a crear negocios y a generar sus propios ingresos. En su etapa escolar fue un estudiante brillante, especialmente para las matemáticas. “Algunos de sus compañeros lo destacaban como el mejor, sus notas siempre fueron buenas y tenía mucha facilidad con los números”, contó en su momento el periodista Julio Nieto Bernal. Por ello no le fue difícil ingresar a la Escuela de Minas de Medellín, que en los años 40 era la obsesión de los padres bumangueses de buena familia para que sus hijos fueran unos genios, relató Bernal en una entrevista que le hizo en la década de los 90.
Ardila Lülle nació en Bucaramanga el 4 de julio de 1930 y desde muy joven tomó decisiones ambiciosas, todas heredadas de su abuelo, un hombre de origen alemán que le enseñó el amor por el trabajo.
En la capital antioqueña, mientras estudiaba, se vinculó laboralmente a una empresa de bebidas, conocida como gaseosas LUX, que era de propiedad de don Antonio Gaviria.
Ingresó a los 21 años de edad y allí se enamoró de María Eugenia, hija del señor Gaviria, con quien se casó dos años después. De esa unión nacieron sus cuatro hijos Carlos Julio, Antonio José, María Emma y María Eugenia.
Ardila fue un visionario y emprendedor. Con solo 23 años ya era el gerente de la fábrica y fue trasladado a Cali para iniciar la creación de una planta de gaseosas.
Su capacidad de liderazgo y de emprendimiento contrastaba con la de conversador en medios de comunicación. Casi no gustaba de entrevistas, pero el comunicador Julio Nieto Bernal, su paisano, logró entrevistarlo y en uno de los apartes de la charla el señor Ardila Lülle le dijo... “En mis cuatro hijos está prevista la línea de sucesión de la organización. Son personas juiciosas, han estudiado en algunas de las mejores universidades del mundo y están pendientes de las empresas desde antes de terminar sus carreras. También hay ejecutivos de gran talla, que junto con mis hijos harán un grupo inmejorable”.
Cali fue para el señor Ardila el trampolín de sus negocios. Prácticamente la capital del Valle y sus alrededores lo motivaron a crecer y a innovar. En esta ciudad y como líder de la planta de gaseosas incluyó en las bebidas el gas y la tapa en forma de corona. También innovó con el nuevo sabor de manzana en el año 1954.
Poco a poco fue evolucionando el negocio, luego lo diversificó y empezó a darle forma a su gran legado empresarial.
Al finalizar la década del 60 adquirió con la ayuda del empresario Jaime Michelsen Uribe las acciones de su competidor Postobón. También en ese periodo logró conseguir la franquicia de Pepsi Cola.
Su legado siguió creciendo. Negoció la adquisición de Ingenio Manuelita y fundó el Ingenio del Cauca.
El hoy presidente de la Asociación Nacional de Empresarios, Andi, Bruce Mac Master, recuerda que Ardila fue un gran empresario y un gran industrial que estuvo presente en varios sectores de la economía, al tiempo que se destacó como un gran filántropo.
Durante 60 años forjó una actividad que fue determinante en el desarrollo económico y social a través de las compañías en sectores de bebidas, textiles y comunicaciones, solo por nombrar algunas.
En el año 2003 el gremio le otorgó la orden al mérito empresarial José Gutiérrez Gómez. Fue pionero en la creación de grandes empresas del país y respaldó la construcción de proyectos claves para la salud.
Apoyó y su organización sigue respaldando programas sociales especialmente en el área de la salud.
La organización Ardila Lülle donó los equipos de oncología de la Fundación Santa Fe en Bogotá y ha sido un soporte fundamental para la consolidación de la Clínica Fundación Valle de Lili.
Su legado trasciende fronteras y por ello quienes lo conocieron reiteran que don Carlos Ardila fue un ejemplo de gran liderazgo.