Más tardó en salir el decreto que prohíbe el uso de la pólvora en la ciudad que los caleños en quemarla e incumplir la norma.
En la madrugada del primero de diciembre se reportaron decenas de alboradas para recibir el último mes del año en varios sectores de Cali; la mayoría afectó la tranquilidad de la comunidad en los barrios, debido a la manipulación indiscriminada de los artefactos explosivos, los cuales ya dejaron a la primera persona en la ciudad con quemaduras de primer grado.
Las actividades de pirotecnia se sintieron, incluso, en la periferia del casco urbano. “Yo vivo en la vía a Dapa y hasta allá se escucharon los estruendos de Cali por la pólvora, las autoridades tienen que seguir insistiendo en el control porque se escuchaba como si fuera un bombardeo, fue horrible. La idea no es solo sacar decretos de prohibición que por sí solos no sirven, hay que hacer operativos de verdad, actuar y confiscar toda esa cantidad de pólvora que está a la venta”, declaró Patricia Gutiérrez, una de las tantas ciudadanas inconformes.
Las autoridades del Distrito salieron a hacer control en las calles de la ciudad con más de 60 funcionarios que hacen parte del equipo de Inspección, Vigilancia y Control (IVC) de la Secretaría de Seguridad y Justicia, acompañados de la Policía y los Bomberos, sin embargo, esto no fue suficiente para controlar a los fiesteros.
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“Se lograron desarticular dos eventos masivos que no estaban autorizados en el norte de la ciudad, exactamente en las comunas 5 y 6, pero queremos invitar a toda la ciudadanía a que disfrute diciembre en paz, con tranquilidad y diciéndole no a estos artefactos que ponen en riesgo la vida e integridad de nuestros niños, niñas y adolescentes”, manifestó Jimmy Dranguet, secretario de Seguridad de Cali.
La preocupación también se debe a que se pueda repetir lo sucedido el año pasado, cuando hasta el 1 de diciembre también había solo una persona quemada, pero la cifra llegó hasta 36.
El seguimiento a los lesionados por pólvora que realiza el Instituto Nacional de Salud —INS— indica que hasta el momento van 7 personas a nivel nacional, sin contar los dos casos que registra el Valle del Cauca.
Además de las personas afectadas en los diferentes sectores, las mascotas y animales de compañía también pasaron una mala noche.
El caleño Juan Diego Úsuga, por ejemplo, tuvo que presenciar el impacto a su perro. “Cuando empieza a sonar la pólvora, él se pone muy nervioso y empieza a temblar bastante, por lo que busca un lugar debajo de las camas o donde pueda dejar de escuchar ese ruido. He visto casos de amigos con perros que incluso convulsionan o se vuelven muy agresivos de la nada”.
De acuerdo con la organización Conexión Animal, solo en la noche de las alboradas se reportaron en Cali más de 30 perros extraviados por los efectos sonoros de la pólvora.
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Terry Hurtado, concejal de Cali reconocido por la defensa animalista, cuestionó que “la Secretaría de Seguridad debe revisar su metodología para los operativos y tener una permanencia en aquellos sitios donde hay riesgo de uso de pólvora”.
Esto debido a que, según el concejal, en muchos puntos que fueron visitados por el organismo de la Alcaldía las personas esperaron a que los funcionarios se retiraran para llevar a cabo las actividades de pirotecnia.
“Le hacemos un llamado a toda la ciudadanía a que si ven algún animal desorientado en la calle, producto de estos días de alto uso de pólvora, lo acojan, lo cuiden y lo reporten a la campaña de ‘Regreso a casa’ de Conexión Animal para buscar su familia”, agregó Hurtado.
El caso en el Valle
La Secretaría de Salud departamental informó sobre la primera persona en resultar lesionada en el Valle en la temporada de fin de año.
Se trata de “un hombre de 43 años en el municipio de Tuluá, a quien le estalla un artefacto explosivo en su mano y tiene lesión en dos de sus dedos”, dijo María Cristina Lesmes, secretaria de Salud del Valle.
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Este caso también se dio en medio de la alborada navideña y la funcionaria departamental hizo un llamado para que la comunidad no use ni manipule elementos pirotécnicos.
Entre el 1 de diciembre del 2021 y el 15 de enero del 2022 se registraron 91 personas quemadas en el Valle.