Varios concejales de Cali ven con escepticismo la propuesta de la Alcaldía para una posible reapertura de bares, discotecas y otros establecimientos nocturnos de la ciudad. Aunque reconocen la importancia de mitigar el impacto económico tras el cese de actividades, temen que de implementarse crezca sin control el índice de contagios.

Este viernes el alcalde Jorge Iván Ospina dijo que su gabinete estudia la posibilidad de "abrir cerca de donde hay un establecimiento nocturno, cerrar la calle y que esa discoteca adelante su rumba allí, para que haya ventilación y evitar que las personas se mueran", en una transmisión por Facebook.

Por otra parte, algunos expertos en salud afirman que por cuestiones culturales en Cali es poco efectivo aplicar restricciones. Recomiendan acciones orientadas a la socialización de una "nueva normalidad".

Uno de los primeros en referirse al tema fue Roberto Ortiz. El cabildante escribió en Twitter que los sectores que no puedan reactivarse "deben recibir ayudas reales del Municipio". Además, se mostró preocupado por "el mensaje" que se envía a los caleños desde de la Administración.

Al respecto también se manifestó Fernando Tamayo, presidente de la corporación, al decir que "para la ciudad es vital buscar que los negocios nocturnos reingresen a la normalidad porque son grandes generadores de empleos formales e informales".

Pero considera que la declaración del alcalde Jorge Iván Ospina va a generar "falsas expectativas" entre el gremio y recordó las recientes determinaciones del Gobierno Nacional en ese sentido.

"Ayer (viernes) la ministra del Interior, Alicia Arango, dio un mensaje claro y dijo que por ahora bares y discotecas tendrán que esperar para regresar a la vida productiva", afirmó.

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Roberto Rodríguez, del Centro Democrático, se expresó a favor de la reapertura paulatina de la economía y reconoció la importancia de tomar acciones respecto a la rumba en Cali dado que "las fiestas y el consumo de licor no paran en algunos sectores como el Distrito".

Señala que las autoridades no tienen cómo atender "todas estas manifestaciones que afectan el orden público durante el aislamiento", por eso recomienda la realización de pilotos durante esta fase.

También considera necesario priorizar la reactivación de espacios como parques y gimnasios con el fin de que la ciudadanía tenga otras opciones de esparcimiento y hagan más llevadero el confinamiento preventivo.

"Los gimnasios deberían aperturarse, claro está, con todas las condiciones de higiene y bioseguridad porque la gente necesita hacer ejercicio para liberar todo lo que genera el encierro. Igual pasa con los parques, por el tema de la distracción", explicó.

Resaltó que la salud mental es una de las principales preocupaciones en medio de la cuarentena y que en ese aspecto se evidenciarían mayores efectos positivos.

La capital del Valle es una de las ciudades más afectadas por el Covid-19 en Colombia. La Secretaría de Salud Departamental reporta 1729 casos y 81 fallecimientos asociados.

La pedagogía puede ser más efectiva

El sociólogo Édgar Benítez, profesor de la Universidad Icesi, afirma que en medio de las condiciones actuales derivadas de la pandemia por el coronavirus en Cali, es más efectivo explicarle a la ciudadanía cómo debe realizar este tipo de actividades, tan arraigadas en la identidad de los caleños, en lugar de implementar medidas restrictivas.

"Las autoridades tendrían mejores resultados diciéndole a la gente bajo qué condiciones cómo pueden realizar este tipo de actividades, en lugar de solo restringirlas. Históricamente en Colombia y en Cali hay una relación limitada con el cumplimiento de normas, acatamos unas, pero no otras, por distintas razones", asegura.

Explica que "el cumplimiento de las normas es estructural y en un periodo de tiempo como el de la pandemia no sería la excepción".

Por esa razón para el especialista no es extraño que pese a los controles y la prohibición, en Cali sigan registrándose fiestas y reuniones sociales durante el aislamiento preventivo obligatorio decretado por el Gobierno Nacional para detener la propagación del coronavirus en la ciudad.

"Comprender estos hecho como actos de desobediencia e indisciplina, es comprenderlo mal. Debe ser observado como un asunto estructural, en donde las desigualdades y la cultura en Cali juegan un rol muy importante", señala.

Sobre la posibilidad de evitar contagios de Covid-19 en estos escenarios, el doctor Lauro Rivera, médico familiar y docente de la facultad de Ciencias de la Salud del Icesi explica que el carácter de los caleños es un factor que excede las posibilidades de control y que depende de cada persona.

"La idea de permitir estas actividades en espacios abiertos no es descabellada porque el contagio de la enfermedad en esas condiciones es menos probable, pero es difícil controlar la interacción durante el baile por eso es una idea muy difícil de llevar a cabo", afirma.

Estima que "se puede cumplir con la premisa de que circule aire entre las personas, pero no con la de distanciamiento, porque la rumba implica contacto físico. Una vez la gente empiece a consumir licor es muy difícil que se acate la medida".

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Alivios financieros para el sector

Tanto Ortiz, como Tamayo y Rodríguez, afirman que los propietarios de este tipo de establecimientos requieren ayudas y beneficios del Municipio y el Gobierno Central, de lo contrario no podrán sostener la operación de sus negocios en el mediano y el largo plazo.

El concejal Roberto Rodríguez recordó que desde el Ministerio de Hacienda se dispusieron fondos para cubrir un porcentaje de las nóminas a los que ya pueden acogerse empresarios. A su vez, Fernando Tamayo sugiere alivios que acompañen dicha medida.

"Si queremos ayudar al sector, subsidiémoslo. Hagamos que el cobro de servicios se haga por consumo y no por promedio, medidas que tienen efectos reales y que se pueden generar desde el Municipio", explicó.

Según los datos de la oficina del edil, en Cali se cobran 2.400 facturas promediando consumos anteriores, dado que las empresas prestadoras de servicios públicos se han visto limitadas para realizar mediciones presenciales. Muchos comerciantes han evidenciado incrementos exagerados en el costo de la energía, agua y alcantarillado.