9:00 a.m. Cerca de 35 motorratones están parqueados en el barrio Meléndez, a la altura de la Carrera 94 con Calle 5. Todos esperan transportar algún pasajero hasta sus respectivas casas, que en su mayoría se bajan en la estación Meléndez del MÍO.
A ese hora, dice Miguel Ángel Paz, uno de los motoristas, la demanda de usuarios empieza a incrementarse debido a la suspensión de tres rutas alimentadoras del masivo en el horario de 9:00 a.m. a 4:00 p.m., que llevan personas hasta Altos de Santa Elena, Altos de la Luisa y Polvorines, tres sectores de la Comuna 18 de Cali, en la ladera de la ciudad.
“A nosotros la pandemia nos favoreció porque tuvimos un aumento de pasajeros con las personas que el MÍO dejó de movilizar. A ellas tratamos de llevarlas con las respectivas medidas de bioseguridad, pero igual no falta el que por temor de contagiarse con el covid no nos aborda, como también hay quienes prefieren transportarse con nosotros debido a que aseguran que en el masivo corren más riesgo porque los buses van muy llenos”, comenta Paz.
Las medidas de bioseguridad a las que se refiere se basan en que los motoristas y pasajeros siempre deben portar el tapabocas cuando se suben a la moto, y en que este vehículo debe ser desinfectado con alcohol cada vez que se hace un servicio. Pero este protocolo no siempre se cumple.
Lea además: Comerciantes de la galería de Santa Elena denuncian aglomeraciones y falta de control
En una visita que hizo el equipo periodístico de El País en tres puntos donde se abordan mototaxis en Cali (en los barrios Meléndez, Caldas y Normandía), se pudo constatar que algunos conductores de este tipo de transporte informal no portan tapabocas y tampoco se lo exigen a los pasajeros, como un elemento para reducir el riesgo de contagio del Covid-19.
“La mayoría de los usuarios llegan con tapabocas, pero los que no lo portan, pues la verdad nosotros no se lo exigimos para no entrar en discordia con ellos y también porque uno necesita trabajar. De otro lado, a todos los motarratones que trabajan en esta zona se les ha dicho que deben utilizar tapabocas, pero unos hacen caso y otros no, mejor dicho, toca ponernos más juiciosos...”, asegura Javier Sneyder Ramírez, vocero de los motorratones del barrio Normandía, en el oeste de Cali.
A su vez, Daniel González, mototaxista del barrio Caldas, reconoce que pese a que se les ha insistido a los conductores de la zona que deben portar un frasco con alcohol para desinfectar la moto y los casos cada vez que se hace un servicio, hay algunos que hacen caso omiso a la recomendación. “Lo bueno es que hay clientes que andan preparados con su frasco de alcohol y le aplican el producto a los cojines de la moto antes de subirse. Algunos hasta nos echan alcohol en la ropa”, señala.
Prácticas riesgosas
El País también pudo evidenciar en los tres puntos de abordaje de mototaxis que se visitaron, que la mayoría de los conductores, mientras esperan el servicio de un pasajero, se reúnen a hablar entre ellos sin conservar el distanciamiento mínimo de un metro que exige la Organización Mundial de la Salud. Otros, ni siquiera usan el tapabocas.
De acuerdo a la infectóloga María Virgina Villegas, el principal factor de riesgo para contraer el coronavirus es no guardar el distanciamiento físico con otras personas, el cual se recomienda que sea dos metros.
“La gente no se da cuenta que al hablar se expulsan pequeñas partículas de saliva, en las que puede ir el covid. Estas partículas te caen en la piel, en la cara, en las manos, etc., y después las personas se rascan los ojos, la nariz o la boca y allí se contagian con el virus”, explica Villegas.
La médica agrega que más importante que aplicar alcohol en la cojinería de las motos, en los cascos o en la ropa, “es frotarse las manos con este producto antes y después de subirse a estos vehículos para poder matar el virus”.
Entre tanto, el doctor Pío López, director del Centro de Estudios en Infectología Pediátrica, Ceip, indica que “un elemento de protección bien interesante” al momento de movilizarse en una moto, consiste en siempre portar el tapabocas y llevar el casco con la visera abajo, con el fin de no dejar al descubierto ojos, nariz, ni boca.
“Si tanto el motorista como el parrillero siguen estas recomendaciones, están protegidos. De lo contrario, hay un peligro grande de contagio”, precisa.
El médico subraya en que el “gran problema” con el coronavirus son las personas asintomáticas. “Entonces, si el motorista está enfermo y le habla de frente a un pasajero sin tapabocas, pues allí va a ver un riesgo grande de contagio”.
Lea además: Comerciantes de la galería de Santa Elena denuncian aglomeraciones y falta de control