En Cali, hay alrededor de 783 huertas, 50 de ellas a nivel urbano y el resto ubicadas en 26 kilómetros del Plan Jarillón, de las cuales se benefician más de 250 familias que a través de estas, fortalecen sus propias políticas y estrategias sostenibles de producción, distribución y consumo de alimentos, mejorando de paso el proceso ambiental en la ciudad.

“Las huertas urbanas representan la unión de esfuerzos, de jóvenes, de grupos de la tercera edad, incluso de niños”, expresó Francy Restrepo, directora del Dagma.

En estas huertas se puede encontrar variedad de tipos de lechuga, repollo, pimentón, fríjol, cilantro, cebollín, ají, plantas aromáticas y medicinales y una amplia gama de frutales como mangos, maracuyá, papaya, limón y carambolos, entre otros.

Como parte del programa de apoyo y acompañamiento en el proceso de fortalecimiento, el Dagma se encuentra realizando un recorrido por cada una de las huertas de la ciudad.

Esta semana, el turno fue para la huerta ‘La Laguna’, en el barrio Marroquín III (comuna 13), denominada huerta madre, ya que ha tenido un espacio de transformación y se ha convertido en escenario productivo y educativo.

Huerta ‘La Laguna’, ubicada en el barrio Marroquín III (comuna 13), denominada huerta madre. | Foto: Alcaldía de Cali

Alexander Álvarez Trujillo, huertero de la comuna 13, manifestó que antes ese espacio era una escombrera donde llegaban a arrojar toda clase de desechos, pero con el tiempo no solo se ha transformado físicamente sino que ha brindado nuevas oportunidades a la comunidad.

De igual manera, contó que han recibido el apoyo necesario como talleres, herramientas, materiales e insumos para el desarrollo de la huerta.

Precisamente, la Directora del Dagma detalló que en un convenio con la Universidad Nacional de Colombia (sede Palmira) se han podido desarrollar varios aspectos en las huertas que incluyen planeación y construcción de huertas agroecológicas, talleres sobre seguridad alimentaria, capacitación, control agroecológico de plagas y enfermedades, cosecha y post cosecha, acompañamiento en trasplante y mantenimiento de la huerta, el agroecosistema y el manejo del riego, reforestación y cuidado de las semillas.

“Hemos fortalecido la capacitación en manejo de plagas, sistema de riego y propagación de semillas, con el fin de que este proceso cada vez se consolide. Además, se han aportado insumos como la cascarilla del arroz”, dijo la funcionaria.

Los huerteros producen frutas, hortalizas, plantas medicinales, entre otros. | Foto: Alcaldía de Cali

Actualmente los huerteros de diferentes zonas están aprovechando los desechos orgánicos provenientes de las frutas y verduras, convirtiéndolos en compost, el cual brinda un aporte significativo en la nutrición de las plantas.

Para Mónica Jiménez Valencia, secretaria de Desarrollo Territorial y Participación Ciudadana, uno de los retos en torno al tema de huertas es continuar trabajando en un “gran proyecto de acuerdo” para la creación de un Sistema Distrital de la Agroecología Urbana en la capital del Valle.

“Vamos a adelantar la consolidación de la vocación de las huertas ya instaladas. Es decir, formar técnicamente a nuestra población huertera para que definan si estos espacios tienen un enfoque comercial, educativo, para desarrollarse como viveros o para ser centros de compostaje”, agregó la secretaria Mónica.

Con las huertas urbanas se pretende que caleños y caleñas se apropien del espacio, aportando así a la ciudad. | Foto: Alcaldía de Cali

La implementación de huertas comunitarias urbanas se articula a otros proyectos como el programa de comedores comunitarios Corazón Contento convirtiendo estos espacios en un mecanismo de autoabastecimiento que promueve la recolección de productos e insumos para la preparación de alimentos, la generación de conocimiento colectivo y la búsqueda de nuevos emprendimientos comunitarios.

De acuerdo con la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana, también se han implementado huertas de la mano de barristas de los colectivos futboleros, líderes ambientalistas, mujeres de la comunidad del eco barrio San Antonio, militares privados de la libertad en el Cantón Militar Pichincha, habitantes de los conjuntos residenciales de la comuna 22 y estudiantes del Instituto de Ciegos y Sordos.