Ante la necesidad de tener una Cali más sostenible, el director del Dagma, Mauricio Mira, habló con El País sobre el Plan Maestro Cali Sostenible, una hoja de ruta que busca que la ciudad se transforme. Mira explicó las fases del proyecto, los avances y los retos a los que se enfrenta en una ciudad en constante crecimiento.
¿De qué se trata el Plan Maestro Cali Sostenible?
Es una hoja de ruta que permite que pasemos de una Cali insostenible, como está ahora, a una sostenible. Esto no es solamente un tema ambiental ya que se requiere una transformación económica, social y ambiental. El Plan Maestro es una herramienta que busca crear alternativas de crecimiento económico siendo verde, por ejemplo, cambiando a vehículos eléctricos, utilizando bombillos LED, paneles solares y reciclaje de aguas lluvias. Todos son una fuente de ingresos interesantes y que pueden generar empleos en armonía con el medio ambiente.
Se requería generar una hoja de ruta que permitiera identificar la áreas de oportunidad en proyectos que hay que impulsar en los próximos años. Este Plan se ha aplicado en varios países como Singapur y tiene un nivel de éxito grande, logrando una transición de ciudades que estaban contaminando la atmósfera al generar un crecimiento de forma inusual.
¿Por qué actualmente Cali es una ciudad insostenible?
En Cali hace 40 o 50 años al ir hacia el sur había ríos que ya no están porque hay nuevas construcciones. Entonces, ¿hasta dónde y cómo tenemos que continuar creciendo? Los ríos cada vez están más contaminados porque al aumentar la población hay más vertimientos, pero también aumentan los vehículos de combustión, todo eso genera más contaminación acústica, gases y efecto invernadero.
A medida que crece la población hay menos recursos naturales como el agua potable o el aire puro, por ello debemos cambiar el paradigma o vamos a llegar a un punto de inflexión en pocos años de donde va a ser muy difícil regresar.
¿Qué se hizo en la fase uno del plan?
En la primera etapa hay que hacer un diagnóstico para analizar dónde están las áreas de oportunidad. Un ejemplo es el cambio de la flota de vehículos de la Alcaldía, que pasaron de combustión tradicional de gasolina diesel a carros de hidrógeno o eléctricos que son más limpios. También hay transición al biodiesel o aumentar la mezcla de alcohol, lo que permite que se reduzcan las emisiones de carbono.
Además, los vehículos eléctricos de hidrógeno reducen el ruido, que es un problema en la ciudad. También tienen beneficios económicos porque no es lo mismo tener que pagar mensualmente gasolina diesel que no pagar casi nada de electricidad. Cabe destacar que en Cali tenemos generación de energía solar, energía eólica y de la caña de azúcar.
¿Cuál cree que ha sido el gran logro de la primera fase?
Hay muchos. Aunque este tema salió por una petición expresa del señor Alcalde, uno de los catalizadores fue la COP16 que hizo que esto se moviera más rápido y que los temas de la transición verde de la ciudad se agudizaran. Nosotros lo que hicimos fue ponerle números, pero por ejemplo, los avances se están viendo en la flota del MÍO que está haciendo una transición a vehículos más limpios. También hay infraestructuras con edificaciones sostenibles porque están incorporando reciclaje, ventilación cruzada y paneles solares para hacer mucho más eficiente las construcciones. Eso viene con sellos y reducen los costos a las personas en la energía.
Ahora, ¿qué es lo que falta? La primera fase fue el diagnóstico, en la segunda fase viene una consolidación para poder hacer el cierre financiero de varios proyectos que hemos identificado de cooperación internacional, y del sistema internacional en procura de una Cali más verde, pero que genere una inversión que tenga retorno.
¿Cómo está apoyando la Alcaldía a los interesados en construir edificaciones sostenibles?
Es un tema transversal e intersectorial. Aunque el Dagma es la autoridad ambiental, el desarrollo sostenible tiene que ver con todas las secretarías: Movilidad, Infraestructura, Cultura y Educación; este último es muy importante porque ayuda a cambiar paradigmas en las universidades. Todo tiene que ver con la sostenibilidad, pero hay que meterle los números y eso es lo que estamos haciendo con el Plan Maestro.
La segunda fase habla de conseguir los recursos ¿cómo va?
Son inversiones estratégicas, pero los inversionistas tienen ciertas condiciones porque hay un tema de riesgo. Este Plan Maestro lo trabajamos con el Banco Interamericano de Desarrollo y una firma de consultoría, quienes nos dieron la hoja de ruta para la primera fase, pero en la siguiente dicen ¿cuál va a ser el retorno de la inversión?
Para eso hay que analizar profundamente cuál va a ser ese cierre financiero y cómo vamos a lograr la consecución de esos recursos. También generamos un marco conceptual donde dicen qué proyectos son sostenibles o no, eso lo diseñamos con el Banco Mundial.
Podemos crear, por ejemplo, bonos de deuda verde o invertir en proyectos de economía circular que ya vienen con calificación de riesgo dado por el Banco Mundial, por el IFC y una calificadora llamada Moody’s; eso es importante para los inversionistas.
¿Una empresa que apuesta por la sostenibilidad puede participar?
Queremos crear vehículos financieros que están en estructuración, pero cuando estén en marcha la idea es que todos los actores puedan ingresar, sean públicos, privados o mixtos, y que tengan un beneficio de triple cuenta de retorno en balance económico, social y ambiental.
Ese vehículo financiero tiene fondos con un objetivo específico como la descarbonización o la bioeconomía. Estamos realizando un fondo para crear proyectos productivos y soluciones basadas en la naturaleza que generen un retorno en la inversión económica.
¿Cuándo tendremos un panorama más claro?
Estamos trabajando en eso. Yo esperaría que al avanzar en la segunda fase, a mediados de año, ya lo tendremos más consolidado.
Recordemos que tendremos una semana de la biodiversidad a raíz de la COP 16 y sus objetivos se van a dirigir a los instrumentos económicos, financieros, el mercado para la biodiversidad y el cambio climático.
Vamos a consolidar y catalizar recursos, durante esa semana, para la transición verde de Cali.
¿Qué ha sido lo más complejo de esta primera fase para usted?
Son temas complejos principalmente desde lo económico, pero el mundo está cambiando y tiene un reto como lo es la emergencia climática. Tenemos que utilizar las herramientas para la transición verde y más en una ciudad como Cali que está ubicada en el Chocó biogeográfico.
¿Qué experimentará un caleño en los próximos años de no tomar acciones contra el cambio climático?
Podríamos tener un incremento en los incendios forestales en gran parte de las laderas, un problema en la capacidad hídrica y de biodiversidad.
El segundo tema puede ser el aumento en los gases de efecto invernadero, lo que puede generar un incremento en las lluvias. Suena paradójico porque en un momento del año viene la sequía y en el otro unas inundaciones abismales que pueden destruir la infraestructura.
El tercero es la afectación a las redes de energía que en Colombia gran parte viene de hidroeléctricas y, si se reducen las lluvias, vamos a tener menos agua potable para el consumo y para la energía.
Uno de los puntos del Plan Maestro es trabajar en concientizar a la ciudadanía de la importancia de cambiar sus comportamientos hacia el medio ambiente....
Tenemos una unidad del Dagma especializada en socializar donde generamos talleres, trabajamos en temas de cambio climático y en el uso eficiente de los residuos, pero nos hace falta divulgarlo.
Por ejemplo, contamos con una unidad de negocios verdes donde si un emprendimiento cumple los criterios, la autoridad ambiental le puede dar un sello de sostenibilidad, lo que es un valor agregado.
También trabajamos el reciclaje de agua lluvia, de las basuras, del cambio climático para que la gente se de cuenta de que andar en el MÍO tiene un mejor costo-beneficio para el medio ambiente que movilizarse solo en un carro, pues estamos reduciendo las emisiones de gases y es bueno también para la billetera, para el ahorro de la persona en el día a día.
¿Cómo funciona el aprovechamiento de los gases que salen de los rellenos sanitarios?
En el Plan Maestro de Cali buscamos identificar esas alternativas que generalmente no se ven.
En los rellenos sanitarios los tubos están botando gas metano, que es 21 veces más contaminante que cualquier otro gas, pero se puede canalizar y utilizar para generar energía. Se requiere inversión para las máquinas que van a mover estas bobinas y producir la electricidad para la red de la ciudad, la cual se puede vender gracias a la Ley 1715.
Eso es parte de lo que queremos trabajar porque también puede generar muchos empleos, es una alternativa de negocio verde que se está desaprovechando en la región.
¿Usted ve posible que algún día eso sea una realidad en el Valle?
Hay empresas en el exterior a las que les interesa invertir ahí porque lo que se va a vender va para la red por kilovatios por hora y se genera una utilidad importante.
¿Por qué no lo hemos hecho? Porque hay un desconocimiento general, pero eso ya está comprobado y hay alternativas para este tipo de energías renovables que ya son maduras y reducen los gases de efecto invernadero que son altamente contaminantes, pero que pueden generan riqueza.