Alejandra Ramírez. 33 años. Compró su carro en junio del año pasado y lo recibió con los vidrios totalmente transparentes. Dos meses después dos hombres a bordo de una moto le robaron su cartera, que había puesto en el asiento del lado. En enero de este año escuchaba un mensaje de voz de Whatsapp a través de los manos libres. Al llegar a un semáforo otros dos hombres le mostraron un revólver y le robaron su celular. Esa misma semana, por recomendación de su novio, hizo polarizar los vidrios del carro al 50 %. Dice que desde entonces no la han robado de nuevo.

Ricardo Ortega. 42 años. Ricardo trabaja en el sur de la ciudad y vive en el norte. Tiene un carro Renault Sandero cuyos vidrios, hasta hace dos meses, tenían un polarizado acorde con la norma del Ministerio de Transporte, es decir, “vidrio delantero y laterales con una opacidad del 70 %”. “Era un polarizado que igual dejaba que se viera todo por dentro”, dice. Hace dos meses decidió cambiarlo por uno más oscuro, que infringe la norma, luego de que le robaran su celular en un semáforo. Ricardo insiste en que se siente más seguro. “Con el polarizado de ahora ya no se puede ver desde afuera lo que hay dentro del carro”.

Luz Ángely Rodríguez conducía por la calle novena en dirección a la Carrera 39. Al llegar al cruce viró a la izquierda y, antes de llegar al semáforo de la Roosevelt sintió varios golpes contra el vidrio de su carro. Por un momento pensó que había sido chocada, pero luego se encontró con un hombre que le mostraba un revólver y le decía que bajara el vidrio. Luz Angely, en ese momento, revisaba un mensaje de Whatsapp en su celular. Aquello ocurrió a principios de este mes. Ahora Luz Ángely dice que va a aumentar el nivel del polarizado de los vidrios de su carro, porque el que tiene - el que tenía cuando la robaron – le parece insuficiente. “No me importa que me salga de la norma, mi seguridad es primero”, comenta.

Los testimonios pueden reproducirse casi indefinidamente. En un sondeo realizado en la ‘fan page’ del Facebook de El País, en el que se le preguntaba a los usuarios si creían que los vidrios polarizados de su carro les evitaría ser víctimas de atracos, un total de 232 personas respondieron y coincidieron en sentirse más seguros e, incluso, más de 100 testimonios contaron no haber sido robados luego de aplicarle el polarizado a los cristales de sus vehículos. La mayor parte de los usuarios coincidió, también, en que la razón es más o menos simple: “el delincuente no puede ver qué hay dentro del carro y tampoco quién va conduciendo. Entonces eso lo disuade, porque no sabe qué va a robar y no sabe con quién se va a encontrar”.

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No hay un cifra exacta del número de vehículos particulares que tienen sus vidrios oscurecidos en la ciudad. Y la cifra no existe porque la mayoría de los ciudadanos que deciden polarizar sus carros no lo hace siguiendo la norma del Ministerio de Transporte, que permite un polarizado superior al 70 % pero, para casos de un porcentaje inferior, exige un permiso de la Sijín de la Policía.

Los datos técnicos son los siguientes. En Colombia un ciudadano puede oscurecer los cristales de su carro sin permiso al 70 % en los vidrios delantero y laterales del piloto (ver gráfico). Ese porcentaje es una numeración especializada que valora un volumen de entrada de luz al carro y una escala de protección contra los rayos ultravioleta, entre otras cosas, y que, mientras sea menor, implica mayor oscuridad. Es decir, los porcentajes bajos son aquellos para los cuales los vidrios son más oscuros.

Si una persona desea polarizar los vidrios de su carro por debajo del 70 % debe realizar la petición directamente a la Sijín de la Policía e iniciar un proceso en el que debe justificar las razones de esa polarización. El comandante de la Sijín Cali, coronel Jhon William Peña, explica que esas razones tienen que ver fundamentalmente con la seguridad y la salud.

“Se deben aportar pruebas de que el dueño del carro ha sido amenazado, secuestrado, ha sufrido atentados, tiene dificultades de seguridad, es un funcionario público, o que tiene problemas en su piel o en su visión que lo obliguen a tener una protección especial de los rayos del sol. La persona paga $737.717 e inicia todo el proceso en el que se decide si puede o no polarizar su vehículo ”. El trámite incluye la presentación de una fotocopia de la cédula, de la licencia de conducción, de un certificado médico, de algo llamado un estudio de seguridad y una revisión técnica del vehículo. Una vez radicada toda esta información, quien esté siguiendo el proceso debe esperar una notificación para una entrevista con un delegado de la Sijín, que puede durar hasta 90 días. Este año la Sijín ha recibido un total de 120 solicitudes y ha aprobado 80.

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Vicky Toro es la gerente de ‘Polarizados Toro’ y, a su modo de ver, la norma del Ministerio de Transporte es absurda. Vicky dice que permitir solo los polarizados del 70 % no tiene ningún sentido, entre otras cosas, porque la película de papel de ese porcentaje se encuentra prácticamente descontinuada del mercado.

“Es muy difícil conseguirla, ya casi no la fabrican porque en realidad no sirve para lo que se supone que debe servir un vidrio oscurecido, que es para brindar seguridad y para una mayor protección de los rayos del sol”.

Según cuenta, en ‘Polarizados Toro’ se pueden realizar un promedio de 10 polarizaciones a diario, la mayor parte en niveles de porcentaje que están entre el 5 % y el 30 %, es decir, que son muy oscuros y que no cumplen con la norma. La cifra es bastante elocuente: significa que en una semana en ‘Polarizados Toro’ se realiza el mismo número de polarizados que la Sijín aprobó durante los ocho primeros meses del año. En la ciudad hay más de 30 empresas dedicadas a este negocio.

“La gente que viene en general lo hace después de que han sido víctimas de robo y saben que la norma dice que no se puede un polarizado menor del 70 %, sin embargo, se lo hacen poner al 30 % o al 20 %. Dicen que prefieren que los multen a que los roben”.

El número de carros con vidrios polarizados en Cali, entonces, se desconoce. Lo que sí se sabe en las empresas dedicadas al negocio es que la demanda no para.

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Se trata en esencia de un asunto de percepción de seguridad. Los testimonios de personas que conducen en carros con vidrios oscurecidos y que han sido atracados, muestran que polarizar los cristales del vehículo no es una garantía para evitar un hurto.

A Marta, por ejemplo, cuyo carro tiene un polarizado inferior al que exige la norma, la robaron en un semáforo luego de que un hombre golpeara el vidrio con una piedra para romperlo. Según cuenta Marta, un hombre se acercó primero a fingir que iba a limpiar el parabrisas, se alejó y luego llegó quien la robó.

Sin embargo, quienes prefieren oscurecer los vidrios de su carro suelen dar la misma respuesta: se sienten más seguros por el hecho de no poder ser vistos por los delincuentes mientras conducen.

Técnicamente esa es también la única razón válida para hacer polarizar un carro, pues varios estudios han demostrado que los vidrios opacos tienen una incidencia mínima en la disminución de la temperatura de los vehículos y, por otro lado, los cristales transparentes de los carros vienen con filtros para los rayos ultravioleta.

El sociólogo español Miguel Iñaki, autor del libro ‘Sociología de la seguridad vial’ sostiene de hecho que el polarizado en los carros tiene su origen en la seguridad de las personas.

“Lo que sucede es que la norma, que fue creada en 2003, ya no responde a las transformaciones sociales de la sociedad. El parque automotor en el país ha crecido, la inseguridad está disparada y las fuerzas de orden y de Policía son insuficientes para garantizar la seguridad de los ciudadanos. El polarizado es entonces un recurso mínimo de protección. Lo que uno esperaría es que esa norma sencillamente deje de existir porque ya no tiene ninguna función dentro de la sociedad”, concluye el abogado Víctor Hugo Vallejo, especialista en procesos de tránsito.

¿Cómo se realizará la aplicación de la norma?

El secretario de Movilidad de Cali, Juan Carlos Orobio, ha reiterado en varias ocasiones que esa dependencia no “perseguirá” a los conductores de vehículos de transporte particular por el uso de vidrios polarizados que no cumplan con los requisitos establecidos en la Resolución 003777 de 2003 del Ministerio de Transporte.

Sin embargo, a pesar de las aclaraciones de Orobio e incluso, del alcalde Maurice Armitage, lo cierto es que la norma sigue en pie y, por tanto, la posibilidad de aplicarla siempre existirá.

Esa posibilidad, dice el abogado especializado en procesos de tránsito, Víctor Hugo Vallejo, permitiría que en una situación cualquiera un funcionario de la Secretaría de Movilidad - un guarda de Tránsito - aplique la sanción de modo discrecional a un conductor de un vehículo con vidrios oscurecidos que no cumpla con la norma.

“La posibilidad de esa sanción sigue abierta, porque la resolución no ha sido reversada. Que el secretario de Movilidad diga que no va a perseguir a nadie no garantiza nada, porque siempre existirán las personas sin escrúpulos que amparados en esa norma, como es este caso, se aprovechen para beneficio propio. Frente a esa posibilidad no hay mucho para hacer”, dice el abogado.

En un caso semejante, el conductor sería multado por una suma de $196.720.

“Lo que no podría hacer ese funcionario sería retirar de modo forzoso la película del polarizado, porque la resolución es clara al decir que a quien incumpla con ella se le multará con ese dinero, no dice nada acerca de facultar a los funcionarios para que retiren el polarizado”, agregó el abogado Vallejo.

En esos términos es inevitable concluir la paradoja a la que están sometidos los dueños de vehículos que han sido polarizados en la ciudad pues, a pesar de que desde la Secretaría de Movilidad se promete permitir llevar los cristales oscurecidos, no existe ninguna garantía legal.

“Respecto a eso no podemos hacer nada. La normativa que existe es una normativa emitida desde Bogotá que nosotros no podemos cambiar. Lo único que podemos hacer es aclararle a la gente que desde la Secretaría no se va a perseguir a ningún vehículo particular”, afirmó Juan Carlos Orobio.

Hay quienes hacen cálculos. Prefieren pagar la multa a perder su celular, cuyo valor puede ser tres o cuatro o cinco veces mayor que el de la sanción. Prefieren, también, pagarle un soborno al policía o al funcionario de turno para que no los amoneste por llevar el polarizado por fuera de lo exigido.

Otros hacen cuentas un poco más abstractas: “la seguridad vale mucho más que la multa que le puedan poner a uno”.

Por ahora los caleños siguen optando por polarizar los vidrios de sus carros como una estrategia de defensa propia. Por ahora, también, se dice que no se perseguirá a nadie. Lo que no sabe es durante cuánto tiempo.

¿Operativos solo contra públicos?

Los operativos de la Secretaría de Movilidad, según aclaró el secretario Juan Carlos Orobio, se están haciendo en contra de los vehículos polarizados de servicio público.

”No hay una campaña contra los vehículos de uso particular y su polarizado”, indicó el funcionario.

A pesar de esa aclaración, en lo que va del año la Secretaría de Movilidad ha sancionado a 51 conductores por circular en vehículos con vidrios polarizados con una opacidad mayor a la permitida.