Cada 25 de julio, en la celebración del cumpleaños de Cali, cientos de personas se congregan en torno al mirador de Sebastián de Belalcázar, lugar emblemático de la ciudad donde desde hace casi un centenario se levantó el monumento en homenaje al fundador de la capital vallecauca; sin embargo, la caída de esta estatua, previo al inicio de las protestas este 28 de abril, generó opiniones encontradas.
Para historiadores como Holbein Giraldo Paredes, la estatua de Sebastián de Belalcázar en Cali y Popayán, la cual fue derribada el año anterior por los indígenas Misak, es el reflejo de una visión hegemónica donde predomina el eurocentrismo con el que se le rinde culto a los 'conquistadores fundadores', porque la historia, según él, se ha escrito en Colombia y América Latina desde la perspectiva de los vencedores y no desde los vencidos.
De esta forma, "el acto de derribar la estatua de Sebastián de Belalcázar por parte de las comunidades indígenas del Cauca es una muestra de rechazo a una sociedad que le rinde culto a los conquistadores europeos", precisó Giraldo, quien se desempeña como docente investigador de la universidad Libre y de la Universidad del Valle, sede Palmira.
Entre tanto, el Gobernador Velasco, vocero de los indígenas en las marchas en Cali, en entrevista con Blue Radio, aseguró que a través de estas acciones están reivindicando el derecho ancestral a la memoria histórica de los pueblos indígenas, en todos los departamentos del suroccidente del país.
No obstante, Armando Barona Mesa, exdiplomático y miembro de la Academia de Historia del Valle, considera que este fue un acto vandálico que ya estaba anunciado, "ya lo habían hecho en Popayán y aquí en Cali ya lo habían iniciado, además poniéndose de ruana la opinión de la Academia de Historia".
"Llegaron a la madrugada y le pusieron lazos al monumento y lo derribaron, luego salieron a celebrar; esto no es un hecho aislado, aquí lo que se ve muy claro es cómo tienen una función de destruir la democracia Colombiana", precisó.
Lo lamentable, según él, es la falta de acciones recíprocas por pare del Gobierno Nacional, Departamental y local.
Entre tanto, Luis Guillermo Restrepo Satizábal, director de Opinión del periódico El País, aseguró que esto fue una clara movida política intencional para crear en la sociedad una sensación de falta de autoridad, desconcierto, descontrol y temor.
"El país y sobre todo la clase dirigente tiene que hacer una gran reflexión sobre lo que está sucediendo, sobre la manera en la que el Estado ha permitido que se vaya desgastando, y sobre la manera en que se toman decisiones tan arbitrarias cómo imponer una reforma tributaria profunda en medio de una crisis que no ha terminado todavía".
Sin embargo, son los vándalos los que han aprovechado el descontento social que evidentemente sí existe, según Restrepo, "pero ese descontento social se arregla con el diálogo y mediante unos partidos políticos que sepan canalizar la opinión pública".
Al respecto el historiador Nicolás Ramos Gómez, cree que lo acontecido este miércoles en el oeste de la ciudad es un acto de daño profundo a la historia de Cali, un acto que carece de argumentos de fondo y se convierte en una promoción de la violencia.
“Para mí, lo que sucedió es una manifestación de profunda incultura, de una politiquería barata que está reclamando derechos que no tienen, porque tanto usted como yo somos descendientes de los primeros españoles que llegaron hace cerca de 500 años y también somos descendientes de indígenas, por ello tendríamos exactamente el mismo derecho pero no actuamos de la misma forma. Es más, cuando Belalcázar llegó a Cali ya tenía cinco hijos descendientes con mujeres indígenas”, dijo el profesional.
Además, el catedrático recordó, que Sebastián de Belalcázar promovió el crecimiento agrícola en el Valle, trayendo las primeras cañas de azúcar que posteriormente potenciaron el desarrollo de esta industria en el departamento.
Y agrego: "hoy en día no hay en Colombia un indígena que pueda decir que es indígena puro, porque todos nos hemos mezclado y somos descendientes de los españoles e indígenas que incluso llegaron con Belalcázar a estas tierras, en las cuales habitaban tribus nativas que ya vivían en constante lucha".
Según Ramos, al aplicar si se aplicara la misma ideología del Movimiento de Autoridades Indígenas del Sur Occidente, Aiso, quienes se atribuyeron el daño del monumento de Sebastián de Belalcázar en Cali, a través de una publicación en su cuenta oficial de Facebook, "todos podríamos ir a reclamar tierras en diferentes lugares del país".
El movimiento, indicó: "Así como cayó Sebastián en Cali en el marco de la reivindicación de la memoria histórica del pueblo Misak en el Valle de Puben, así caerá Iván Duque y su reforma".
Finalmente, en reconocimiento al aporte histórico de Sebastián de Belalcázar a la memoria de Cali, líderes políticos como el concejal Fernando Tamayo, expresaron su voz de rechazo por lo ocurrido con el monumento en la ciudad, instando a tomar acciones legales que permitan la judicialización de los partícipes de dichos actos.
“Se debe romper el paradigma que tenemos de que viene gente de afuera a pisotear la ciudad, a pasar por encima de nuestros sitios emblemáticos y simplemente nos quedamos mirando de una manera paternalista y justificando lo que pasa”, dijo Tamayo.