¿Dónde están los gallinazos? Tan solo dos semanas atrás se les veía apilados encima de la basura acumulada en el canal de aguas lluvias de la Carrera 29 o reunidos sobre la Carrera 32 con Calle 25 para roer los huesos que tiraban los carcineros de la plaza y dejarlos tan limpios, tan blancos como una tiza. Sus picos, que eran los otros procesadores de residuos de la galería Santa Elena, fueron remplazados hace ocho días por los dientes metálicos de retroexcavadoras.

Si los chorros de los carrotanques de agua no eran suficientes por sí solos, mucho menos las escobas o las manos enguantadas de los operarios de la basura, por lo que fue necesario tomar medidas más drásticas (más de mecánica pesada) para cambiarle la cara a 10 manzanas de ese sector del que habían derivado cerca de 200 casos de Covid-19 y cuyo comercio al detal había cerrado el pasado martes 2 de junio.

Hoy los pocos que transitan la zona -comerciantes, residentes, carreteros o cargueros- encuentran una galería con vías despejadas, con la sombra ausente de los puestos ambulantes y el tronar de las máquinas que reparan las calzadas antes llenas de huecos.

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“Es una reconstrucción total que en estos momentos adelantamos en las carreras 29, 29a, 30, 31 y 31a para luego desplazarnos a la 23 (la arteria principal de la galería)”, explicó el secretario de Infraestructura, Juan Diego Flórez. “También vamos a recomponer algunos andenes en adoquines a la entrada principal del complejo. Con esta reconstrucción, la vida útil de las vías sería de 10 años”.

Santa Elena todavía es el barrio más afectado por presencia de pacientes con coronavirus en Cali, pero parece haber experimentado un ligero descenso en el crecimiento de los casos: según la Secretaría de Salud, mientras hubo un aumento de 21 contagiados entre el 26 de mayo y el 2 de junio (día del cierre de la galería), entre ese último día y el 7 de junio los casos apenas presentaron un incremento de siete. Actualmente, el barrio registra un total de 102 infectados.

Carlos Rojas, secretario de Seguridad de Cali, explicó que mañana (hoy) se define el cronograma de reapertura de la galería para esta misma semana, según las nuevas condiciones del espacio público en estos momentos.

“Además de estructurar los horarios de atención, vamos a establecer cómo se pueden reubicar los vendedores ambulantes por medio de demarcaciones. Todavía es muy pronto para afirmar que algunos queden afuera; la idea es generar las condiciones para todos tengan su espacio de trabajo”, indicó el funcionario.

El hambre

Iván Fernando Zuriaga no sabe hace cuántos años trabaja en la galería Santa Elena. “Uff bastantes”, dice con timidez. Tampoco sabe cuántos años tiene: estima que entre los 40 y 50, pero desde que perdió su cédula en la galería “hace mucho tiempo”, no tiene idea de cuándo es su cumpleaños.

En los últimos ocho días su faceta de eterno carretero se ha multiplicado en labores ocasionales para “medio sobrevivir”: a veces cortador de pasto, a veces “botador de basura”.

“Por mi parte no conozco ningún líder con quién hablar. Nadie nos ha dicho nada de mercado o ayudas”, asegura Zuriaga. “Vivo de alquiler diario con dos niños míos y mi esposa. Vamos a esperar a ver si nos corren del lugar o no, a ver si sigo trabajando más”.

Recostado en un andén de la Calle 25 con Carrera 32, el carretero mira de frente, hacia un costado del planchón, aquella franja que luego de ser canalizada hace más de 40 años fue ocupada por puestos metálicos en donde al día de hoy venden ropa de segunda mano, herramientas, chatarra, bicicletas, partes de bicicletas, hasta algunas divisiones son utilizadas como cambuches cuyo alquiler “alguien” cobra a 200.000 el mes.

Dentro (y por Puerto Mango, según lo recorrido por El País) hay voces que coinciden en una misma historia: pese a que fueron contactados por la Alcaldía para reclamar un bono de $80.000 para comprar mercado en el Super Inter o El Éxito del barrio Colseguros, a la hora de dirigirse a uno de esos lugares había presuntas irregularidades en las listas.

“Aparecía mi número de cédula, pero al lado figuraba un tal Daniel Borja. Y como ya a 10 personas les ha pasado eso mismo por acá o viceversa: que aparece el nombre de ellos, pero no coincide la cédula”, asevera Luz Elena Ordoñez, vendedora de minutos en el planchón.

De acuerdo con Fabiola Perdomo, secretaria de Bienestar Social, al parecer se generó un “error humano” durante la recolección de datos de los 3200 beneficiarios de Santa Elena, por lo que recordó que en el polideportivo San Cristobal hay un puesto del despacho para que los inscritos hagan la corrección de sus datos.

Según una mini-cafetería del planchón, ya son las 11:30 a.m. El calor empieza a golpear con ímpetu, sobre todo dentro de esos ‘stands’ metálicos que se asemejan a piezas carcelarias. No hay ventanas por las que entre la brisa ni marcos para situar el famoso pañuelo del hambre.