“Eso lo ponen es para robar”. “El único que está feliz es el contratista”. “Deberían tapar primero los huecos y luego sí inventar quitándole más espacio a las vías”.
Voces como estas se escuchan a lo largo de la Calle 47, entre carreras 1D y 5, uno de los tramos de vía más extenso en los que se han instalado ‘elementos de pacificación de tránsito’, que, según la Secretaría de Movilidad, buscan ordenar el tráfico y mejor la seguridad vial.
Sin embargo, estas tachas, bordillos y delineadores tubulares, al igual que segregan las calles de Cali, dividen opiniones sobre su conveniencia y utilidad, en medio de un debate que se agitó esta semana, tras el anuncio de la Contraloría Municipal de investigar el tema, debido a las reiteradas quejas de la ciudadanía.
Pero, ¿sirven o no los pacificadores? Esto es lo que opinan autoridades, expertos en movilidad y actores viales.
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"Podría haber detrimento por falta de planificación"
Actualmente, Cali cuenta con 22 puntos donde se han instalado los elementos de pacificación de tránsito (ver recuadro). Adicionalmente, hay 38 kilómetros de vías con cicloinfraestructura, segregada por bordillos y delineadores, otros 58 kilómetros están en ejecución y 95 kilómetros en proceso de contratación.
“No van sino 38 kilómetros y estamos alarmados, qué será cuando cumplan la meta de kilometraje, en qué nos van a convertir la ciudad”, afirma la concejal María Grace Figueroa, quien citó a un debate de control político sobre el tema.
La cabildante añade que uno de los problemas es que la ciudad tiene vías muy antiguas y estrechas, lo cual hace que este tipo de estrategias no cumplan con su propósito, ni con las condiciones técnicas para su desarrollo. “Estas ciclorrutas, por ejemplo, se pueden hacer en vías nuevas, con dimensiones apropiadas”.
Para el presidente del Concejo, Fernando Tamayo, el concepto general de la iniciativa “es bueno” porque busca darle prelación al peatón y al ciclista, pero cree que cerca del 50 % de la instalación de estos elementos no ha cumplido con las especificaciones “y de demandarse se caen, si se caen la situación es gravísima porque se configura un detrimento patrimonial por falta de planificación”.
“La pregunta que uno le hace al Secretario de Movilidad es que cuando se vaya a Bogotá cómo va a quedar Cali. Cali va a quedar total y absolutamente sumida en un caos por falta de planificación”, añade Tamayo.
Desde el Concejo se solicitó que se suspenda la instalación de nuevos elementos.
En el barrio El Sena, al norte de Cali, donde se instalaron las tachas viales sobre la Calle 47, la comunidad recolectó más de 800 firmas y radicó un derecho de petición para solicitar el desmonte de estas. Según Mauricio Bedoya, presidente de la Junta de Acción Comunal, además de reducir el tamaño de la vía han generado situaciones de riesgo y desorden en el estacionamiento.
Incluso, hay vehículos que estacionan en toda la mitad de la vía, donde se hicieron las bahías que son para protección de los peatones.
“Esta vía es muy transitada por vehículos pesados, entonces, como quedó tan estrecha, se pueden generar accidentes con los que estamos sobre el andén, porque ya se han tratado hasta de subir las tractomulas”, dice Bedoya y añade que la falta de socialización con la comunidad fue otro error.
En la vía al Zoológico, donde, según Tránsito, los elementos fueron instalados por petición de la comunidad, también hay voces que cuestionan la medida: “más que tratar de cuidar al peatón de limitar la alta velocidad, lo que están haciendo es dificultar el tránsito en este lado”, expresa Pilar Osorio.
"La vía debe ser un espacio de vía y no de muerte"
El principal defensor de las medidas de pacificación de tránsito y sus beneficios es, por supuesto, el secretario de Movilidad de Cali, William Camargo.
“Lo primero es tener referencia que el 33 % de usuarios de la red vial son peatones y ciclistas; lo segundo, no debemos olvidar que a lo largo del día somos peatones al inicio y al final de la jornada; y lo tercero es tal vez imaginarnos con 75 u 80 años, una bala de oxígeno y usando estas secciones viales de 12 o 14 metros, sin estos elementos (tachas, bordillos y delineadores), para que nos imaginemos el grado de exposición con vehículos circulando entre 50 y 70 kilómetros por hora, esa es la mejor forma de reflexionar en qué tipo de ciudad es la que debemos construir, no es una ciudad para el vehículos sino para personas en condición de vulnerabilidad, para quienes la vía deben ser un espacio de vida y no de muerte”, dice Camargo y añade que se cuenta con el sustento técnico de cada punto intervenido.
El funcionario asegura que en un año podría evaluarse con exactitud el impacto de estas medidas, pero ya hay resultados parciales que muestran su efectividad. Camargo señala que, por ejemplo, en la Autopista con 44, donde se instaló una ciclobanda, en el 2018 hubo 9 siniestros viales y este año van seis.
El barrio Santa Rita fue uno de los sitios donde se solicitaron las medidas de pacificación, aunque Carlos Alberto Díaz, habitante de la zona, señala que no era necesario reducir un carril de la vía: “yo creo que con los reductores hubiera sido suficiente, porque de todas maneras las vías en el oeste son muy escasas y reducirlas tiene bastante impacto en la circulación vehicular, pero la instalación de los elementos es buena porque es una vía de alta accidentalidad, a mi personalmente me ha tocado presenciar más de cuatro o cinco accidentes”.
Al respecto, Luis Macea, profesor experto en vías y transporte de la Universidad Javeriana, agrega que la variable que tiene mayor relación con la accidentalidad es la velocidad, “por lo tanto tratar de hacer políticas públicas en torno a minimizar esto es importante y beneficioso”. “Se debe hacer un estudio de accidentalidad vial que permita identificar esos sitios críticos por alta velocidad, no es sencillamente colocar tachas y reductores en todas partes”, afirma.
Entre tanto, Jhon Freddie Bustos, experto en movilidad sostenible y miembro del colectivo La Ciudad Verde, expresa que este tipo de medidas al comienzo son disruptivas, pero en el tiempo se ven los resultados. “El paradigma de tener vías muy amplias, de ir muy rápido cuesta mucho, son más de 4000 vidas las que estamos perdiendo a nivel nacional, en el tema de los ciclistas vamos en 16 muertos este año y una vida es suficiente para tomar acciones”, precisa.
¿Quién pone las tachas?
La Secretaría de Movilidad celebró un contrato por $718 millones con el Consorcio SP, a cargo de Gerardo Segura Pérez, “para el suministro e instalación de señalización horizontal y vertical, en la red vial de Cali”. Este contrato se realizó en noviembre de 2018 y actualmente está suspendido “porque quedaron recursos disponibles y están evaluando otros puntos para implementar medidas de demarcación y señalización”, dijo el secretario William Camargo.
Los otros contratos, que tienen que ver con la instalación de cicloinfraestructura, ascienden a $30.000 millones y están a cargo de Metrocali, la Secretaría de Infraestructura Vial y el Centro de Diagnóstico Automotor del Valle, Cdav. Adicionalmente, en estudios y diseños, que fueron realizados por la Universidad del Valle y la Emru, se han invertido $1856 millones, y los tramos que están en proceso de contratación (96 km) tienen un costo aproximado de $27.257 millones.
Algunos de los puntos donde hay elementos de pacificación de tránsito son: Av. 1 Oeste con Cll 13 Oeste Vía al Zoológico, Calle 3 Carrera 57, Calle 45 Carrera 86, Av 9 Norte Calle 28, Calle 2 En-tre Cr 62 y 63 A, Carrera 73 con Calle 3A, AP Sur con Calle 25, Calle 2A Carrera 73 A, Calle 7 Carrera 50, Calle 10A entre Crr 70 y 80, Calle 47N entre carreras 1D y 5.