"Un modelo de intervención social que ha logrado sacar adelante a una población y un espacio donde se puede ver el tema de paz y convivencia puesto en escena”. Así es como Patricia Rosales España describe el Tecnocentro Cultural Somos Pacífico, donde hace tres meses es la directora ejecutiva.
La socióloga, con amplia experiencia en temas de responsabilidad social empresarial e intervención social, habló con El País sobre la operación del centro comunitario, ubicado en el barrio Potrero Grande - una de las zonas más vulnerables del oriente de Cali - que al año atiende a cerca de 1200 personas entre niños, jóvenes y adultos.
¿Cómo llegó al Tecnocentro?
El antiguo director (Jaime Quevedo) salió del cargo, se hizo un proceso de selección y ahí quedé.
¿Por qué se interesó en asumir la dirección de este lugar?
El reto inicial que me plantearon era hacer sostenible el Tecnocentro en el tiempo y lograr que sus programas perduren, lo cual me pareció muy interesante porque es un proyecto innovador en términos de intervención social. El enfoque de trabajo también me llamó mucho la atención, es un proyecto de educación informal que busca mejorar las condiciones de vida de la población, y además era un reto enfrentarse a una zona de la ciudad que rápidamente se ha recuperado de un escenario de violencia.
¿Qué se debe hacer para que el Tecnocentro perdure en el tiempo?
Esto no es posible si no hay un acompañamiento social permanente a la población que llega, ese acompañamiento se hace también con personas de la comunidad, por ejemplo el 70 % de la población que trabaja aquí es de la comunidad. Se deben ofrecer programas de formación, acompañar a las familias y tratar de darles oportunidades para que se puedan insertar en el mundo laboral, para que tengan una opción de vida.
Uno de los objetivos del Tecnocentro desde su apertura (2013) era trabajar por la construcción de paz y convivencia en Potrero Grande, ¿esto se está cumpliendo?
Sin duda, no podemos decir que solamente el Tecnocentro ha contribuido a que aquí haya paz y convivencia, obviamente aquí hay una atención del sector público y privado... el Tecnocentro Somos Pacífico es un proyecto innovador de formación en culturas, tecnologías y generación de ingresos que le está contribuyendo a la paz y convivencia, tu notas hoy en día jóvenes que no están en la calle sino que están acá adentro o en otras ofertas institucionales que hay en la zona.
¿Actualmente con cuántos recursos cuenta para operar?
Más o menos $1100 millones anuales, más del 60 % se hace a través de un proyecto con la Secretaría de Cultura, pero además hay un gran concurso del sector privado, nuestros fundadores, Fundación Alvaralice, Comfandi y en sus inicios también la fundación Paz y Bien, hicieron un esfuerzo grande porque hubiera recursos del sector privado y esos recursos se siguen viendo. Sin embargo, siempre nos falta dinero y siempre tenemos que salir a buscar.
Precisamente el Club de Amigos Somos Pacífico es una de las estrategias para recaudar recursos, ¿si están recibiendo ayuda?
Sí, el Club de Amigos hace una labor enorme, la perspectiva es ser un apoyo para el Tecnocentro en todos los temas de consecución de recursos, pero es que tu no recoges recursos solo tocando la puerta sino posicionando el Tecnocentro, yo pienso que el Tecnocentro es un proyecto para el mundo, es un laboratorio de paz, es un modelo de intervención social que ha logrado sacar adelante una población y uno puede ver el tema de paz y convivencia puesto en escena, en una época que estamos hablando de paz.
¿Y qué van a hacer para conseguir más recursos?
Hemos adoptado unos mecanismos para que la gente pueda donar, pero también estamos haciendo actividades con ellos, vamos a lanzar pronto una campaña donde tu no compras un regalo sino que el regalo que vas a dar es un bono que va dirigido a apoyar la capacitación de las personas. Por otro lado estamos haciendo una labor grande con el sector empresarial para que se vincule y apoye el Tecnocentro desde un enfoque del apoyo a la educación.
¿En qué se invierten los recursos?
En los programas que desarrollamos a diario: tenemos un área de cultura donde está todo el tema de danza, música y artes; tenemos una orquesta, una camareta y un coro en un convenio con la fundación Batuta. En la parte de tecnologías tenemos un ‘Club house’ donde los chicos tienen la oportunidad de hacer diseños en 3D, 4D, robótica; tenemos un convenio muy interesante con Alvaralice para desarrollar el proyecto de vinculación laboral que se llama Rumbo Joven... también tenemos una agencia de talentos, donde acompañamos bandas musicales del Distrito de Aguablanca para que puedan insertarse en la industria cultural. Para las personas adultas tenemos el tema de aprender el uso de los computadores, de inglés básico a través de una alianza con el Colombo Americano.
¿Cómo funciona Rumbo Joven?
El programa dura seis meses, ya vamos para la séptima cohorte de jóvenes que se gradúan en temas que necesita la empresa. Es importante entender que los jóvenes de aquí necesitan oportunidad, el trabajo más grande lo tenemos también con las empresas, porque tenemos que convencerlas que estas personas puedan poner en su hoja de vida que son de Potrero Grande, entonces hacemos un gran trabajo para que ellos (los jóvenes) después puedan vincularse en una pasantía de tres meses y tengan una oportunidad laboral. El logro de éxito es más del 80 %, se han graduado casi 600 jóvenes.
¿Qué proyectos nuevos planea para el Tecnocentro?
El próximo año queremos ampliar la cobertura del inglés, queremos tener un área nueva en la parte de guitarra, hacer un énfasis mucho mayor al folclor y abrir esa área para darle un alcance a los temas de la tercera edad. También queremos hacer un fortalecimiento del área de tecnologías y de la agencia de talentos, que esta agencia pueda recibir mucha más gente y podamos apoyar más grupos.