El primer día de octubre de este año será marcado en el calendario como el día en el que el afán se respiró en las calles de El Peñón, en el centro de Cali.

La prisa de una mujer que arriba a una panadería en búsqueda de un pan sin siquiera apagar su carro. Los movimientos ágiles de los trabajadores de un restaurante descargando bultos de papas de un camión. El trote apremiante de un joven que toca a la puerta de su edificio para que le abran la puerta del garaje y así evitar recibir un cobro por dejar su automóvil en la calle. La premura del patrullaje de los agentes de tránsito en sus motocicletas, inusualmente presentes en la zona en la mañana de un martes.

El apuro tiene una razón común: No muchos están dispuestos a pagar, obligatoriamente, por estacionarse en los cajones pintados en las vías del barrio. Claro, hasta el pasado lunes bastaban un par de monedas para saldar cuentas con quien fuera el vigilante de turno.

Sin embargo, desde este martes hasta el 24 de diciembre de este año, los conductores que arriben a El Peñón en su vehículo y se estacionen en cualquiera de las 215 celdas que hay en las calles, deberán pagar $1300 por cada media hora que permanezcan allí. Los motociclistas, por su parte, tendrán que pagar $450 por esos mismos treinta minutos de estancia en los 62 estacionamientos que hay para ellos. Entonces, la prisa hace su trabajo. 

“A esta hora -11:30 a.m.- ya todos los espacios alrededor del parque estarían ocupados por clientes que llegaban temprano a almorzar, pero hoy no hay sino dos carros”, comentó Javier, encargado de uno de los restaurantes del sector, mientras vigilaba que sus compañeros descargaran alimentos de un camión para abastecer un restaurante italiano del sector; eso sí, rápidamente para evitar que les dieran un tiquete de estacionamiento.

Vea además el video: indignación y quejas en primer día del cobro por parqueo en barrio El Peñón

Ese vacío extraordinario en los cajones pintados en vías como las carreras 2 y 3 o las calles 1, 2, 3 y 4, contrastó con lo abarrotados que lucieron el improvisado parqueadero de la casa de Jorge Isaacs y la bahía del hotel Dann Carlton. Allí se vieron once carros y quince vehículos durante la mañana, respectivamente.

Hugo Caicedo, quien estacionó por diez minutos su camioneta en una celda mientras compraba un par de cafés en un local de la zona, fue uno de los primeros caleños que debió empezar a pagar por el uso de las Zonas de Estacionamiento Regulado, ZER.

“Parquear, así sean cinco minutos, genera un gasto de $1300; eso es un incremento del 5 % en el valor de las compras. Esto desincentiva a quienes usualmente venimos, por lo que creería que el cobro sería más justo si fuera por minutos”, dijo Caicedo, quien afirmó que antes no solía pagar por parquear en las vías de la zona o solo daba $500 a quien le echara un ojo a su carro.

Y quién sabe si por esa premura de quien busca, de forma estéril, detener las manecillas del reloj para evitar pagar más es que algunos de los conductores se descargaron contra los encargados de cobrar el estacionamiento.

“Hay quienes son decentes y solo dicen que es muy caro el parqueo y se van, pero hay otras personas que son groseras y lo tratan muy mal a uno. Entiendo el inconformismo, pero nosotros no tenemos la culpa y aún no sé cómo lidiar con eso”, comentó uno de los 22 operarios de Masora que tiene a cargo el recaudo.

Y pese a que el cobro por usar estos espacios públicos estaba anunciado desde julio de este año, cuando la Secretaría de Movilidad anunció el contrato interadministrativo con la organización Municipios Asociados del Altiplano del Oriente Antioqueño, Masora, para hacer el recaudo y el estudio del impacto de esta medida, hay quienes en el barrio se aventuran a vaticinar quiebras y despidos, pues desde ya advierten el acabose del barrio como un destino para comensales, turistas y clientes.

La preocupación es más marcada del lado de los propietarios de restaurantes, como Alain Mauchamp, un francés que hace veinticuatro años vive en Cali y tiene un restaurante cerca al parque de El Peñón. “En las últimas semanas dejó de venir la gente por el temor a que le cobren; ayer (lunes) solo atendí dos mesas. Ya me está tocando empezar a regalar la comida para que no se pierda. Uno de los empleados se fue y no puedo reemplazarlo por temor a no tener cómo soportar la carga”, dijo Mauchamp, quien ayer hizo parte de un conato de plantón para rechazar la medida.

De otra parte hay quienes, en voz baja, dicen que empezar a cobrar por parquear en la calle tiene un lado positivo. “Hay gente que viene y parquea el carro a las 8:00 a.m. y se va a hacer ejercicio, saca a pasear el perro. Pagando la gente ya sabe que tiene que venir a la fija, hacer lo que va a hacer e irse; es bueno que haya rotación de público”, dijo Juliana, trabajadora de un restaurante de la zona.

Entre tanto, el secretario de Movilidad, William Camargo, aclaró que los conductores que se rehusen a pagar por estacionar en la vía -habiendo parqueado en una de las celdas-, se exponen a una multa de 15 salarios mínimos legales diarios vigentes, es decir $414.045.

“Históricamente la gente le ha pagado a los ‘trapitos rojos’ por este servicio, por lo que ahora pedimos que esos recursos se paguen a la ciudad para financiar la operación del transporte masivo”, sentenció el funcionario.

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