El neurocirujano Eben Alexander, profesor de Harvard, tuvo una experiencia entre la vida y la muerte que probaría que el cielo sí existe. Compartirá su caso con los caleños, en Exposer.
Eben Alexander. Ese es un nombre que hay que recordar. Su libro, La Prueba del Cielo, donde este científico y neurocirujano narra la visión que tuvo sobre la vida después de la muerte, se convirtió rápidamente en un best seller de talla mundial. De ser un ateo radical, convencido de que la muerte era el final, pasó a dar esperanza a millones de personas en todo el mundo que, después de haber leído su testimonio, están más convencidas que nunca de que hay vida después de la muerte, un cielo y un Creador amoroso. Alexander no es un novelista, eso está claro, por eso su relato es relativamente simple; más bien básico, en términos descriptivos. Lo que sí impacta, en su caso, es que sea justo a un estudioso del cerebro y no a una persona común y corriente, a la que le haya ocurrido un encuentro como este con la muerte. Y con el cielo, con todo y seres de luz.El libro narra cómo, en el cielo, obtuvo respuestas existenciales que le permitieron perdonar y sanar heridas muy profundas de su infancia, pues fue hijo adoptivo y, ya de adulto, su familia biológica no quiso tener gran contacto con él, por lo que se sumió en depresiones severas que ni la brillantez de su mente racional pudo ayudarle a elaborar. Eben Alexander estará pronto en Cali para hacer parte de Exposer, donde dictará una conferencia que es un verdadero imperdible para quienes gustan de los temas espirituales.Y cómo venir a Cali sin antes hablar con El País. Por eso, compartió con nosotros estas reflexiones, como un adelanto de lo que dirá el sábado 6 de septiembre a las 5:00 p.m., en el Centro de Eventos Valle del Pacífico.Doctor Alexander, antes de la experiencia de la muerte, ¿qué idea tenía del cielo?Mi entendimiento de la muerte ha sido influenciado por la tradición cristiana, la filosofía Oriental y mi larga carrera como neurocirujano, así como mi cercana muerte detallada en el libro La Prueba del Cielo. Reconozco que la reencarnación es vital para entender la omnipresencia y el amor infinito de Dios. Sé que nuestra conciencia no se limita a nuestro cuerpo físico sino que se extiende más allá de la muerte física. Saber eso me protege ante el dolor que causa ver las tragedias del mundo pero a la vez me empuja a hacer lo mejor que puedo, y a compartir el centro de mi experiencia: Estás a salvo, eres amado, inherentemente y para siempre. Suele haber un divorcio entre ciencia y fe. ¿Cómo acercar estas dos dimensiones?Los extremistas de ambos lados que quieren basarse solo en lo que pueden observar (materialistas científicos) o en lo que está de acuerdo con su creencia religiosa (fundamentalistas religiosos), seguramente querrán jugar un juego donde un lado debe perder y el otro debe ganar. Cuando en realidad cualquiera que juegue ese juego perderá, porque la adherencia a estos extremos nubla la visión e impide ver la evidencia contradictoria y las oportunidades para aprender. Las verdades profundas demandan una mente más abierta que la que tienen los pensadores unidimensionales.¿Cómo puede asegurar que la experiencia que usted vivió fue real y no producto de una alucinación?En esas primeras semanas después de haber emergido de una larga semana de coma, cuando trabajé para poner todos mis recuerdos sobre el papel, paraba y pensaba Fue demasiado real para ser real. Se sintió tan real, tan ultra real, que la experiencia de recordarlo resultaba un shock en sí misma. Al comienzo asumí que podría ser algún truco del cerebro que muere. Y cuando trataba de discutirlo con mis doctores, ellos estaban listos para reducir todo a una bizarra experiencia creada por la química del cerebro y la imaginación. Sentían que ni siquiera debían perder tiempo oyendo mi experiencia pues de antemano creían que era imposible que fuera cierta. He sido neurocirujano por décadas, así que yo era mi peor escéptico. Pero los hechos saltaban a mi cara: mis exámenes neurológicos, mi rápida espiral de muerte, mis escaneos y valoraciones de laboratorio mostraban todos la misma cosa. Que mi cerebro se había apagado debido a una enfermedad que debió haberme matado y que habría hecho imposible que mi cerebro tuviera actividad alguna capaz de producir imágenes o de tener memoria de experiencias. Una meningitis bacteriana severa es el perfecto modelo de la muerte porque destruye sobre todo la parte más importante del cerebro, el neocórtex. Mi cerebro no pudo haber producido esta experiencia. Tuve que aceptar, después de meses de análisis e investigación, que lo que me había ocurrido fue real. Tuve que aceptar lo improbable: que esta experiencia real no ocurrió en mi cerebro, o en el universo de lo físico, sino en un campo de realidad completamente distinto. Es esta evidencia la que ha llamado la atención del mundo científico, y la que ha sacudido las bases del materialismo científico.¿Qué significa su caso para la ciencia?Que el materialismo nunca ha ofrecido una respuesta a la pregunta de cómo el cerebro crea conciencia. Lo que queda probado aquí es que no es el cerebro físico el que crea conciencia.¿Cuál fue la gran enseñanza que recibió?Todo en mi vida cambió cuando entendí el mensaje profundo de esta experiencia. Aprendí muchas cosas, pero la más importante es la convicción de que hay un ser todopoderoso y amoroso, Dios. Es una convicción que tuve estrangulada por años, pero que ahora confirmo sin lugar a dudas. Dios está intrínsecamente ligado a nuestra conciencia, y a la eternidad de nuestras almas. Esa certeza me ha cambiado en muchos aspectos, me he vuelto más agradecido con cada pequeña cosa de mi vida, más humilde, y ya no le tengo miedo a la muerte. Tengo certeza en la eternidad del alma humana, y en la relación que compartimos con nuestras almas gemelas a lo largo de múltiples vidas. Hoy tengo un sentido más integrado y profundo sobre las dificultades y las oportunidades de crecimiento espiritual. ¿Cuál cree que es la razón de la existencia humana?Estamos aquí para aprender la lección del amor, la compasión, el perdón y la misericordia por todos los seres.¿Qué visión tiene sobre aquellos que cometen suicidio?La revisión de la vida cuando hay suicidio es realmente trágica, porque entonces se es plenamente consciente del amor de los demás y del amor que Dios tiene por nosotros, y de la pena que les causamos al partir. Una interesante observación es que aquellos que han intentado suicidarse y que han tenido una experiencia de contacto con el Ser Supremo, su amor incondicional y las almas de los seres amados que se han ido antes, ya no intentan suicidarse nunca más. ¿La idea del infierno queda descartada o cree que existe? Mi travesía me mostró que Dios es amor. Y la mejor forma en que podemos manifestar el incondicional amor de Dios por la creación es mostrando compasión por otros, y perdonar para ir ascendiendo a través de nuestras múltiples encarnaciones hasta volvernos uno con la divinidad. Pero Dios nos ama tanto que nos da libre albedrío y podemos elegir caminos distintos a la compasión. Si lo hacemos debemos sufrir los efectos, sentir el dolor y el sufrimiento que hemos causado a otros cuando hagamos la revisión de nuestra vida. Las experiencias negativas en la revisión de la vida algunos las describen como infernales, pero yo creo que son simplemente experiencias incompletas o inacabadas. Si yo hubiera visto solo algunos fragmentos de lo que ví los habría interpretado como negativos, pero algunas personas que han reportado visiones infernales también reportan que más allá de los momentos negativos hay otros más luminosos y experiencias de amor incondicional.