El jefe de la misión de Médicos sin Fronteras (MSF) en Colombia, Juan Matías Gil, alertó de la necesidad de mantener el apoyo a Mocoa, asolada por una avalancha el pasado 1 de abril, una vez pase la atención mediática.

"Las necesidades hoy están bastante cubiertas, el riesgo principal llama mucho la atención mediática, pero cuando se apagan las luces de las cámaras, la gente continúa teniendo necesidades pero al continuidad de la respuesta es limitada", comentó Gil a Efe.

La tragedia comenzó en la capital departamental del Putumayo debido a las fuertes lluvias que provocaron que los ríos Sangoyaco y Mulato, afluentes del Mocoa, se salieran de su cauce y provocaran una avalancha que causó la muerte a 316 personas.

Para Gil, entre los principales retos en este momento estaba restablecer el servicio de luz cuya ausencia "tiene muchas consecuencias en la vida normal de una comunidad".

Asimismo, indicó la necesidad de mejorar el suministro de agua y el saneamiento, "que aunque se llevan camiones cisterna, no todo el agua suministrada es potable".

La gente debe hervir el agua, lo que ya sucedía antes, pero ahora "que muchas de las familias han perdido sus casas" han perdido también la "capacidad de potabilizar el agua".

También habló de la preocupación de prevenir brotes de violencia, especialmente "cuando se vayan los medios" y vaya perdiendo peso Mocoa en las "noticias cotidianas".

Entonces la gente seguirá "durmiendo en albergues hacinados, compartiendo tiendas con extensos grupos familiares y quienes no son parte de la familia", agregó Gil.

En este sentido, comentó que "la respuesta en materia de salud fue bastante reactiva" por parte de las autoridades colombianas.

El jefe de la misión de MSF aseveró que hay un "riesgo inherente a estas situaciones", que son "las enfermedades causadas por el agua y vectores principalmente mosquitos", por lo que considera necesario hacer un seguimiento epidemiológico cercano.

Entre las preocupaciones del organismo también está la salud mental de las víctimas de la tragedia, que pasado el primer estrés postraumático comienza a empeorar.

Por ello, enviaron a un equipo de profesionales que "basó su intervención" en prestar ayuda en este campo y están trabajando para que "la comunidad tenga mecanismos de resiliencia".

"Estamos en contacto con el Ministerio (de Salud) y vamos viendo resultados tangibles, pero la salud mental es más invisibilizada", concluyó.