Tras los lamentables hechos ocurridos el pasado 18 de abril, cuando un paciente identificado como John Ferney Cano asesinó al médico urólogo Juan Guillermo Aristizábal en la Clínica Medellín, se conoció que el homicida estaba frustrado por una intervención realizada por el galeno, lo que habría desencadenado todos los hechos.
Cano escribió un libro llamado ‘Memorias de un loco sensible’, y en él escribió acerca de su deseo de venganza, es más, en el texto que cuenta con 362 páginas, está un cartel con fotos de diferentes urólogos, uno de ellos era Aristizábal, quien estaba señalado en rojo, porque según el paciente, no lo recomendaba “por su soberbia e incompetencia”.
Tras analizarse el libro, se da a entender que la decisión de cometer el crimen fue consciente y era una idea que llevaba tiempo gestándose, incluido su propio suicidio, ya que el primer capítulo inicia con una cita de Confucio: “Antes de embarcarte en un viaje de venganza, cava dos tumbas”.
Es más, en uno de los fragmentos el libro, Cano manifestó de su deseo de dispararle y verlo desangrar debido al mal que le hizo, que según los colegas de Aristizabal, fue un diagnóstico que el paciente sobredimensionó debido a un problema psiquiátrico.
En el mismo texto de su autoría, el homicida se expresó de Juan Guillermo Aristizábal como un mutilador o torturador, por lo que lo odiaba profundamente, además, da a entender que el galeno lo traicionó.
Cabe destacar que, según Jorge Camilo Arango, médico amigo del fallecido doctor Aristizabal, el paciente ya habría emitido amenazas debido a un diagnóstico, sin embargo, debido a la condición psiquiátrica del atacante, este habría sobredimensionado el dictamen del profesional.
“Simplemente era un paciente con algún trastorno psiquiátrico y digamos que su válvula de escape fue el doctor Aristizábal y ocasionó pues semejante daño”, indicó el profesional.
Además, en una carta que Cano le escribió a su hermano, fechada el 29 de febrero de 2024, aseguró que el destino le había dado la oportunidad de vengarse de Aristizabal, “por propia mano, a quien ocasionó una grave lesión”. En el mismo oficio, el paciente aseguró que tenía que hacer justicia “para sentirse bien consigo mismo”.
De la misma manera, el asesino le pidió a su hermano por medio de dicha carta no hablar sobre el tema con nadie, mucho menos con la Policía, para evitar que personas morbosas de enteraran de los pormenores de la situación.