El paradero de Manuel Julián Albornoz Murillo fue un misterio para su familia y las autoridades que lo buscaban desde el pasado 19 de febrero, cuando salió de su casa en el barrio Juan XXIII, nororiente de Bogotá, con destino a la Universidad Nacional, donde estudia sociología.

Al terminar su clase, Manuel no regresó a casa y apagó su celular a las 9:18 a.m. El hombre, de 26 años de edad, tiene un diagnóstico de esquizofrenia paranoide, una enfermedad que puede causar delirios y alucinaciones, por lo que su mamá Maritza Murillo empezó con la odisea de su búsqueda que la llevó a pedir ayuda a través de redes sociales y de medios de comunicación en Bogotá, quienes donde compartieron la fotografía de Manuel.

Según las indicaciones, mide 1.70 cm, llevaba una camiseta azul oscuro con cuello redondo con un escudo de Millonarios, un saco café, ‘jean’ azul y tenis negros.

En las cámaras de seguridad del TransMilenio, la madre pudo comprobar que Manuel Julián había tomado rumbo a Cota, Cundinamarca, a dónde llegó sobre las 11:00 a.m. de ese lunes 19 de febrero.

“Él va caminando porque no tiene plata. Tenía $ 20.000 el lunes, que fue lo que yo le di cuando se fue a la universidad. Todo el recorrido lo ha hecho a pie. Estoy en Chía porque me toca hacer el mismo ejercicio: buscar cámaras, quien me ayude. Porque las instituciones, realmente, poco y nada”, dijo la madre del joven estudiante en su desesperada búsqueda.

Varías cámaras de seguridad en el municipio lo vieron caminando y a la 1:30 p. m., se le vio en la variante Cota-Chía. Ese era el último rastro del joven, hasta que este miércoles 28 de febrero, un bombero lo encontró en una montaña de Tenjo, municipio ubicado a una hora de Bogotá.

La madre siguió paso a paso cada rastro que su hijo dejaba en las cámaras de seguridad. En Chía le perdió la pista. | Foto: .

“Lo vio un bombero y, como se hizo tanta difusión, él lo reconoció, le tomó la foto y yo le confirmé. Ya las autoridades lo tienen con él”, relató la mujer a Red+ Noticias.

Esta no es la primera desaparición de Julián, quien el 17 de enero del año pasado alcanzó a llegar a Funza, desde donde avanzó hacia Facatativá, y terminó en Palmira.

En esa ocasión, su madre lo encontró por reportes en redes sociales después de 27 días en los que no supo nada de él.

“Todo el mundo dice ‘ay, pero otra vez’, pero él está en su control psiquiátrico mensual, con su medicación y uno lo que más quiere es normalizarle la vida. Volvió a estudiar porque es lo único que lo motiva”, explicó la señora Murillo.