Con un sorprendente y tétrico hallazgo se encontraron efectivos de la Policía Nacional en los últimos días mientras realizaban un operativo en contra de estructuras criminales que operan en Medellín y el Valle de Aburrá.

Magia, brujería y culto alrededor de algunas figuras de la cultura pagana y la mafia mexicana descubrieron los uniformados de la Dirección de Antinarcóticos al llegar por informaciones de fuentes humanas hasta una edificación de tres pisos en el barrio Fátima, en la Comuna 16 Belén, al occidente de la ciudad, donde al parecer operaba un centro de acopio de estupefacientes.

Estas eran algunas de las imágenes que se encontraban en lugar hallanado por la Policía. | Foto: Cortesía

Pero más allá de la incursión en el inmueble que produjo la incautación de 739 dosis de base de coca, 191 dosis de marihuana y dos celulares, los miembros de la fuerza pública quedaron perplejos al encontrar altares que rendían culto a la figura de la Santa Muerte, Jesús Malverde, José Gregorio Hernández, el diablo y que estaban adornados con elementos esotéricos como velas negras, ángeles, muñecos con alfileres, tabacos y calaveras.

Además, según la autoridades, en el lugar se encontraron cerca de 100 fotografías de personas las cuales serían sometidas a hechizos por parte de esta organización criminal que además operaba de una manera sofisticada.

Y es que aparte de todos estos elementos de diversa corriente espiritual y que ya se han conocido en el país por otros importantes delincuentes que han sido capturados o dados de baja, los responsables del operativo identificaron un tablero donde estaban consignadas las responsabilidades de cada uno de los miembros de esta estructura en cuanto a actividades como el aseo y los turnos para apoyar la comercialización de drogas (perico, éxtasis, marihuana y tusi).

En este tablero se especificaban incluso multas por llegar tarde para los miembros del grupo ilegal. | Foto: Cortesía

En el mismo pizarrón también se alcanza a percibir lo que serían pasos para la realización de los rituales que desarrollaban con las figuras dispuestas en los altares e incluso los horarios de trabajo y multas por llegar tarde.

En el lugar fueron capturados dos hombres identificados como Brayan Alejandro Jaramillo Yepez y Carlos Alberto Calle Zapata, presuntos integrantes de una banda que se hace llamar “El Amarillo”, y que tenían antecedentes por homicidio y tráfico de armas.

Los dos hombres capturados harían parte de un grupo delincuencial conocido como El Amarillo que opera en el occidente de Medellín. | Foto: Policía Nacional

Las prácticas espirituales halladas en este lugar, según las autoridades, se han dado en el país desde 2012 gracias a la influencia del crímen trasnacional méxicano. La adoración a figuras como la Santa Muerte y Jesús Malverde es un fenómeno complejo y con fuerte arraigo en el país centroamericano.

Algunas explicaciones sobre la popularidad de la Santa Muerte, figura no reconocida oficialmente por la Iglesia Católica, incluyen su conexión con la protección en situaciones peligrosas o en momentos de necesidad, y su papel como “patrona” de personas marginadas, criminales y aquellos que se sienten desatendidos por la sociedad o la religión tradicional. Muchos creyentes sienten que la Santa Muerte les brinda ayuda y comprensión en momentos difíciles.

En 2018 miles de creyentes salieron a las calles de Culiacán para conmemorar el aniversario del natalacio 109 de Jesús Malverde.

Por su parte, Jesús Malverde se trata de una figura considerada como un “santo” de los narcotraficantes y de aquellos que se encuentran al margen de la ley. La devoción a este personaje puede entenderse en parte como una respuesta a las dificultades económicas y sociales que enfrentan algunas poblaciones y este se ha convertido en un símbolo de ayuda y justicia para los que se sienten excluidos por situaciones como la pobreza y la desigualdad.

De hecho, Jesús Malverde, apodado así ya que realizaba asaltos entre la espesura verde del monte a familias y campesinos adinerados para repartir el botín entre gente pobre, cuenta con una capilla en Culiacán, estado de Sinaloa, donde miles de personas a lo largo del año acuden para encomendarse a él, agradecerle favores o pedirle por alguna necesidad.