En los últimos meses, el viche, una bebida ancestral del Pacífico colombiano, ha estado en el ojo del huracán por la restricción de su venta en establecimientos de comercio de Bogotá. Ahora, el nuevo escenario de la polémica es Medellín, donde la venta de este licor fue suspendida.
Desde Acodrés, la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica, calificaron estas prohibiciones como una “persecución a restaurantes”. A través de un comunicado, denunciaron la supuesta persecución de Oficinas de Rentas Departamentales, en Antioquia, contra establecimientos gastronómicos que cuentan entre sus inventarios con el viche, bebida protegida por la Ley 2158 de 2021.
“Los casos de decomiso en Villa de Leyva y destrucción de inventario en Bogotá en el pasado mes de agosto, motivaron la realización de mesas de trabajo lideradas por el Ministerio de Cultura ante las denuncias públicas que emitimos como gremio, logrando la suspensión de operativos y acompañando la labor dirigida a desarrollar los lineamientos que la Ley del viche dispone para fortalecer la protección de esta bebida patrimonial y ancestral”, explicó la Acodrés.
A estos antecedentes se suma lo ocurrido recientemente en la capital antioqueña. “El caso más reciente de desconocimiento de la Ley lo protagonizó la Gobernación de Antioquia, cuyos funcionarios llegaron a sellar establecimientos esta semana en Medellín, por tener esta actuación abiertamente irregular”, se lee en el comunicado de la Asociación.
Para el gremio de la industria gastronómica, la Secretaría de Hacienda Departamental ha atropellado a los establecimientos en Medellín, al restringir la venta de esta bebida, patrimonio ancestral del Pacífico colombiano impulsado por la Ley.
El viche o biche, expresión cultural del Pacífico colombiano, es una bebida elaborada ancestral y artesanalmente por las comunidades negras del Pacífico, obtenida de la destilación no industrial, por medio de trapiches étnicos del jugo fermentado de la caña de azúcar, con características propias de la caña de cada región del Pacífico.
Cuenta la historia, que dicho néctar fermentado ha acompañado a las comunidades negras desde la propia llegada de estas comunidades al territorio del Pacífico colombiano, provocando el encuentro con las raíces indígenas y la influencia española.
Pero más allá del encuentro de diferentes de estos mundos, mantiene su esencia de ser una bebida ancestral que evoca la espiritualidad afro, pero también, es la base de su medicina, el mejor acompañante de sus principales tradiciones y eventos culturales, y además, es el bastión económico de quienes viven en esta zona del país.
Ser maestro vichero es algo que se aprende por tradición, de generación en generación, en un aprendizaje oral, por lo que se requiere salvaguardarla para revisar que dicho conocimiento se pierda. Está presente desde la cuna hasta la tumba. Las matronas, cuando atienden un parto siempre tienen una botella de viche curado. Cuando el niño nace, lo primero que le ponen en la lengua son unas gotas para que él reaccione. De ahí en adelante, hasta la sepultura, el viche hace parte de su vida.
Se entiende como ‘productor de viche’ los miembros de las ‘comunidades negras, afrocolombianas que desarrollan el proceso de destilación del Viche/Biche en los territorios colectivos ubicados en las zonas rurales del Pacífico colombiano’, según dicta la Ley 2158 de 2021, Plan Especial de Salvaguardia de los Saberes y Tradiciones Asociados a la Manifestación Viche/Biche del Pacífico y el Paisaje Cultural Vichero.
El viche auténtico y sujeto de salvaguarda excluye productos destilados en regiones distintas al Pacífico y aquellos que no han sido destilados o embotellados por los productores de la región, lo cual asegura la conservación de la tradición.
*Con información de Colprensa.