El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Luis Gilberto Murillo, reiteró ayer que el país no retomará las aspersiones con glifosato sobre los cultivos de coca que fueron suspendidas en 2015 y que EE. UU. le instó a reanudar.

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“No vamos a atender las solicitudes hechas por Estados Unidos. Colombia no reanudará las fumigaciones aéreas con glifosato y esta es una posición de Gobierno. Regresar a la aspersión aérea no es una opción”, dijo Murillo durante la Cumbre de Sostenibilidad.

Declaró que dicha medida la consideran inconveniente “porque se trata de aspersiones indiscriminadas que generan afectaciones tanto a la salud humana como al ambiente”.

Pero el secretario de Estado de EE. UU., Rex Tillerson, insistió ayer en que considera “razonable” pedir a Colombia que retome la aspersión aérea para combatir el “explosivo” aumento de la producción de coca en el país: “Vamos a seguir presionándolos, y si necesitan nuestra asistencia para erradicar estos campos, debemos comenzar ese proceso ahora”.

Murillo destacó la amenaza que representa la aspersión con glifosato ya que, según detalló, muchas de las zonas en donde se llevaría a cabo esta práctica son de alta biodiversidad.

Además recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene estudios sobre los efectos negativos en las zonas que han estado expuestas al glifosato y, además, que existen prohibiciones legales de la Corte Constitucional y del Consejo de Estado.

Sobre el debate, El País consultó a Rafael Colón, general de Infantería de Marina de la reserva activa de las Fuerzas Militares y quien dirigió programas de erradicación de cultivos ilícitos en el gobierno Santos, y al coronel John Marulanda, experto en temas de seguridad y conflicto.

“Hay que darle tiempo a la erradicación manual”: general Rafael Colón. 

¿Qué piensa de que el Gobierno diga que no volverá a la aspersión de cultivos ilícitos, pese al llamado de atención de Estados Unidos?

El país ha hecho todo lo que está a su alcance en la guerra contra el narcotráfico. Pudo derrotar los grandes carteles con estrategias coordinadas entre las Fuerzas Militares y de Policía, pero no ha sido posible eliminar los cultivos ilícitos que son el primer eslabón de la cadena.

Se han hecho todos los experimentos posibles, pero hay que darle tiempo a este nuevo plan de erradicación manual. Se están haciendo acuerdos con los campesinos y son acompañados de una oferta del Estado, que se tiene que volcar a acompañar esos programas, cosa que no se hizo en el pasado y por eso hubo resiembra.

¿Usted cree el Gobierno va a lograr montar toda la infraestructura para que los campesinos puedan abandonar sus cultivos ilegales?

En teoría, de corazón, yo confío en que sí sea exitoso. El Gobierno tiene unas estrategias de renovación de territorios recién constituida, lo que pasa es que hay una disyuntiva porque el Gobierno ya está de salida, pero tiene que haber un espacio de transición y tiempo para demostrar si en realidad se pudo disminuir la siembra de coca. Este año seguro los informes van a sugerir un incremento en los cultivos y va a parecer una dicotomía, pero se necesitan de tres o cinco años para equilibrar la balanza.

¿Si no es con glifosato, con qué otro producto se puede fumigar?

La Policía está haciendo experimentos para revisar las moléculas y verificar que no se afecten los cultivos legales porque hay estudios del Ministerio de Salud que indican que el glifosato sí es dañino. Volver a la aspersión aérea con cualquier otro herbicida es una estrategia que no va a ser funcional ni exitosa. Se podría asperjar con máquinas de espalda, en sitios donde no pueda llegar el programa de sustitución o donde sea demostrable que son tierras de redes criminales, pero no más con avioneta.

¿Usted cree que EE. UU. tomará represalias?

No puede ser que a Colombia la cooperación internacional la obligue a seguir un tipo de estrategia. Colombia tiene que salir adelante con sus propios medios, porque si va a seguir dependiendo de lo que le ofrezcan las demás naciones va a tener que agachar siempre la cabeza, y el país no está para eso.

Pero es inocultable que esos recursos harían falta...

El Gobierno tiene que hacer proyectos pilotos, concentrar todos sus esfuerzos donde hay más densidad de cultivos de coca, no ponerse a abarcar todo el territorio. Tiene que haber programas complementarios que motiven economías legales.

“Avance de la erradicación manual de coca es mínimo”: John Marulanda. 

¿Qué piensa de que el Gobierno diga que no volverá a la aspersión de cultivos ilícitos, pese al llamado de atención de Estados Unidos?

Es una posición insostenible. El Gobierno actual no puede negar los hechos reales: con la fumigación aérea Colombia dejó de ser el primer productor de cocaína en el mundo y se redujeron en cerca de 50.000 hectáreas los cultivos. También es un hecho que desde que las Farc ordenaron suspender la aspersión, desde hace cinco años, los cultivos han vuelto a crecer en cerca de 200.000 hectáreas y el avance de la radicación manual es mínimo.

¿Si no es glifosato, qué otro herbicida puede ser utilizado?

No conozco las denominaciones técnicas, pero la Policía nos dijo que estaba trabajando en una nueva sustancia que permitiría afectar los cultivos ilícitos sin tener ningún riesgo para los humanos. Ya es hora de que nos digan cuál es.

Dicen que entre tres o cinco años tomará mostrar los resultados de la erradicación manual. ¿Cree que esa estrategia funcionará?

No creo, por varias razones. Hoy en día los cultivos de hoja de coca tienen hasta seis cosechas al año; la cantidad de dinero que está dejando ese cultivo a los campesinos es tan grande que el Gobierno —en esta crisis económica— no está en condiciones de suplirla. Luego, hay actores crecientes, como el ELN, el Clan del Golfo, que están imponiendo su ley con las armas para que los campesinos no abandonen ese negocio y además detienen o asesinan a quienes forman parte de los equipos de erradicación. El Gobierno mismo dice que hay 12.000 familias comprometidas en esa estrategia, pero de ahí a que cumplan hay una diferencia grande.

¿Usted cree que habrá consecuencias de EE. UU. sobre esta decisión del Gobierno?

No solo de Estados Unidos, la comunidad internacional va a presionar muy fuerte porque el narcotráfico se ha convertido en el principal causante de la inseguridad en América Latina. La presión ya arrancó con la reducción de recursos por parte de Estados Unidos.

Pero el general Colón dice que Colombia no está en condiciones de agachar la cabeza por plata...

El general tiene una visión internacional muy idealista. La realidad es que hasta las Naciones Unidas dependen de EE. UU., que es el país que más nos ayudó en momentos de crisis. Con la ayuda norteamericana se llevó a cabo el Plan Colombia y se logró sentar a los terroristas de las Farc en la mesa; ha sido con esa ayuda militar que hemos logrado mantener esta democracia endeble. Y, por el contrario, la ayuda de Noruega lo único que ha hecho es perturbar toda la contabilidad política del país, sino mire cómo estamos ahora.