Cuando el presidente Iván Duque asumió su cargo el 7 de agosto de 2018, Colombia empezaba a implementar el Acuerdo de Paz con las Farc, el número de hectáreas de cultivos ilícitos crecía exponencialmente, el desempleo se resistía a bajar y la llegada de venezolanos al país aumentaba día a día.

Un año después, algunos de los problemas que encontró Duque al iniciar su mandato se mantienen, en otros la tendencia ha cambiado favorablemente y han surgido algunos más que en ese momento no se preveían.

Duque llega a este primer año en el cargo con baja popularidad en las encuestas, con dificultades para lograr mayorías en el Congreso y en medio de una polarización que se mantiene. Sin embargo, el Mandatario logró demostrar que es posible gobernar sin ‘mermelada’ y ha tomado decisiones firmes para enfrentar el narcotráfico.

Son muchos los retos que tendrá que enfrentar: el desempleo y otros fantasmas en materia económica, la llegada masiva de venezolanos al país, unas cifras en materia de producción de droga que siguen siendo preocupantes, crímenes contra líderes sociales que no paran y una implementación de la Paz que siempre está amenazada, son algunos de los más importantes.

Desempleo y otras amenazas para la economía

Pese a que el Gobierno ha sido optimista frente a la reactivación de la economía y la posibilidad de que crezca a tasas superiores a las de los últimos años, el desempleo, que en el último mes se ubicó en 9,4%, según el Dane, es uno de los principales factores que amenaza con impedirlo.

Para Fredy Castro, director de Banca de las Oportunidades, si el Ejecutivo quiere cambiar la tendencia en esta materia tiene que construir confianza para que llegue más inversión extranjera, para que los hogares sigan consumiendo y para que las empresas contraten a más trabajadores.

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Para el analista Mauricio Jaramillo es imperativo reducir el desempleo en los jóvenes recién egresados y combatir el empleo informal, porque ambas variables tienen un efecto negativo sobre la calidad de vida de los ciudadanos.

Pero aunque la batalla contra el desempleo no se gane pronto, asegura Castro, esto no tiene por qué impedir el crecimiento, pues las proyecciones indican que el desempeño de la economía será muy favorable en comparación a los demás países de la región.

En los últimos días, sin embargo, una nueva amenaza se ha asomado. La guerra comercial entre China y EE. UU. ha llevado a una histórica revaluación del dólar y por consiguiente, una devaluación del peso, que podría provocar un crecimiento de la inflación y una muy difícil situación para los productores colombianos.

Migración venezolana

Según el último reporte de Migración Colombia, en el país permanecen 1.408.055 venezolanos y se espera que la cifra aumente, en especial si se recrudece la situación en el vecino país.

Este fenómeno le costaría a Colombia cerca de 0,5 % del Producto Interno Bruto anual en factores como educación, salud, empleo, alimentación. De hecho, Duque aseguró que una de las razones por las que se produjo un aumento del nivel de desempleo está relacionada con esta migración.

Ronal Rodríguez, director del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, señala que esta situación es cada vez más compleja de afrontar, en especial porque se acercan las elecciones locales y pueden surgir tendencias xenófobas, porque hay quienes tienen la percepción de que esta población trae inseguridad, desempleo y enfermedades. Algunos políticos suelen aprovechar para achacarle a los migrantes todos los problemas.

Rodríguez opina que el Presidente debe desligar la crisis migratoria del tema de Venezuela y no condicionar la solución del problema a la salida de Nicolás Maduro del poder. Agrega que debe trabajar por generar pedagogía para que se logre la integración de los migrantes a la economía del país.

Cultivos ilícitos y narcotráfico

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en su informe preliminar manifestó que en 2018 Colombia tuvo una reducción de 2000 hectáreas de cultivos de hoja de coca, al pasar de 171.000 hectáreas en 2017 a 169.000.

Sin embargo, estas cifras, como lo reconoció el Presidente en su momento, apenas muestran un estancamiento de la tendencia de crecimiento en la producción de droga que había en el país. El reto es lograr una disminución significativa del fenómeno.

La consultora en política de drogas, Inés Elvira Mejía Motta, argumenta que la estrategia de lucha contra las drogas del Gobierno denominada ‘Ruta futuro’ no es clara en el sentido en que no se sabe sobre qué base fue hecha, porque no tiene un diagnóstico claro de la situación a nivel general.

“Ellos hablan mucho de esta ruta como una gran guía para la lucha contra las drogas, pero si se pone uno a analizar no se le ve lo innovador, ni de dónde surge o por qué lo que están proponiendo sí va a funcionar”, dice.

La experta indica que la política restrictiva sobre la que al parecer está volviendo el Gobierno puede tener resultados a corto, pero no a mediano o largo plazo. Asegura que en este sentido volver a las fumigaciones con glifosato es echar para atrás porque se originaría un efecto globo, que haría que los cultivos se expandan en zonas más remotas y donde el impacto ambiental podría ser aún mayor.

Mejía Motta manifiesta que la manera en la que el Gobierno puede combatir más efectivamente los cultivos de uso ilícito es llegando a las zonas abandonadas por el Estado desde hace mucho tiempo para que las poblaciones tomen este oficio como última opción.

Protección de líderes sociales

“El más agudo de los retos (que tiene el Gobierno) es la protección a líderes sociales y defensores de derechos humanos, que es un tema que pese a que no fue causado a partir del Gobierno de Duque, se ha profundizado mucho y en la época electoral local puede ser más complicado”, dice el analista de Seguridad Andrés Macías.

En este aspecto, señala Macías, pese a que la solución es difícil, la mejor forma de luchar contra el fenómeno es aplicar adecuadamente los instrumentos que se han venido diseñando como el Plan de Atención Oportuna (PAO), o convocar de manera más frecuente la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad, así como poner en marcha las decisiones que allí se tomen.

Lo que hace más difícil enfrentar esta amenaza es que los enemigos de los líderes sociales son actores muy distintos, que cambian de región a región. Como se ha demostrado en los últimos meses, para protegerlos no basta con que tengan escolta o esquemas de protección, es necesario desarticular los factores de violencia que operan en cada una de las regiones.

Por esta razón, añade Andrés Macías, la protección de líderes sociales está muy ligada con la lucha contra el narcotráfico, el combate del crimen organizado y otros factores de violencia que están presentes en las regiones.

Implementación de la Paz

Pese a todas las críticas que como oposición hizo el Centro Democrático contra el acuerdo de paz, ahora, lograr que sea implementado con éxito es uno de sus principales retos como partido de Gobierno.

Esta implementación está en sí misma llena de muchísimos retos, que van desde frenar el asesinato de excombatientes de la antigua guerrilla, hasta sacar adelante los programas de desarrollo territorial, los proyectos productivos que se han puesto en marcha en las antiguas zonas de conflicto y cumplir con la entrega de tierras que está prevista en el acuerdo, entre otras.

“El problema más grave que tiene Iván Duque es que tiene un doble discurso. Tiene un discurso de paz hacia afuera, un discurso de la paz internacional con el que sigue buscando recursos para el proceso de incorporación de exmilitantes de las Farc, pero que al interior ha puesto todas las piedras en la rueda. Incluso, al ver que no prosperaron las objeciones a la JEP ha buscado quitarle recursos y eso tarde o temprano termina poniéndole palos en la rueda a la paz”, señala Carlos Andrés Arias.

Para Mauricio Jaramillo, el problema es que no hay una paz estructural porque si no hay un proceso con el ELN, esta no puede ser completa y agrega que los retos en materia de seguridad pasan por tener una política de paz coherente.

Grandes desafíos

*Análisis
 

Si a un presidente le va bien, le irá bien a un país, y a Duque , después de este año de Gobierno, le quedan sobre todo cinco retos: crecimiento económico y desempleo, mejorar las relaciones con el Congreso, reducir los cultivos de coca, la imple- mentación del Acuerdo de Paz y tener un discurso unificador que venda. Frente al crecimiento económico, la meta es clara, crecer a más del 3 %, según el mismo Gobierno, y hacer un gran pacto para la generación de empleo que vaya aunado de estas tasas y mejore el día a día de los colombianos. Las relaciones del Congreso se deben manejar diferente, con reglas claras y una capacidad de llevar al Ejecutivo a una coalición con los partidos de gobierno e independientes para guiar su agenda. Los cultivos ilícitos marcaron por primera vez en años una leve disminución, lo cual debe mantenerse con creces. El proceso de paz se mantiene como un punto necesario por continuar y en donde, debido a las muertes de líderes sociales, ha tenido muchos lunares. Finalmente, debe encontrar su propia voz unificadora por fuera del partido que lo vio elegirse.

Santiago Londoño,
politólogo