La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), en cabeza de su director, Carlos Carrillo, advierte que los efectos del fenómeno de La Niña en 2024 podrían ser tan severos como los vividos en 2010 y 2011.
En los próximos meses, se espera que La Niña provoque lluvias intensas en varias regiones de Colombia, lo que ha llevado al gobierno del presidente Gustavo Petro a prever un escenario complicado en términos de desastres naturales.
Preocupante pronóstico del Gobierno Nacional
“Esperamos que no sea así, pero las predicciones indican que puede ser un fenómeno de La Niña tan intenso como el de 2011, lo cual generaría pérdidas para casi medio millón de familias”, añadió el funcionario.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) pronostica que las condiciones de neutralidad del fenómeno de El Niño, predominantes durante el primer semestre de 2024, continuarán durante los meses de junio y julio, antes de la llegada de La Niña. Análisis nacionales e internacionales sugieren un 65% de probabilidad de que la fase fría del fenómeno se configure tanto a nivel oceánico como atmosférico entre julio y septiembre.
Según el Ideam, La Niña se convertirá en el fenómeno climático predominante durante el segundo semestre de este año e incluso los primeros meses de 2025, influyendo de manera significativa en la temporada de ciclones tropicales y en la segunda temporada de lluvias en el país.
El director de la Ungrd, Carlos Carrillo, estima que las pérdidas provocadas por este evento climático podrían ser similares a las sufridas en 2010-2011.
Estragos de la Niña en 2010 y 2011
Un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recopiló los impactos del fenómeno de La Niña en Colombia durante 2010 y 2011, considerándolo el más devastador de los últimos 40 años. Este evento marcó un punto de inflexión en la visión del país sobre la preparación y respuesta ante desastres naturales.
Según cifras de la Presidencia de la República y la Dirección de Gestión del Riesgo de los Ministerios del Interior y de Justicia, la temporada invernal de aquellos años cubrió cerca del 60% del territorio nacional y afectó a más de 2.4 millones de personas.
Se registraron 323 fallecidos, 66 desaparecidos, 7.450 viviendas destruidas, y se vieron afectados 298 acueductos y 16 alcantarillados en 28 departamentos y 710 municipios, incluida Bogotá.
Las intensas precipitaciones también causaron daños en más de 225 instituciones de salud, lo que obstaculizó significativamente la prestación de servicios para los damnificados, especialmente para aquellos que vivían en las riberas de los ríos y en zonas urbanas vulnerables.
Esta situación llevó al Gobierno Nacional a declarar el estado de emergencia económica, social y ecológica, y la situación de desastre en todo el país. La OPS incluso desplegó un equipo de técnicos en salud pública para identificar las necesidades urgentes de esa época.