Los diálogos entre el Gobierno y el Comité Nacional del Paro parecen haber entrado en una sin salida. Tras cuatro reuniones aún no se logra avanzar en una ruta de discusión clara, y, por el contrario, se anuncian más movilizaciones en las calles, que azuzarán los debates alrededor del salario mínimo y la reforma tributaria que avanza en el Congreso de la República.
Y aunque en medio de la puja ambas partes parecieran presentar puntos a favor, sin duda la situación parece estar desgastando a los dos frentes, lo que, en opinión de los expertos, no resulta conveniente para el país.
Por un lado, el presidente de la República, Iván Duque, alcanzó esta semana el 70 % de desfavorabilidad según la última encuesta de lnvamer, pero parece sumar el apoyo de sectores que se están viendo perjudicados con las movilizaciones y especialmente con situaciones como los bloqueos que el pasado miércoles se registraron en las entradas y salidas de Cali.
Por el otro, si bien muchas voces encuentran justificadas varias de las peticiones de los manifestantes, lo que representa un nivel de apoyo al Comité Nacional del Paro, resulta evidente que las marchas están perdiendo la fuerza con la que empezaron el pasado 21 de noviembre, cuando una gran multitud de ciudadanos se volcó a las calles.
Conversación vs dilatación
Precisamente lo ocurrido el 21N llevó al Jefe de Estado a hacer una convocatoria nacional al diálogo con distintos sectores del país.
Sin embargo, el analista político Mauricio Jaramillo considera que esa decisión desembocó en que pasara tiempo valioso antes de establecer una mesa directa de negociación con los organizadores del paro, lo cual permitió que estos pensaran que tenían ‘la sartén por el mango’ y se negaran a hacer parte de la Gran Conversación.
Producto de ello, los líderes de las protestas se levantaron de la mesa y le expusieron al Ejecutivo trece propuestas que, en opiniones de algunos analistas, son demasiado gaseosas.
A su vez, Diego Molano, director del Departamento Administrativo de Presidencia (Dapre) y vocero del Gobierno ante el Comité del Paro y el Dialogo Nacional, señaló que para empezar a llegar a acuerdos, los líderes de las manifestaciones deben definir a profundidad las peticiones que están haciendo.
“Los reclamos de los convocantes de las movilizaciones son pedidos ambiciosos, probablemente justificables, pero ambiciosos. No se le puede pedir al presidente Duque que haga todos los cambios enseguida, porque es imposible, hay temas que dependen del Congreso. Lo que sí se puede criticar es que Duque se demoró muchísimo en llamar a un diálogo con la mesa”, puntualiza Jaramillo.
En un sentido similar, el politólogo de la Universidad Javeriana Cali Santiago Londoño plantea que “el juego del Gobierno es dar tiempo para que las protestas se aplaquen por sí mismas”.
Este domingo está previsto que en varias ciudades se realicen conciertos en apoyo al paro nacional. El más grande tendrá lugar en Bogotá, según lo anunciado por los organizadores.
Y es que varios expertos coinciden en que la estrategia que se ha llevado por parte del Comité del Paro, en el sentido de alargar las protestas para ejercer una mayor presión sobre el Ejecutivo, ha sido errada porque las personas ya se están cansando de la situación de inestabilidad y porque no ven que las marchas tengan resultados concretos.
Además resulta innegable que la mayoría de los colombianos rechaza la violencia que se ha generado alrededor de las protestas y que ya ha llevado a la muerte de un estudiante y a que varios miembros de la Fuerza Pública hayan resultado heridos.
Jorge Iván Cuervo, analista político, argumenta, por su parte, que da la impresión de que el Gobierno Nacional estuviera apostándole al cansancio de los protestantes, haciendo énfasis en que hay personas que se están viendo afectadas por las movilizaciones y los bloqueos y por las pérdidas económicas derivadas de estos hechos.
“El Gobierno, como consecuencia de la negociación, debería estar anunciando medidas concretas, anunciando cambios en el gabinete y replanteando la agenda legislativa, pero vemos que se sigue avanzando en procesos legislativos como la reforma tributaria. Parece que la estrategia del Gobierno es tener una retórica de diálogo sin mucha sustancia”, agrega Cuervo.
Entre tanto, Londoño anota que una ventaja que tiene el Ejecutivo es que tiene mayor unidad que el movimiento ciudadano, “que si bien ha sido masivo y ha logrado ser escuchado, la falta de cohesión y liderazgo único hace que el proceso sea mucho más difícil de mantener” y agrega que eso explica en alguna medida la estrategia del Gobierno de intentar incluir al mayor número de grupos en la discusión, de tal forma que ninguno logre obtener suficiente poder.
¿Nueva alianza?
Pero en medio del complejo momento social que enfrenta el Gobierno, el presidente Duque parece haber logrado el respaldo político del que venía adoleciendo en el Congreso de la República.
Así se evidenció en las votaciones de la reforma tributaria o Ley de Crecimiento, que en su primer debate fue apoyada por Cambio Radical y el liberalismo, partidos ubicados hasta ahora en la orilla de la independencia frente al Ejecutivo.
Los votos de los senadores y representantes a la Cámara de esas colectividades fueron clave para que se aprobara el proyecto, aunque ese respaldo se deberá ratificar esta semana cuando este llegue a las plenarias de esa corporación y del Senado.
Cambio Radical, cuyo jefe natural es el vicepresidente Germán Vargas Lleras, ya le dio el sí a la reforma, mientras que el Partido Liberal tiene unas propuestas que espera sean acogidas por el Gobierno, con las cuales espera que se atiendan parte de los reclamos de los colombianos.
Para los analistas resulta paradójico que precisamente se haya dado el acercamiento con Vargas Lleras, quien interpuso la demanda en contra de la Ley de Financiamiento que luego tumbó la Corte Constitucional.
Sin embargo, fue el propio exvicepresidente quien tomó la decisión de encabezar la comisión de Cambio Radical que se sentó con el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, con el propósito de mejorar el nuevo proyecto de reforma. Además la semana pasada se reunió directamente con el presidente Iván Duque.
De ahí que ha tomado fuerza la posibilidad de que en enero próximo su partido político llegue al gabinete ministerial, aunque algunos expertos consideran que no podría porque el partido ya se declaró en independencia frente al Ejecutivo y el Estatuto de la Oposición prohíbe cambiar de posición. Sin embargo, otros aseguran que la colectividad todavía está en libertad de entrar a hacer parte del Gobierno.
Por los lados del liberalismo, el sector que lidera el senador Mauricio Gómez Amín también ha ratificado su apoyo a la Ley de Crecimiento, pero la bancada de la Cámara firmó una declaración en la que pide, por ejemplo, no afectar con nuevos impuestos las cesantías de los colombianos.
Desde otros sectores también se asegura que el presidente Duque, quien tiene una cercana relación con Simón Gaviria, el hijo del expresidente que actualmente obstenta la dirección de esa colectividad, se estaría encaminando a incluirlo desde enero próximo en su gabinete como nuevo ministro de Hacienda, lo que igualmente oficializaría la llegada de los liberales al Ejecutivo.
Mientras tanto, se espera que de un lado sigan las movilizaciones al menos hasta este martes, mientras que el Gobierno intenta maniobrar frente a la opinión pública con temas como la devolución del IVA y el revolcón al Icetex, en un pulso que muchos ya quieren que termine.
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