“Somos guardacostas de Colombia, paren las máquinas”, gritaron unidades de la Armada Nacional a una pequeña embarcación cargada de aproximadamente dos toneladas de pesca ilegal, tripulada por tres hombres a 180 millas náuticas de Buenaventura.
Los navegantes habían salido hacía tres días, el viernes 6 de septiembre, de Esmeraldas, en Ecuador, con el propósito de llenar el navío de peces cuyo costo les llenara luego los bolsillos.
“Dentro de esta pesca encontramos cinco tiburones, un tiburón silky, tres tiburones martillo y un aleti negro, una cantidad grande de peces en vía de extinción como lo son el pez vela y pez marlin, y diferentes peces como atún y dorado”, enumeró el capitán de fragata Diego Alejandro Gil, comandante del ARC 7 de Agosto.
Fueron 39 los peces encontrados sin vida, muchos de ellos ya decapitados, abiertos y despojados de sus vísceras, que fueron intercambiadas por trozos de hielo para que la frescura de la carne se conservara.
De los ejemplares en vía de extinción había 13 peces vela y cuatro peces marlin. Los atunes contabilizaban once y eran seis los peces dorados.
“Al momento no tenemos el dato exacto (del valor de lo pescado), ya que este personal recién fue capturado y está siendo conducido para ser presentado ante la autoridad competente en el puerto más cercano, que es la ciudad de Buenaventura”, detalló frente a la operación el capitán Gil.
Los ciudadanos ecuatorianos serán llevados hasta el puerto, donde comparecerán ante la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), donde se decidirá el proceso judicial en contra de ellos por este delito ambiental.
La interdicción
A las 5:45 de la tarde del domingo 8 de septiembre, el radar del puente de gobierno del buque ARC 7 de Agosto captó una señal extraña algunas millas al frente del curso.
Mientras los ecuatorianos salían desde Esmeraldas el viernes, el buque de la Armada Nacional partía desde la Base Naval de Bahía Málaga para cumplir con la misión ‘Navegando al Corazón de la Isla Malpelo’, un santuario natural colombiano que rompe las olas del océano Pacífico a unos 500 kilómetros de la costa bonaverense.
Para la tarde del domingo, el ARC 7 de Agosto ya regresaba con la satisfacción de la misión cumplida, cuando el radar notó la presencia de una motonave tipo Flipper y el cuerpo de marinos en guardia envió la alerta al comandante de la tripulación.
De inmediato se dispuso la Unidad de Reacción Rápida (URR), soltando las cuerdas que la atan a la popa del buque y lanzándola al agua para interceptar a los ciudadanos ecuatorianos. Había iniciado la interdicción en la mitad del Pacífico.
La embarcación notó la presencia de la Armada e intentó emprender el escape rápido, pero el arribo del cuerpo de Guardacostas fue fulminante y los llamados de voz suficientes para detener el arranque.
Los navegantes de la motonave cedieron y la URR los escoltó hasta el ARC 7 de Agosto, donde fueron sujetados en el costado de babor y en presencia del capitán de fragata Diego Gil, y de otros oficiales de la Armada, se procedió a desmantelar el cargamento.
Como el agua saliendo a borbotones por una tubería, los peces eran sacados de los compartimentos de la pequeña embarcación uno a uno. “Ese es un tiburón martillo, ahí va un silky, también hay peces vela, que están en vía de extinción”, decía el funcionario de Parques Nacionales de Colombia que acompañó la expedición.
“Estaban pescando en área protegida, estos peces están vedados, no se pueden pescar, son peces en vía de extinción que no se deben comercializar”, comentó el comandante del buque, añadiendo que la interdicción no encontró oposición alguna en los ciudadanos extranjeros; “llegamos, verificamos, estaban pescando en aguas colombianas, fueron conducidos, se verificó la cantidad de especies que tenían y de acuerdo con la reglamentación colombiana, pues están incurriendo en un delito que es la pesca ilegal”, contó.
En una hora, aproximadamente, los tres sujetos subieron por las escaleras de babor del ARC 7 de Agosto y se despojaron de sus impermeables. Unidades de la Armada los requisaron y sentaron en tres sillas que fueron llevadas desde el interior a la popa.
También les chequearon sus estados de salud, ya que llevaban más de 48 horas a la intemperie del océano Pacífico. Molestos, renegando de sus acciones y de la operación en curso, les leyeron sus derechos y el procedimiento de captura.
Ellos tenían varios agravantes: no solo estaban en un área de reserva, sino que se encontraban indocumentados y sin una autorización por alguna autoridad ecuatoriana y mucho menos colombiana para realizar actividades de pesca en ese lugar. Ni hablar de los ejemplares hallados en la embarcación.
“En estos momentos ustedes están siendo capturados de conformidad al artículo 303 del Código de Procedimiento Penal Colombiano por encontrarse realizando actividades de pesca ilegal dentro de la zona económica exclusiva colombiana, tipificado en el artículo 328C”, les explicaron.
Esta norma es la referente a la pesca ilegal y es clara. Sostiene que realizar estas actividades y otras conexas (transportar, comercializar, procesar, almacenar), sin el permiso de una autoridad competente y con especies protegidas incurrirá en prisión de entre 48 y 108 meses (de 4 a 9 años). Además de una multa que puede llegar hasta los 50.000 salarios mínimos mensuales.
“La Armada Nacional, en el marco de su misión constitucional, salvaguarda los intereses marítimos colombianos, la protección del medio ambiente marino. Es muy importante seguir cuidando, seguir operando con guardacostas, buques de la Armada Nacional con el propósito de proteger estas especies. Es importante y sobre todo teniendo en cuenta la COP16 que viene para Colombia el próximo mes. Seguimos trabajando y protegiendo el azul de la bandera”, complementó el capitán Diego Gil.
Aunque el buque ARC 7 de Agosto cumplía con la ruta Isla de Malpelo – Base Naval de Bahía Málaga en el momento de la interdicción, este operativo obligó a suspender momentáneamente el curso.
Los tres extranjeros aprehendidos fueron llevados hasta la zona del hangar en el buque. Uno de ellos lucía en el espaldar de su camiseta la inscripción -papá, el primer héroe de un hijo, el primer amor de una hija-.
Cualquier postura inquebrantable de los uniformados de la Armada o de los invitados de la prensa podía quebrarse un poco al leer esa bella frase y pensar en el pesar de una familia al recibir la noticia de la captura y sus muy seguras consecuencias.
Eso vendrá en las próximas horas. Los ecuatorianos pasaron la noche del domingo en el hangar del ARC 7 de Agosto, vigilados por marinos en guardia durante todo el recorrido. En las primeras horas de este lunes, la gran embarcación llegó hasta la bahía de la Base Naval, y de allí fueron transportados para el puerto de Buenaventura para que la Policía Judicial y la Aunap continúen con el procedimiento.