Avianca cumplió con el plazo que se le había dado y en la mañana de este sábado anunció que desistió de la integración con Viva Air, al considerar que los condicionamientos que había impuesto la Aeronáutica Civil no solo no hacían inviable la operación de la aerolínea low cost, sino que también pondría en riesgo su estabilidad financiera.
La decisión de la compañía le abre el camino a uno de los escenarios que veían los expertos del sector. Según dijeron analistas al diario La República, con esta decisión, Viva no podrá cumplir con el proceso de recuperación empresarial que establecía un cronograma de pago a los acreedores y a las personas afectadas por el cese de operaciones.
Juan Felipe Reyes, abogado aeronáutico de Parra Rodríguez Abogados, recalcó, previo a conocer la decisión de la aerolínea, que “Viva Air no sobrevive, o resucita más bien, si Avianca no acepta la integración”.
Reyes resaltó que no se podrá contar en el mercado, posiblemente, con la aerolínea de bajo costo, debido a que si se rechaza la integración, esta quedaría sola sin financiación, por lo que no se podrá pagar a los acreedores ni realizar el plan de recuperación por falta de dinero.
Los expertos consultados recalcaron que si otra aerolínea no llega a rescatar a Viva, esta saldría del mercado y podría ser liquidada.
Andrés Palacios Lleras, profesor de la Universidad del Rosario, había anticipado que, en caso de no darse la integración, las personas afectadas podrían abrir “procesos administrativos antes las Superintendencias, especialmente la de Transporte y la de Sociedades”.
Además, enfatizó en que los jueces podrán fallar a favor de los usuarios en los procesos judiciales de naturaleza civil. Sin embargo, las agencias no “podrían demandar amparándose en el estatuto del consumidor”.
La decisión no solo es un golpe obvio para Viva, sino también para el sector turismo. El mercado se mantiene en crisis por los miles de pasajeros que quedaron desatendidos con la suspensión de las operaciones de la compañía, a la que también se sumó Ultra.
Se estima que si estas compañías no vuelven a operar, faltarían 234.741 sillas para suplir la demanda de pasajeros en cuatro ciudades: Medellín, Cali, Santa Marta y San Andrés, siendo esta última la más afectada.
Según un análisis realizado por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) a través de la Resolución 20743, el cese de operaciones de las empresas redujo 24,44 % la oferta de sillas y 18,79 % las frecuencias disponibles.
“Inclusive si las aerolíneas restantes en el mercado volaran con una ocupación de 100 %, en promedio, existiría una escasez de 115.000 sillas en todo el país”, detalló la SIC tras analizar datos entregados por la Aeronáutica Civil.
Las condiciones de la Aerocivil
La crisis financiera que sufre Viva tiene su origen en la pandemia de covid-19, donde el cierre de vuelos y caída absoluta del turismo impactó los estados financieros de todo el sector y forzó a las empresas a endeudarse. Ejemplo de ello fueron Avianca y Latam, que entraron en procesos de reestructuración de deuda bajo el Capítulo 11.
Para 2021, los ingresos habían logrado repuntar 148 % a $ 1,02 billones, y pese a que se habían mejorado las utilidades de un año de pérdidas de -$ 398.844 millones, estas solo lograron subir en 2021 a $ 6.403 millones. En el caso de los pasivos estos siguieron creciendo y pasaron de $ 2,02 billones a $ 3,4 billones al cierre del año.
Los aumentos del precio de los combustibles significaron uno de los golpes más fuertes, puesto que este gasto representa entre 30 % y 40 % de la estructura de costos de las aerolíneas, según la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional.