La noche del viernes no fue una noche cualquiera en Bogotá. Era fácil encontrar por las calles, en los automóviles y el servicio de transporte, personas disfrazadas de todo tipo de personajes camino a distintas fiestas de Halloween, pero también una legión de 32 mil almas con un mismo destino: el estadio Nemesio Camacho El Campín.
Personas de varias generaciones con un mismo propósito, encontrarse frente a frente con el exBeatle, una de las más grandes leyendas de la historia del rock, con cerca de 65 años de historia musical, con una innumerable cantidad de canciones que no sólo fueron éxitos, son clásicos indiscutibles de un género musical que se niega a morir: el rock.
Sr. Paul McCartney, un hombre de 82 años de edad que incluyó a Colombia en una de sus más ambiciosas giras de conciertos por el mundo, que no teme llegar con un par de días de anticipación a una ciudad a 2.600 metros más cerca de las estrellas y realizar un concierto que supera las dos horas y media de duración, para entregarle al público uno de los legados musicales más sólidos y robustos en la historia de la música.
Fue su segunda presentación en Colombia, la primera se vivió hace doce años, y al finalizar prometió volver, Dios salve a Paul y le de más años de vida y más ganas de seguir subiendo a un escenario para el deleite de aquellos que por décadas se han deleitado con su música, desde sus tiempos liderando a The Beatles, así como sus demás proyectos musicales y nutrida carrera como solista.
Pero también para que le enseñe a las nuevas generaciones, aquellos que en las plataformas musicales o quizás entre los viejos discos de sus abuelos y padres, se empiezan a encontrar con su legado, e inevitablemente quedan enganchados con alguna etapa de su carrera musical, o quizás, con toda.
Esa clase magistral fue la que se vivió en la noche del viernes en el estadio El Campin. Desde que empezó a llegar la noche, las distintas localidades del estadio, que pronto entrará en trabajos de remodelación, se empezaron a llenar con fanáticos de todas las edades. Muchos de ellos sucumbieron por la emoción, al nutrido comercio informal que se toma los alrededores del estadio cada vez que se realiza un concierto.
Una camiseta, un poncho, una cinta, un pequeño pin o botón, así como una cachucha o una boleta conmemorativa, fueron algunos de los artículos más vendidos en este comercio, que en su mayoría hacían mayor alusión a la etapa de Paul McCartney con el cuarteto de Liverpool: The Beatles.
Pese a las intensas lluvias que han azotado a la capital del país, en la noche del viernes, al menos en la zona occidental en la que se ubica el estadio El Campín, algunas nubes adornaban la noche, pero sin amenaza alguna de lluvia, aunque algunas protestas que se tomaron algunas de las principales vías de la ciudad, hicieron que la llegada de los asistentes fuera mucho más lenta.
9:30 p.m. fue el momento en que casi se paraliza el corazón de muchos cuando Paul McCartney se subió al escenario para iniciar la ceremonia, el viaje por el tiempo de más de seis décadas y media de música, pero a la ver, demostrando que la buena música, la sólida, contundente, la bien hecha, suena genial y única en los años sesenta, así como en el año 2024.
‘A hard day´s nigth’ que cumplió 60 años desde su publicación, fue la canción escogida por Paul McCartney para iniciar el show, lo que de inmediato encendió a cada uno de los 32 mil asistentes, para luego saludar al públicos con un ‘Buenas noches Rolos. Estoy muy feliz de estar aquí, de nuevo’.
Un concierto que llegó hasta la medianoche, con más de 35 canciones, entre las que no faltaron ‘Drive my car’, ‘Lady Madonna’, ‘Ob-la-di, ob-la-da’, ‘Get black’, con ‘Live and let die’ con una explosión de juegos pirotécnicos, además de los infaltables ‘Let it be’ y ‘Hey jude’, entre otros.
Con un ‘¡Qué chimba!’ y la promesa de volver pronto, Paul McCartney se despidió del público colombiano junto a sus siete extraordinarios músicos, en un show que quedará para la historia.