Con la llegada de la Semana Santa regresan también mitos y prácticas que han acompañado a los católicos desde tiempos remotos.
Por ejemplo – es uno de los más practicados aún – se dice que en Semana Santa no se deben comer carnes rojas, en especial el Viernes Santo.
Para justificarlo hay varias teorías. Para los primeros cristianos, la carne roja representa un pecado como la lujuria, por lo que recomendaban que, en los días santos, se excluyera de la dieta.
En la Biblia, además, hay versículos que mencionan la carne como el cuerpo de Cristo durante la crucifixión. Por eso, también, se empezó a recomendar no comer carnes rojas el Viernes Santo, que en la Semana Santa representa el día cuando sucede el viacrucis y la crucifixión de Jesucristo.
La indicación de no comer carnes rojas tiene también relación con el ayuno, que en la fe cristiana simboliza una manera de purificación. En realidad, lo que recomienda la iglesia para este día es eso, ayunar, aunque no es una obligación, por supuesto.
Eso explica por qué en la mesa de los colombianos predomina el pescado en el almuerzo del Viernes Santo, lo que igualmente tiene un lazo con la Biblia, en especial con el milagro de la multiplicación de los peces.
Los abuelos, de otro lado, aseguraban que el Viernes Santo era mejor no bañarse, y en cambio sí hacerlo el Sábado Santo, cuando se espera la resurrección de Jesucristo tras su muerte en la cruz.
Aquella creencia, que en este siglo casi nadie practica, es tan antigua como la Edad Media. Pero detrás había una justificación. Los católicos de antaño pensaban que el Viernes Santo el agua es impura, debido a que ese día murió Jesús en la Cruz y por lo tanto no estaba él para bendecirla. Por eso era mejor esperar hasta su resurrección para bañarse.
También se menciona que en los días santos no se deben tener relaciones sexuales. “Se queda pegado”, advertían en las casas, y eso hace que los moteles permanezcan desocupados en Semana Santa.
¿Pero es cierto que la Biblia o la Iglesia prohíben tener relaciones sexuales en los días santos? No, no hay una mención en la Biblia al respecto. Tampoco es una sugerencia de la iglesia. Al parecer, el origen del mito es una creencia popular. El sexo se ha considerado como algo sucio, un tabú, y por ello algunos concluyeron que era indicado la abstinencia en Semana Santa y regaron la bola. Como hoy, las Fake News se popularizaban entonces con facilidad.
Otro mito curioso es que en los días santos no se debe hacer oficio. Ni lavar la ropa, ni barrer o trapear. Tampoco clavar puntillas. Las abuelas decían que era mala suerte porque, clavar puntillas el Viernes Santo, era como recordarle el sufrimiento a Jesús, y barrer la casa, “es como barrer el rostro de Dios”. Aquello, sin embargo, tampoco tiene un sustento bíblico o religioso, pero la leyenda se fue extendiendo.
Tanto el Jueves Santo como el Viernes Santo también se dice que no se puede ni trabajar, ni irse de fiesta. Son días para estar concentrados en las actividades religiosas y espirituales. Las abuelas decían que al que se iba de rumba, algo le pasaba, y el mito se reforzó con lo que sucedió en Juanchito.
A finales de los años 80, dice la leyenda, un hombre muy apuesto llegó a una discoteca y ejerció una atracción tan fuerte en las mujeres, que todas querían bailar con él. Cuando eligió a su dama, le dijo al oído que no le mirara los pies. Pero ella lo hizo y vio los cascos de un toro, supuestamente, por lo que quedó aterrada. En la discoteca, agrega el mito, olía a azufre. Desde entonces no son pocos los que prefieren no rumbear en días santos.
La Iglesia Católica en todo caso dice que lo importante de la Semana Santa en realidad “es celebrar y revivir la entrega a la muerte por amor de Jesús hacia nosotros y el poder de su Resurrección”. También ser buenas personas, no solo en estos días, sino durante todo el año.
“La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido solo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae. Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar”, recomienda la Arquidiócesis de Cali.