Colprensa

Aunque la realidad política que viven se ha querido tapar con unas verdades que son más mentiras como por ejemplo que los resultados electorales de octubre fueron buenos y que están siendo perseguidos por la justicia, no hay duda de que 2023 no fue el mejor año que haya tenido en su corta vida el Pacto Histórico.

Pero para entender qué es lo que está pasando con el Pacto Histórico es necesario arrancar por el comienzo. Aunque se piensa y se asegura que el Pacto es un partido como lo son el Liberal, Conservador o incluso la Alianza Verde, lo cierto es que una gran coalición de medianos y pequeños partidos, pero en particular pequeños movimientos políticos más de izquierda que de centro, los cuales se unieron en 2021 para construir un proyecto político que les permitiera ser fuertes en el Congreso de la República y en particular ganar la Presidencia de la República en 2022 y así desplazar a la tradicional derecha que venía gobernando.

Los congresistas del Pacto Histórico que perdió el presidente Gustavo Petro. | Foto: SEMANA

Todos los objetivos se cumplieron. Lo primero que se hizo fue darle mayor proyección a Decentes, la bancada que logró llevar al Senado en 2018 al hoy presidente Gustavo Petro, bajo un paraguas de una coalición liderada en especial por la Colombia Humana y Alianza Social Indígena. De ese momento se recuerda mucho a Jonathan Tamayo, conocido como Manguito, quien fue expulsado de la ASI, porque se fue con el uribismo siendo que había sido elegido con votos petristas.

En la actualidad el Pacto lo conforman los partidos Alianza Democrática Amplia, ADA; Partido Autoridades Indígenas de Colombia, AICO; Partido Colombia Humana, Partido Fuerza Ciudadana; Fuerza de la Paz; Movimiento Alternativo Indígena y Social, MAIS; Partido Comunes; Partido Comunista Colombiano, PCC; Partido del Trabajo de Colombia, PTC; Partido Esperanza Democrática.

Igualmente están el Polo Democrático Alternativo, PDA; Independientes; Partido Unión Patriótica; Partido Todos Somos Colombia, TSC; Movimiento Colectividad Paz con Democracia, CPD; Congreso de los Pueblos; Movimiento Coordinadora Socialista; Movimiento Comunal, MC, Movimiento de Integración Democrática, MID; Marcha Patriótica; Movimiento por el Agua y la Vida, MAV; Movimiento por la Constituyente Popular; Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo; Poder Ciudadano; Movimiento Proceso de Unidad Popular; Soy Porque Somos y Movimiento Verdes por el Cambio.

Es decir una amplia coalición de 27 partidos y movimientos que se unieron en un momento muy concreto con un fin concreto, ganar las elecciones del Congreso y las presidenciales, pero que con el paso de los meses se ha ido desdibujando pues las pretensiones particulares se fueron imponiendo sobre las nuevas apuestas para que siguieran siendo la fuerza política nueva y triunfante.

¿Y por qué el Pacto Histórico llegó a tener tantos partidos y movimientos unidos? Eso fue gracias a la última reforma política de 2017 en la que se permitió la coalición para las elecciones de estos grupos siempre y cuando entre todos no superaran el 15% de la votación.

Esa fórmula la estrenó en cierta manera el propio Petro en 2018 con Decentes en una lista en que llegaron al Senado y la Cámara congresista que le han sido muy claves como Gustavo Bolívar (ya retirado), Aida Avella, David Racero y María José Pizarro.

Pero las alegrías electorales no le duraron mucho al Pacto Histórico. Una de las primeras fracturas se dio en julio de 2022 se tenía que definir quién sería el senador que impondría la banda presidencial a Gustavo Petro y además lideraría las grandes reformas en su trámite en el Congreso.

Con el disgusto de líderes como Gustavo Bolívar, María José Pizarro, Iván Cepeda, pero impuesto por el propio Petro, fue escogido el veterano senador Roy Barreras, a quien siempre se le cuestionó su llegada a esa coalición de izquierda, cuando siempre había militado en la derecha. Barreras, quien es hoy embajador de Colombia en Inglaterra, parece estar cada vez más lejos de permanecer en el Pacto Histórico con su partido la Fuerza de la Paz.

El representante a la Cámara David Racero y el exsenador Gustavo Bolívar están llamando a la unión y a la reorganización del Pacto Histórico. El presidente Gustavo Petro está presionando para que su coalición se convierta en un partido único para las elecciones de 2026.

Al capítulo Barreras, en el Pacto se empezaron a sumar más situaciones. Una de ellas, muy importante, es que no lograron tener una gran reunión nacional en la cual se concretara la integración de esta coalición en un solo partido, que a la luz de la votación del Senado de 2022 tendría más de tres millones de votos.

Aunque hubo muchas voces de llamado a la unidad, una de ellas de la senadora María José Pizarro, la integración no logró esto porque la gran mayoría de esos partidos tienen personería jurídica, algunos de ellos lograda este año como pasó como Independientes del exalcalde Medellín Daniel Quintero y Fuerza Ciudadana, del exgobernador del Magdalena, Carlos Caicedo.

El hecho de tener personería jurídica le permite a esos partidos poder tener el llamado ‘bolígrafo’ para dar avales, pero también para tener derechos electorales como por ejemplo aportes económicos que reciben directamente del Estado. Es decir, dos motivos de mucho peso para desmontar un partido para entrar a uno en donde hay muchos pesos pesados, es decir que pasarían ser cabeza de león a cola de ratón.

Y esto se evidenció ya en las pasadas elecciones regionales de octubre. La otrora unidad del Pacto Histórico no se dio por divisiones internas y por pretensiones particulares, lo cual les llevó a perder apuestas electorales claves como las alcaldías de Bogotá, Cartagena y Barranquilla, así como gobernaciones como Atlántico, Cundinamarca y Boyacá, por sólo mencionar algunas.

Aunque la “pela” al Pacto Histórico, como la denominó el exvicepresidente de la República Germán Vargas, fue grande, desde esa coalición se asegura que los resultados fueron buenos frente a hace cuatro años cuando no existían, tan sólo hubo algunas listas a concejos y asambleas, entre ellas en Bogotá en donde ganaron cinco curules o en Atlántico, con Nicolás Petro, quien fue candidato a la Gobernación y tras perder aceptó ser diputado.

Líos con la justicia

Junto a los egos y pretensiones políticas de sus principales líderes, el Pacto Histórico ha tenido que enfrentar una serie de demandas ante el Consejo de Estado contra las curules de varias de las principales figuras en el Congreso de la República, en particular por doble militancia.

El primer campanazo llegó hace precisamente un año cuando el Consejo de Estado, la máxima autoridad para dirimir esas demandas, suspendió al senador boyacense César Pachón por doble militancia. El caso de Pachón fue porque él, durante la campaña para la consulta interna presidencial, apoyó a Gustavo Petro, cuando debió apoyar Arelis Uriana, quien era la candidata del partido Mais, por el cual él fue inscrito en la lista del Pacto Histórico con el cual llegó al Senado.

Un proceso por una situación similar es el que enfrenta el senador valluno Wilson Arias, quien fue inscrito por el Polo Democrático. Incluso venía siendo senador de ese partido, pero decidió apoyar a Petro en esa consulta interpartidista y no a Francia Márquez, quien fue la postulada del Polo Democrático ante la imposibilidad que tuvo la hoy vicepresidente de inscribirse por firmas con su movimiento Soy Porque Somos.

Wilson Arias Castillo senador por el Pacto Histórico Congresista 2022 / 2026 Bogota julio 18 del 2022 Foto Guillermo Torres Reina / Semana | Foto: GUILLERMO TORRES REINA

También el Consejo de Estado tiene por definir la suerte de la senadora María José Pizarro, a quien la tienen demandada porque su hermana María del Mar Pizarro es representante a la Cámara por el Pacto Histórico, y la norma electoral es clara en señalar que al ser hermanas de sangre no pueden militar en el mismo partido.

En ese sentido se recuerda el caso de los hermanos Galán cuando fueron senadores entre 2014 y 2018. Mientras Juan Manuel Galán era senador por el Partido Liberal, el hoy electo alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán lo estuvo por el partido Cambio Radical, situación que fue demandada, pero que no prosperó ya que estaban en partidos contrarios.

La coalición del Pacto Histórico había tenido en mayo pasado su golpe más fuerte en este sentido, cuando nada menos cayó el entonces presidente del Senado de la República, Roy Barreras, a quien el Consejo de Estado le anuló su elección de senador por doble militancia. Su caso se debió a que Barreras hizo parte del Partido de la U hasta 2021 del cual fue expulsado y luego se inscribió en la lista del Pacto Histórico, lo cual le configuraba una doble militancia, pese a que había sido expulsado.

Pero sin duda el golpe más fuerte a la estructura del Pacto Histórico se dio el miércoles cuando el Consejo de Estado anuló la elección de otro de los pesos pesados de la izquierda, Alexander López, a quien también le identificaron una doble militancia.

Tras la anulación de su curul por parte del Consejo de Estado, el hoy expresidente del Senado aseguró que su fallo y los anteriores hacen parte de una estrategia para acabar con el Pacto Histórico, ante lo fuertes que resultaron en las elecciones del 2022, cuando demostraron que eran la fuerza política que empezó a desplazar a los tradicionales partidos de derecha. López aseguró que dará su lucha para mantenerse en el Senado y llamó a los electores a luchen por esa curul que denominó ser del pueblo.

De concretarse la salida de López, como es casi un hecho, el nuevo senador sería Ferney Silva, quien recientemente viene de ser el candidato del Pacto Histórico a la Gobernación del Cauca y sería la cuota del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco.

El Pacto Histórico va cerrando un año muy duro para su corta existencia, 2023, cuando vieron caer a varias de sus alfiles en el Senado, pero además fue cuando electoralmente no pudieron mantenerse.

Y para completar el mal momento del Pacto Histórico, la Corte Suprema de Justicia llamó esta semana a indagatoria y abrió investigación a la senadora Piedad Córdoba como presunta responsable de los delitos de peculado por apropiación y enriquecimiento ilícito, dentro del proceso conocido como la ‘Farcpolítica’, en el que se busca determinar si la congresista tuvo conexiones ilegales con las extintas Farc.