En Argentina, un fotógrafo de moda y un director de cine, viven de enseñar a otros hombres cómo conquistar mujeres. Vendrán a Colombia para dictar un curso. Charla con un tipo que cree en el coqueteo como una religión.
No diga piropos. No mande flores. Tampoco bombones. Eso no funciona. El tipo al otro lado del teléfono está convencido. Todo aquello que ha permanecido escrito en los códigos del romanticismo moderno, como corazón tallado en un árbol, él lo rompe de un hachazo. Mike Tabaschek, fundador de Levantart, una escuela de seducción con sede en Buenos Aires, Argentina, habla con la devoción de un sacerdote que repite su credo: creo en Dios padre todopoderoso/creador del cielo y la tierra/creo en Jesucristo su único hijo/concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. No diga piropos. No mande flores. Tampoco bombones. El acento de Tabaschek es el de un típico porteño que arrastra las consonantes que salen de apretar la lengua contra el paladar superior: lluvia, llanto, llama, llaga. En los últimos cinco años Tabashek se ha dedicado a curar las heridas, apagar los incendios, secar las lágrimas, devolver el sol a 1.500 alumnos que después de pasar por su academia hoy son hombres felices. Eso dice él.La universidad del flirteo que en el 2007 montó con su amigo de juventud, Martín Rieznik, es una iglesia con tantos creyentes como para tener sede en Uruguay y ofrecer cursos y seminarios en Chile y Colombia. El 18 y 19 de octubre, los profesionales del coqueteo estarán en Bogotá para dirigir un taller intensivo. Tabaschek cuenta que hace poco hicieron un estudio según el cual el 90% de sus alumnos recomendaría tomar el curso; ninguno de sus egresados, o casi ninguno según los números, habría vuelto a fracasar. Faltando casi tres semanas para que dicten su seminario en el país, 14 de los 20 cupos previstos por Levantart para ser ofrecidos en Colombia ya fueron vendidos. Aquí y allá, la conquista es un misterio religioso con fieles ansiosos por la revelación de una supuesta verdad. ¿Es acaso posible?Tabaschek cree que sí. El tipo dice que luego de conocer las técnicas de seducción que ellos enseñan, la vida de cualquier hombre entre los 18 y 55 años puede transformarse: La experiencia es genial. La desinformación, la falta de recursos, la improvisación quedan atrás. Y estamos hablando de hombres hipersociales. Nosotros hemos tenido desde un director de hospital hasta un diputado nacional de la Argentina; desde abogados y médicos, hasta diseñadores y artistas de todo tipo, personas hipercapacitadas en todo lo que hacen, solo que a la hora de seducir no sabían qué hacer. Pero ahora pueden ser más felices teniendo más oportunidades.Tan celoso como un cura con sus secretos de confesión, este enmendador de frustraciones masculinas asegura que no puede dar nombres ni teléfonos ni correos electrónicos de los feligreces de su iglesia. La única pista es que entre ellos ha habido gente que no esperaba: Jamás pensé que le iba a dar lecciones a gente muy, muy linda o con mucho, mucho dinero. Multimillonarios con toda la pinta, muy lindos en todo sentido, que cuando los veía entrar decía ¿este tipo qué hace acá? A estas personas, lo que les pasaba, es que todo el tiempo tenían propuestas pero no se sentían seductores. Y a los hombres nos gusta sentirnos cazadores. En el caso de estos hombres que te hablo, vinieron y ya se casaron. Y se casaron con las personas que querían casarse.Rieznik, el socio de Mike, es director de cine graduado de la Fundación Universidad del Cine (FUC). Según www.levantart.com.ar, durante quince años se dedicó a la investigación de dinámicas sociales, principalmente aquellas que rigen las conductas de seducción entre hombres y mujeres. Estudió los principales trabajos científicos y de investigación relacionados con el área y realizó un extenso trabajo de campo sobre el tema. Rieznik, además, es mago.Tabaschek es fotógrafo de moda y tendencias. Estudió en Valencia, España. Vivió en Berlín y allí, de acuerdo con su página web, se sumergió en el estudio de las vanguardias en dinámicas sociales y relaciones interpersonales. Tiene 32 años y su voz es tan delicadamente contundente como la de un sacerdote que desde el púlpito predica el evangelio. Al oirlo hablar, uno sabe que Tabashek es uno de esos tipos capaces de vender una bolsa de maní salado en el desierto. O un escapulario en una reunión de ateos. Creo en el perdón de los pecados/la resurreción de la carne/la vida eterna. No diga piropos. No mande flores. Tampoco bombones.***Lo que hace Levantart no es en realidad nada nuevo. En 'El juego de la seducción' un libro escrito por Tabaschek y Rieznik que aseguran se ha convertido en best seller en su país y en bajalibros.com, ellos mismos dan cuenta de los antecedentes sobre los que se basaron. En la pagina 13, por ejemplo, citan a Eric Weber, autor de 'Cómo ligar chicas', un tratado sobre el cortejo escrito en 1970. Hablan de los estudios de la socióloga norteamericana Leil Loewndes, que con el subsidio del gobierno de su país se dedicó en los años 80 a analizar la seducción. Citan 'Sex Signals, the biology of love', tesis de doctorado del biólogo Timothy Perper que en 1985, tras 900 horas de estudios de campo, se convirtió en una biblia entre los interesados en el tema. Y reseñan a Helen Fisher, una antropóloga canadiense que lleva treinta años investigando la atracción interpersonal como un asunto científico tan serio, que sus conclusiones la han posicionado como experta mundial en la biología del amor.Cuando conocimos esto, nos cambió la vida. Sentimos que empezamos a tener una ventaja que nuestros amigos no tenían. Esa ventaja, más que empujarnos al egoísmo, nos llevo a compartirla. Así fue como un día le pasamos todas las técnicas y estrategias, primero a nuestros amigos, y luego un día decidimos dar un seminario gratuito para quienes quisieran y luego nos dimos cuenta de que teníamos que compartir a nivel Argentina y después por toda América.Al contar sobre el comienzo de todo, Tabaschek evoca días menos sonrientes que los que él y su amigo ahora afirman tener: Nos movíamos como todos los hombres: a ciegas. Nuestros padres nunca nos enseñaron nada. Cada vez que teníamos que empezar una interacción con una mujer, era empezar sin saber si íbamos a tener éxito o no. Y así fue como nos chocamos la cabeza contra la pared miles de veces hasta que tuvimos este conocimiento que nos pudo dar comprensión sobre la seducción, sobre lo que un hombre tenía que hacer desde que dice hola hasta que termina en la cama de una mujer. Los profesores de la seducción, antes, fueron despechados profesionales.Cursar los tres niveles de Levantart puede tardar entre dos y tres meses. Cada nivel tiene un costo promedio de quinientos dólares. En Colombia, el seminario será equivalente al nivel uno y quienes quieran hacerlo tendrán que pagar casi seiscientos mil pesos. El curso tiene dos componentes: clases teóricas y salidas nocturnas con los 'master coachs' que, siguiendo de cerca el comportamiento de sus alumnos, guiarán y supervisarán el proceso. Algunos logran conseguir un teléfono, una cita o un beso en la segunda clase. Y más allá de eso, empiezan a sentir un poder personal que desconocían, cuenta Tabaschek. Para ejemplificar lo que hacen, el hombre utiliza la analogía de una clase de paracaidismo; dice que puede que haya alguien que le tenga pánico a lanzarse, pero si un instructor experto empieza a saltar con esa persona, mostrarle cómo aterrizar, trucos para no lastimarse, seguro llegará el momento en que el miedoso se transforme en valiente. Según él, en el primer nivel un hombre encontrará todo lo que necesita saber para el resto de su vida.Tabaschek lo dice así, como si aquello en realidad fuera la revelación de una verdad, la llave que abre las puertas del cielo para los condenados, un paracaídas que evitará fracturas de corazón: Lo que necesita saber para el resto de su vida. Convertirse en un seductor certificado, sin embargo, no garantiza el amor. Sin perder la prudencia sacerdotal de su voz, el tipo del otro lado del teléfono explica que aunque las técnicas de seducción que ellos enseñan dan chances de llegar a cualquier tipo de mujer, su dominio no asegura el éxito amoroso: Nosotros no enseñamos esa parte. Llegamos hasta cómo hacer que una señorita acabe en la cama de uno.Tras cinco años de puesta en marcha la academia, 1.500 estudiantes, más de quince años de estudio sobre las relaciones entre hombres y mujeres, la vida de los gurús supondría un paraíso sin lugar para los pasos en falso. ¿Cómo es la vida de ustedes?, le pregunto a Tabascheck antes de colgar. Estamos emparejados. Y sí, fue después de conocer todo esto, claro. El conquistador habría podido decir estamos felices, enamorados, casados, plenos, tranquilos. Pero no. Para definir su estado y el de su amigo, se limitó a responder de esa manera: estamos emparejados.Ya sin escuchar al evangelizador, pienso en mi propio evangelio: aunque de nada sirva para los profesionales, yo seguiré mandando bombones y regalando flores. Una vez, a la chica que todavía amo, todo eso le gustó. Amén.