Uno de los últimos rinocerontes blancos que quedaba en el planeta falleció en la noche del viernes en Puerto Triunfo, subregión del Magdalena Medio antioqueño.
Se llamaba Vera y vivió sus últimos diez años en el parque temático Hacienda Nápoles. Según informó el parque temático, el animal murió tranquilo, sin dolor, asistido por científicos y técnicos del lugar, agobiada por el peso de los años y por quebrantos de salud que no pudieron ser superados.
Vera presentó síntomas de osteoartritis degenerativa y enfermedad articular con varios miembros posteriores asociados a su avanzada edad. Como consecuencia de esto, al final de la tarde del viernes cayó postrada y todos los esfuerzos fueron infructuosos.
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En 2008, y en medio del aplauso de defensores de anímales, Vera salió del Zoológico Santa Fe hacia la Hacienda Nápoles.
“Los activistas hemos luchado mucho por la libertad de los animales y hoy vemos por fin que ya es un logro”, dijo en su momento uno de ellos mientras presenciaba la partida de Vera.
Allí el animal tuvo un espacio de 20.000 metros cuadrados (20 veces más grande que el que tenía en el zoológico) donde se ha movido con total libertad en medio de la naturaleza, lo cual implicó un gran cambio de vida para ella.